Nos acostumbró a lo extraordinario. Naturalizamos jugadas excepcionales y cifras que no parecen corresponderse a la carrera de un solo futbolista. Esto no es normal.
El fútbol seguirá siendo un deporte maravilloso. Jugadores de mucha categoría poblarán los campos de diferentes partes del mundo. La pasión seguirá intacta. Pero cuando Lionel Messi ya no esté, nada será lo mismo. Al menos por mucho mucho tiempo. Un vacío se producirá y las imágenes de archivo serán las que mitiguen la ausencia. Como pasó cada vez que un dios del Olimpo de este deporte dejó la actividad.
Es que cuando Messi ya no esté, qué futbolista podrá despertar tamaña cantidad de emociones de parte del público. Al menos emociones ligadas estrictamente al juego y no asociadas al carisma o la demagogia, según corresponda. Sensaciones emanadas de la relación entre el balón, el espacio, los compañeros y los rivales.
Cuando Messi ya no esté un genio de esos que aparecen de cuando en cuando habrá dejado la actividad en la cual da cátedra prácticamente en todos sus compromisos. Uno de esos tipos que arrastra la actividad en el tiempo hacia el futuro, que tiene la capacidad de ser un adelantado en su época, de jugar a otra cosa.
Porque cuando Messi ya no esté, las diferencias entre sus colegas serán menores. Ya no estará ese superdotado que hace parecer a casi todos sus rivales amateurs aunque sean de elite. Europeos, sudamericanos, africanos, asiáticos, rubios, negros, mulatos, altos, bajos, fuertes, débiles, rápidos, macizos. No se ha encontrado el antídoto ante tamañas condiciones.
Es escuchar hablar a aquellos que siendo enormes jugadores lo enfrentaron y prestar atención a sus expresiones. Paul Pogba twittea maravillado de haber estado con él. Andrea Pirlo se muestra feliz de tomarse una foto junto a su hijo y al rosarino. Frank Lampard explica que no hay año en que no lo elegiría como el mejor. Yaya Touré comenta que tenía miedo de ser ridiculizado y comerse un caño teniendo a sus familiares en las gradas. ¿Alguien duda de la envergadura de estos cracks? Pero ellos saben que cuando Messi ya no esté, podrán contar que se midieron con él, que incluso hasta lo vencieron alguno de ellos.
Ya tiene 28 años, y si bien falta y no deja de sorprender por sus reconversiones y su continuo progreso, su final eventualmente llegará. Es imposible calcular cuántas temporadas a este nivel -o incluso mejor- tiene por delante. De ahí que empieza a posarse la duda acerca de cómo será todo cuando Messi ya no esté.
Gambetas, caños, tiros libres, remates, pases gol. Cuando Messi ya no esté, varios grandes jugadores podrán sumar algunos de esos recursos, pero será muy difícil que alguno consiga hacerlo en ese combo letal surgido en Rosario y perfeccionado en Barcelona. La nostalgia tomará forma de arma y la memoria de escudo y en esa disputa se dirimirá el fútbol post Messi, ese que no volverá a ser el mismo.
Sigadiegofhuerta
Gracias a Dios hemos vivido el nacimiento y gloria de un grande. Mis bisnietos hablarán de él, ojalá fuera eterno
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