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De Gea y la eficacia

Manchester United derrotó a Liverpool 3-0 en el tradicional Derby del fútbol inglés que formó parte de la fecha 16 de la Premier League. La efectividad del ganador, el flojo presente de la visita y una actuación formidable de David De Gea en los momentos clave del partido fueron las razones del resonante resultado.


Este tipo de duelos tienen características similares en todas las latitudes: dientes apretados, aprovechamientos de las situaciones, factores anímicos y la suerte influyen directamente en el resultado en encuentros que suelen ser parejos, luchados y que tienen gran parte de su destino encaminado en pequeños o grandes detalles que entrega el desarrollo del juego. Aquel que logra volcar esos detalles a su favor y es determinante para el marcador en ambas áreas acrecienta enormemente las chances de llevarse estos partidos que no se juegan bien o mal, se ganan sin otros miramientos.

Manchester United cumplió con todos estos detalles y le marcó un tilde a cada uno de aquellos factores decisivos que permiten ganar un partido de esta  magnitud y terminó ganando con autoridad dentro de un desarrollo que no deja clara una diferencia de tres goles entre ambos, pero que hace posible explicar los motivos de la categórica victoria de los de Louis Van Gaal en la tarde lluviosa de Old Trafford.

El que pega primero pega dos veces

Liverpool tomó la iniciativa en el amanecer del partido y no solo no sufrió sobresaltos sino que mantuvo el juego en campo local durante la primera decena de minutos de la parte inicial. Inclusive obligó a David De Gea a realizar la primera de sus notables intervenciones en un mano a mano con Raheem Sterling en el minuto 11 de juego y daba señales de una superioridad que prometía extenderse en el tiempo.

Pero a la salida de la atajada salvadora de De Gea, Antonio Valencia le sirvió en bandeja el gol a Wayne Rooney quien había aprovechado una desatención defensiva de Philippe Coutinho para llegar en soledad al área visitante. Rooney no dejó dudas y pegó el primer golpe certero que terminó con el ímpetu inicial de un Liverpool que comenzó a darle otra vuelta de tuerca a su momento fantasmal y determinó en gran parte el futuro de un partido que sin la diferencia conseguida por el United en el primer golpe asestado, podría haber tenido un desarrollo mucho más cercano al del dominio inicial de Liverpool.

Actitudes diferentes

Manchester United le puso el sello de una verdadera final a cada pelota en disputa a lo largo del partido. Como había ocurrido en St. Mary´s la semana anterior, el equipo de Van Gaal derrochó sacrificio en todas sus líneas ante un rival que, probablemente cabizbajo por su presente, fue obediente al ritmo y a la tensión que el local le imprimió al juego.

La muestra más notable de la diferencia de actitud de ambos equipos puede palparse en el espíritu de lucha y el sacrificio de los cuatro jugadores más ofensivos de United, en contraste con el poco compromiso defensivo de Sterling, Coutinho y Adam Lallana. Sólo Mario Balotelli arrojó en el campo una cuota aceptable de esfuerzo a la hora de defender por el lado visitante.

Un Liverpool en problemas

El momento de actual del equipo de Merseyside es preocupante desde lo futbolístico y pobrísimo desde los resultados. Su eliminación de Champions League en Primera Ronda no contrasta con su naufragio en una Premier League que lo encuentra en la mitad de tabla a 18 puntos del líder y a diez de los puestos de Champions.

Brendan Rodgers no encuentra respuestas y sus planteos parecen agregar leña al fuego de la confusión colectiva. Falta de peso ofensivo con un solo delantero en cancha que no acostumbra jugar en el área (Sterling) mientras dos centrodelanteros miran las acciones desde el banquillo, un Steven Gerrard ausente de los sectores por donde más pasa el juego, Jordan Henderson desaprovechado en un costado del campo y un sistema defensivo poco confiable y demasiado numeroso para un equipo que siente el ataque mucho más que la cautela, son dudas sin respuesta que demuestran la desesperación del entrenador.

De Gea, donde mueren todas las dudas

Liverpool tuvo sus chances a pesar de pobre actualidad. Las ventajas defensivas ofrecidas por la última línea del United, que son menos que antes pero más que las esperables, entrega a los rivales chances de calidad aún sin que este cuente con la capacidad de generarlas. Sin embargo Manchester United tiene un arquero que ofrece mucho más que garantías. De Gea gana partidos desde su arco porque no sólo realiza atajadas de excepción sino que se destaca en los momentos clave.

