Sin forzar la máquina

Argentina superó con mucha facilidad a Perú por 3-1 y ratificó su muy buen momento. Además, con la victoria se garantizó el primer puesto en las Eliminatorias Sudamericanas. Lavezzi, la gran figura. 

Tenía el tono casi de un partido amistoso. Sin demasiado en disputa y práticamente con la seguridad de que todos los que arrancaron hoy ante Perú estarán en Brasil (de no mediar alguna lesión), Argentina jugó a media máquina pero le bastó para establecer claras diferencias con un rival ya eliminado y que acumuló un nuevo fracaso en este ciclo eliminatorio. 

Como en todas las últimas presentaciones del equipo de Sabella, faltaron piezas claves y la maquinaria no se resintió. Al menos cuando apretó el acelerador; en un choque que había arrancado casi sin tensión competitiva por parte de los albicelestes, el 0-1 fue la chispa necesaria que encendió el motor.

 

Pizarro tiró su chapa de goleador histórico en la Bundesliga, le ganó muy fácil a Fernández y aprovechó una muy mala salida de Romero para poner el 1-0. Menos de 180 segundos después Argentina ya había empatado, a través de Lavezzi que aprovechó un rebote. 

Seguramente muchos hablarán de "fallas de la defensa"; en lo personal la impresión que me dejó el juego fue que no se trataron de errores colectivos defensivos el motivo de los ataques peruanos, sino de falencias individuales. Así, los mencionados se equivocaron en el tanto peruano, luego un mal despeje de Zabaleta pudo haber generado problemas, como otro error de Fernández ante Benavente o incluso un pase atrás de Rojo. El punto, es que no hubo grandes desconexiones generales, y eso es un paso adelante que dio el equipo a lo largo del 2013.  Queda por ver qué ocurrirá ante un rival top en los momentos en que la primera línea de presión es vencida, ese es un aspecto -fino- que debe mejorarse.

¿Por qué lo errores? Algunos, porque evidentemente no son infalibles los elementos defensivos argentinos, pero menos aún en un juego carente de intrigas. Se sabía que Argentina iba a ganar el juego y así lo hizo. Decíamos que fue a partir del gol del Conquistador que los de Sabella se decidieron. Cuando comenzaron a combinar los atacantes, deshicieron la débil oposición peruana. 

Argentina se paseó por momentos

Grata noticia para el entrenador ver que tanto Lavezzi como Palacio -dos puestos en tela de juicio por parte de cierta prensa que quiere ver sí o sí a Tevez en la Selección- cumplieron con creces una buena actuación. En especial el rosarino; el Pocho, a diferencia del delantero del Inter que cumplía en lo colectivo pero se cegaba en la definición, venía con partidos por debajo de su capacidad. Hoy se reivindicó y fue la figura excluyente. A sus dos goles (el segundo una gran maniobra colectiva que evidencia lo que Argentina puede hacer si recupera entre mitad de campo y los tres cuartos del rival) le sumó claridad para desbordar y asistir. Muy bien.

Banega también aportó claridad en el mediocampo y Biglia cumplió con su prolijidad táctica y para entregarle la pelota siempre a un compañero. Fue 3-1 solo porque el Kun Agüero no estuvo fino y porque Di María tuvo que estar más en la creación que en la definición. Luego del gol de Palacio (enorme acción ofensiva de Rojo, otro muy criticado) la sensación era que venía una goleada histórica. 

Qué diferencia entre éste y el último juego ante Perú; no solo por el gol agónico de Palermo, el sufrimiento y la historia conocida. Sino, en especial por las certezas que entrega este equipo. Mal que le pese a algunos, Argentina pasa un muy buen momento y si pule detalles puntuales puede aspirar seriamente a dar pelea en el Mundial de Brasil.

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