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Vivir a contramano

El Real Madrid ha dejado escapar otra oportunidad de acercarse al Atlético de Madrid y al Barcelona en la clasificación. No es común ver al conjunto de Luis Enrique ganar seis puntos sobre doce posibles y el equipo madrileño no aprovechó la gran ocasión.


Los porqués del partido son idénticos a los de otros encuentros donde al Real le toca enfrentar a equipos incómodos, inferiores, superiores o del mismo nivel. Un dato que acompaña lo anteriormente acotado son los cotejos ante Atlético, Sevilla, Barcelona, Villarreal o Valencia. No ganó ninguno y en la mayoría se vio superado en el juego -le acaeció lo mismo ante el PSG en Champions pese a ganar por la mínima en casa-.

Los pupilos de Rafa Benítez conviven con varios problemas. Con el balón en su poder son escasísimos los movimientos entre líneas y suele atascarse en campo rival ante el repliegue del contrario, salvo genialidades de Karim Benzema en combinación con Cristiano Ronaldo. El juego de posición es nulo. Se pasan el balón dando dos toques antes sin buscar la ventaja para ir conquistando líneas. El pase acaba siendo siempre demasiado pronunciado y fácil de interceptar. Últimamente se le da más importancia al juego ofensivo de un Danilo que no acaba de convencer, mientras Marcelo parece atado en su sector (impacto directo y negativo sobre Ronaldo), pese a ser el más pertinente en esta causa. Toni Kroos ejecuta a la maravilla cambios de orientación pero una vez el balón llega a destino, no se aprovecha la ventaja y la posesión vuelve a ser cansina hasta perder el balón por un robo ajeno o por una imprecisión. Luka Modric como interior derecho parecía liberado y aliviado con Casemiro como mediocentro posicional pero al retornar Kroos a la posición de "5", el croata está más pendiente de tapar huecos de su compañero en facetas defensivas que de la gestación de ataques.

Pero no es solo el problema con balón el de este Madrid, en el aspecto defensivo deja mucho que desear. La línea de cuatro defensores tiende al fallo en cada iniciación y en cada esférico que sobrevuela su zona. Sergio Ramos sigue viviendo más de lo que fue (más allá de un gol el día de la Décima, es un defensor que falla constantemente, que corrige gracias al físico pero que no lee de forma correcta cada jugada, arriesga sin necesidad en las salidas, pierde la marca en balones aéreos y comete faltas como si de un jugador juvenil se tratara) que de lo que es y puede aportarle a un equipo de elite. Danilo es lateral pero su fuerte no es defender, Marcelo lo es porque aporta desequilibrio tanto por dentro como por fuera en ataque pero no es ni mucho menos un seguro de vida en defensa. Pepe intercala grandes rendimientos con fallos impropios de un central de su talla. Keylor Navas salvó a sus compañeros en reiteradas ocasiones y es el más destacado (o el menos responsable, depende de como quiera verse) en la parte trasera.

Partiendo de la base de que Kroos no es mediocentro, allí reside un gran conflicto debido a que existe un latifundio entre la espalda del alemán y la línea defensiva. En esa distancia enorme reciben de cara y con tranquilidad la mayoría de los mediapuntas o delanteros centro. El Madrid queda desarmado en contraataques y existen situaciones en las que, en ataque posicional, un interior rival recorre 25 metros y encara al central, casi sin despeinarse. En los tres atacantes no hay atisbo alguno de que auxilien en defensa y estos mismos no presionan la salida rival o si lo hacen es de manera defectuosa, llegando tarde y cada uno por su cuenta cuando le apetece. Si sumamos este defecto defensivo en la delantera al desequilibrio en el medio del campo, el resultado tiene que ser negativo per se.

El equipo parece no tener un estilo claro. No sabe atacar con balón ni sin él, algo que combinó de forma excelsa en la época de Carlo Ancelotti, por ejemplo. O viajando más en el tiempo, las transiciones defensa-ataque bajo el mando de José Mourinho, eran espectaculares. Todo parece "olvidado" por estos jugadores, han perdido intensidad, y no poseen esa cuarta o quinta marcha para liquidar una contienda cuando se le pone a favor. Al contrario, agranda al rival debido a su ineficacia y al miedo continuo de buscar el arco rival. La verticalidad que tanto ha caracterizado a este equipo ha desaparecido. No sabemos si es debido a un problema en la comunicación entre emisor y receptores pero lo que es evidente es lo que se puede visualizar semana sí, semana también.

¿La culpa es de los jugadores? Al fin y al cabo son los que juegan, pero se sobreentiende que se puedan encontrar en un estado de shock ante tanto cambio de estilo. De un año a otro van permutando entrenadores con ideas antagónicas entre ellos y el jugador no acaba nunca de adaptarse a una u otra forma, o sí, y cuando lo ejecutan a la perfección, otro director técnico llama a la puerta intentando convencer a un conjunto que se sentía más o menos cómodo con lo que tenía. No existe un proyecto a largo plazo con un estilo concreto. Un jugador que una o dos temporadas es clave o importante, pasa a ser suplente, transferible o a tener menos continuidad en el juego. Eso desestabiliza y el culpable, más allá de decisiones criticables o traiciones propias de Rafa Benítez, pasa al trono superior.

El señor Florentino Pérez hace y deshace a su antojo. Ficha y fichó jugadores por marketing y sin tener en cuenta las posiciones endebles del equipo, no mantiene ni organiza una estructura general de trabajo en el club (en todos los aspectos) y cada día transcurrido el nombre del Real Madrid se ve manchado por errores garrafales como el día del Cádiz. No existen proyectos y al mínimo conflicto, se cambia de entrenador, de estilo y todo lo que haga falta para aferrarse al poder.

Las casas no se construyen desde el tejado, se necesita una sólida estructura desde la tierra misma. Si se tratase de un Análisis de causa raíz, basado en la institución, la metodología arrojaría un único pronóstico principal e irrefutable: prevenir la reiteración de eventos dañinos similares y poder identificar las lecciones a aprender para promover el logro. En este caso, el éxito transita por el carril contrario al de Florentino. Mientras tanto el madridismo sigue y seguirá chocando a contramano y sin frenos, y para su sempiterno dolor, ante el eterno rival que transcurre por la calle apropiada.

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