La comentada intervención inicial ante Sterling, que permitió la ventaja inmediata del United, fue repetida en el inicio del complemento tras un error en la salida de Johny Evans y Michael Carrick que dejó al propio Sterling con balón dominado dentro del área, en un duelo individual con el arquero español, quien terminó tapando con su pie derecho y poco antes del tercer gol de su equipo con un manotazo salvador ante un violento remate de Balotelli que terminó golpeando el travesaño, sosteniendo una ventaja que alejó a Liverpool de una posible reacción anímica en busca de un  empate  probable.

La actuación de De Gea mereció la más alta calificación, excediendo la solidez y convirtiéndose una vez más en uno de los bastiones que solventan aquellos momentos más flojos del sistema defensivos del conjunto de Van Gaal. Sin dudas, De gea es hasta hoy el hombre más importante del equipo en lo que va de la temporada.

La eficacia ofensiva de United

Manchester United se está acostumbrando a jugar lejos del arco rival sin por ello perder el enorme peso ofensivo que entregan sus atacantes en lo individual y la llegada de mucha gente a campo contrario en las transiciones ofensivas rápidas que pregona Van Gaal para tratar de solidificar un poco un andamiaje defensivo que achico bastante el tremendo margen de error de las primeras jornadas.

Los nombre de Robin Van Persie y Wayne Rooney llevan la marca registrada del gol pero Juan Mata, Marouanne Fellaini y Ander Herrera cuando les toca jugar suelen llegar al área con peligro, tanto para asistir como para cerrar una jugada de ataque. Hoy Luke Wilson realizó un trabajo desdoblado entre la exigencia a la defensa rival con su velocidad y el esfuerzo en regresar a posiciones defensivas cuando el juego lo pedía. Por los costados, la explosión y el centro preciso llega desde los pies de Valencia y Young que con el relevo defensivo de Carrick y Fellaini, pueden pasar al ataque con total tranquilidad y lastiman de manera tal que crean situaciones de gol en cantidad y de calidad como en los goles de Rooney y Mata de esta tarde.

Un fallo clave

El segundo tanto de Manchester United, con sólo cinco minutos por delante en la primera mitad, fue un golpe de efecto demasiado pesado para la carga negativa que viene arrastrando Liverpool. Young superó a Henderson como cada vez que lo intentó, envió un centro al corazón de área que Van Persie peinó y Mata entró por la espalda de Moreno, en clara posición adelantada, cabeceó al gol.

Evidentemente el asistente no advirtió el roce de Van Persie que inhabilitaba a Mata e intuyó la posición correcta a partir del envío de Young, Martin Atkinson observó al juez de línea y convalidó un gol que no debió ser y que llevó la diferencia a una lejanía casi irremontable para un equipo muy golpeado desde lo espiritual. Si el error lo tomamos como factor suerte, el United ligó en un momento clave para afrontar el segundo tiempo con otra tranquilidad.

¿Y ahora qué?

Difícil será la semana en Anfield. Crecen las dudas sobre el destino de Rodgers, aquel que apareció como el salvador de un equipo sin rumbo y que estuvo a un resbalón de hacerse con el título en la temporada pasado ha caído en desgracia de la mano de rendimientos y resultados muy por debajo de lo esperado para la inversión realizada con los millones recibidos por la venta de Luis Suárez a Barcelona.

Comienzan a dar vuelta el nombre de Jürgen Klopp en el horizonte Red aunque el pasado de Rodgers merezca un poco más de respeto y un mayor grado de tolerancia. Sin embargo los resultados mandan y las derrotas se abalanzan una tras otra alejando cualquiera de los objetivos planteados antes del comienzo de la temporada y hoy se mira como un sueño entrar en puestos de Champions promediando el recorrido liguero.

En Manchester la cosa es diferente. Se ganan partidos importantes aún sin haber alcanzado un rendimiento futbolístico óptimo. Arsenal, Southampton y Liverpool, tres rivales directos en la lucha por entrar en el grupo de los cuatro que tanto ansía la mesa directiva, han caído en las redes de la eficacia del ataque del United y han sucumbido ante las manos gigantes de De Gea.  Seis victorias consecutivas hacen mirar el horizonte con esperanza y hasta con alguna lejana ilusión de pelear por el título. El United comienza a sentarse nuevamente a la mesa donde se discuten cosas grandes y lo mejor podría estar por venir si en enero se concreta algún refuerzo de nivel en la faz defensiva.

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