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Volver a ser lo que Bill Shankly pensó

Jurgen Klopp asumió un nuevo desafío y, con el correr de las jornadas, ha ido introduciendo conceptos de su estilo en el Liverpool. El objetivo, devolver al equipo a las primeras planas europeas.




Cuando Bill Shankly llegó a Anfield Road, Liverpool era un club más en la Segunda División del fútbol inglés. Con una eliminación a cuestas en la temporada 1958-59 ante un club no profesional (Non-League Club como se le suele decir en las islas británicas) como el Worcester. Todo era incertidumbre por el lado rojo de Merseyside. Con una diferencia de categoría y ya con una reputación ganada, la llegada de Jürgen Klopp a principios de octubre fue como volver el tiempo atrás. Más de 50 años, fue como ver llegar a un nuevo Shankly a Anfield.

El Liverpool ya no es lo que solía ser. Hoy día sólo tiene su historia, ni siquiera la reciente, para competir ante el nuevo mundo que el fútbol vive en la actualidad. Con dinero, grandes entrenadores y títulos, algunos más escasos que otros, alcanzan para convencer otros clubes menos importantes en Inglaterra que el Liverpool, una institución del fútbol inglés. Por eso, la llegada de Klopp es un aire nuevo.

"Kloppo" dejó el cargo del Borussia Dortmund tras una mala temporada anterior, después de ser varios años participe de la lucha por el título de la Bundesliga y de dar que hablar en las competiciones europeas. Cuando se imaginaba todo un año sabático, Klopp lo interrumpió. Liverpool llamó a su puerta. Sólo un loco de su calibre podía tomar el fierro caliente que dejó Brendan Rodgers tras un muy mal arranque de Premier League y tras ser el único DT que sobrevivió a una tercera temporada sin títulos.

Jürgen Klopp presentado como nuevo técnico del Liverpool
Bill Shankly siempre dejó algo en claro. "This is Anfield", el cartel que todo lo tiene para el hincha, simpatizante, jugador, ex-jugador, dirigente y lo que sea que lo vincule al Liverpool, es lo que uno tiene que entender ni bien llega al templo red. Klopp lo entendió antes. Un amistoso de pretemporada. El Borussia Dortmund visitó el estadio, jugó un partido y Klopp tocó ese escudo por primera vez, sintió el ambiente por primera vez y, con una licencia de soñador de quien escribe, quizás sintió por primera vez que era él quien tenía que devolverle al Liverpool su gloria pasada. El 8 de octubre de 2015, Jürgen Klopp fue presentado como nuevo técnico de Liverpool. "The Normal One" fue como se definió cuando le preguntaron de su llegada a una liga que tenía, en ese momento, a "The Special One" (José Mourinho). Era el golpe anímico que necesitaba el club tras la salida de la leyenda, Steven Gerrard a la MLS. 

Klopp, ya con el chaleco de DT en Melwood
El primer partido de Klopp fue contra el Tottenham, en otro estadio mítico como White Hart Lane. Los primeros 25 minutos de ese duelo marcarían lo que empezó a buscar el técnico alemán en sus jugadores, con sólo poco más de 10 días de trabajo con el plantel. Un equipo intenso, que presionaba lo más alto posible y que llegó a situación clara de gol, mínimo, dos veces ante un Hugo Lloris que se creció para mantener el arco en cero. Luego, una merma física hicieron que el partido termine en un 0-0 aburrido, pero el ambiente ya se empezó a notar distinto. Esto era Liverpool, al menos ese inicio. El segundo partido, esta vez de local ante el Southampton también fue empate. Primer gol en la era del alemán: Christian Benteke. Pero un empate tardío de Sadio Mané negaron al técnico de su primera victoria en Anfield.

