Hay un viejo adagio en Colombia que habla de los cinco centavos que le faltan al peso para que ocurran las cosas. Dicha sentencia que nace de un vals de Héctor Ulloa, ha caído durante muchos años como añillo al dedo a los colombianos. En especial en el fútbol. Donde cada vez que nuestros equipos y selecciones jugaron un partido importante en donde se definía un título o una clasificación, siempre hicieron falta los cinco centavitos. El final, era que los equipos quedaban eliminados o se perdía el título en el último minuto.
Ya con la mente llena de
decepciones y de cosas que pudieron ser y no fueron, el colombiano, ha sido muy
escéptico y más en cuanto a la Selección de fútbol se refiere. Ya había pasado
que por un punto y hasta por goles de diferencia, el seleccionado patrio no
había podido clasificar a la máxima cita futbolera. A pesar de tener un máximo
de posibilidades de clasificar a Brasil luego de una espléndida participación
de la Colombia de Pekerman en las eliminatorias, la puerta no se había cerrado,
todavía estaba entreabierta. Aunque en porcentajes se decía que existía un 1%
de posibilidades de que Colombia no fuera a Brasil.
Y el miedo fue más durante los
primeros 45 minutos del partido. Chile desbordó completamente a Colombia. Lo maniató.
Le ganó en todos los aspectos, físico, mental, técnico. Los delanteros chilenos
se dieron un paseo con la defensa colombiana. Que fue mezcla de miedo,
lentitud e inexperiencia. 3-0 fue el
resultado del primer tiempo. Alexis fue la figura. Colombia no mostró
respuestas. E incluso se creía que el marcador pudo aumentar.
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| Alexis fue imparable en el primer tiempo |
Pues no fue así. Alguien puso los
cinco centavos para el peso. La puerta se terminó de cerrar y el colombiano ya
puede tranquilamente hacer maletas para el país carioca. Los cinco centavos y
quien cerró la puerta fue la determinación, el orgullo y la actitud. En el
segundo tiempo se voltearon las cosas. Colombia fue el rápido, el técnico, el
físico y el mental. Con la entrada de Guarín y Macnelly Torres, el cuadro
cafetero ahogó a Chile. Guarín fue fuerza, con lo cual amedrentó a un Vidal que
jugó como quiso en la primera etapa. Macnelly fue salida, calidad y claridad. James
fue la determinación. Fue el guía, la actitud y el contagio.
Colombia ya avisaba con múltiples
llegadas, con múltiples centros. Y en un borbollón encontró el descuento.
Luego, siguió haciendo el gasto. A Chile se le vino una avalancha amarilla encima. La
avalancha empujó y consiguió dos penales. 11 metros separaban a Colombia del grito retenido y la alegría generalizada. De la ansiedad. De la larga espera. De 16 años de ver
jugar a otros. Colombia ya puede decir que se encuentra entre las 32
selecciones que participaran del Olimpo del fútbol.
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