Su primera alegría no tardó demasiado. Sólo tuvo que esperar tres días. Fue 1-0 ante el recién ascendido Bournemouth por la Capital One Cup. Gol de Nathaniel Clyne y primera vez para Klopp como técnico red. Hasta que llegó el día. El primer gran día de "Kloppo" al mando del Liverpool. Visita a Stamford Bridge. "The Special One" vs "The Normal One". La prensa inglesa no paraba de ensalzar el duelo. Que a los cuatro minutos se abrió con un gol de Ramires y todo parecía que iba a terminar de nuevo en manos blues. Chelsea ganaba pero Liverpool empezaba a ser lo que Klopp quiere. Un equipo intenso. Y así como se agigantó la figura de Klopp cual Shankly, en algún momento grande de estas últimas temporadas tenía que aparecer un Kevin Keegan, un John Barnes, alguien con quien el hincha se sienta identificado y pueda poner sus esperanzas en él cuando las cosas se compliquen.
Klopp dando indicaciones a Divock Origi, Philippe Coutinho y Adam Lallana
Philippe Coutinho era el nombre. Quizás el jugador que más progreso se notó desde la llegada del alemán. Apareció con dos golazos, luego llegó el tercero de Benteke para cerrar la primer gran victoria del Liverpool, y Klopp, en lo que iba de la temporada. Hasta que llegó el momento de caer. Y de caer en serio para Klopp. Dura derrota del Liverpool ante el Crystal Palace en Anfield Road. Fue 2-1 con un gol sobre el final de Scott Dann. Pero eso no fue lo que más preocupó al técnico. Sino lo que pasó en esos ocho minutos finales. La gente se fue antes del estadio. Sí, las localidades de Anfield Road se fueron vaciando por los hinchas que preferían llegar antes a su casa que ayudar, como se pueda, a lograr el empate del equipo.

La gente yéndose de Anfield Road antes del pitido final.
Klopp luego diría: "Me sentí solo cuando vi la gente irse antes
para llegar más rápido a sus casas"
Eso lo sintió Klopp. Acostumbrado a tener en su espalda a la hinchada más seguidora de Europa, como es la del Borussia Dortmund que promedia las 80.000 localidades vendidas por partido, esto fue un golpe fuerte para él. Y por eso, tras ir al Etihad Stadium y golear al Manchester City por 4-1 en una muestra soberbia de fútbol, una victoria ajustada ante el Swansea en Anfield y volver a conocer la derrota con el Newcastle en St. James's Park llegó un momento vital en la relación hinchas y jugadores y técnico. Un empate en 2-2, agónico con gol de Divock Origi en el minuto 90+6 del encuentro ante el West Bromwich Albion donde esta vez la gente, en su mayoría y a diferencia del partido versus Crystal Palace se quedó, Klopp agarró a sus jugadores y agradeció de cara a The Kop por la asistencia.

Klopp y una costumbre alemana: Saludar a la gente con sus jugadores
trás el final del partido.
Luego un tropiezo rotundo ante el Watford, hacían pensar que el Boxing Day ante el sorpresivo Leicester City iba a ser cosa difícil. Pero, este último fin de semana, el Liverpool dio otra muestra de fútbol. No dejó actuar casi al puntero de la Premier League y se llevó la victoria por 1-0 con gol de Christian Benteke. Con sólo dos meses al mando del club, Jürgen Klopp de a poco está devolviéndole a Liverpool su carácter de club grande. Se empezó a notar la mano del técnico, cuando termina el año con una victoria ante el Sunderland de visitante.

Pero llegó enero, y no está siendo un gran mes para Jürgen y sus dirigidos. Con una necesidad casi imperiosa de refuerzos, hasta el momento solo llegó Steven Caulker más por necesidad que convencimiento hacia este jugador tras las lesiones de todos sus centrales, el Liverpool no puede encontrar su regularidad. Derrota ante el West Ham en Upton Park, victoria ante el Stoke City por la Copa de la Liga en la ida de la semifinal, empate agónico ante el Exeter, de la League 2 (4ta división), un gran duelo ante el Arsenal en un 3-3 con un gol en el minuto 90 de Joe Allen que rescató el punto. Y este último fin de semana derrota ante el Manchester United por 1-0 con gol de Wayne Rooney para los Reds Devils.

El Liverpool, reitero, de a poco está encontrándose con lo que fue Liverpool. Un equipo grande, aun con sus altibajos, empieza a demostrar ese juego directo que siempre lo identificó. Una temporada en la cual la directiva no le fijó objetivos a Klopp, quizás por saber que no era el mejor plantel para un técnico de este calibre, hacen que el alemán tenga que reconstruir lo más importante. ¿El juego? No. Eso que es ajeno, que la gente y rivales entren a Anfield y sepan dónde están entrando. No es un terreno fácil como hoy lo parece. Jugar en el Liverpool no es para cualquiera. Volver a ser lo que Bill Shankly pensó de Merseyside. "Sólo hay dos equipos en Liverpool: El Liverpool y los reservas del Liverpool", sintetizó Bill Shankly.


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