Los defensores sudamericanos en un principio fueron metódicos y estructurados con la única función de evitar el progreso del atacante. A medida que transcurrieron los años, fueron añadiendo matices importantes a su juego. A día de hoy, sus prestaciones en ambas áreas y en el juego global, resultan indispensables.
La agresividad y contundencia americana frente a la delicadeza y finura europea. A día de hoy, -teniendo en cuenta los estados de forma de los mejores defensores del planeta fútbol- esa dualidad en la élite entre distintos jugadores de diversos continentes parece inclinarse en contra de los intereses de la "belleza" y más a favor de la seguridad arraigada en la ausencia de riesgos innecesarios. Criticable o no, ante la menor duda no se busca una salida compleja. Mérito del europeo que se halla más cercano a la nueva corriente futbolística.
Cierto es que el fútbol moderno le ha yuxtapuesto al defensor, la necesidad innegociable de poseer una mínima capacidad técnica en beneficio del colectivo. Jugadores del Viejo Continente se adaptaron de forma excelsa a esta demanda. Los nombres propios se multiplican, agregando en su mayoría de forma innata esta aptitud y/o atrevimiento. Quizás por el aprendizaje del "primero aprender y disfrutar, después jugar y finalmente ganar" ante el concepto erróneo americano "primero ganar y después pensar".
La iniciación con balón raso, sin "pelotazo", desde los primeros metros del campo es cada vez más utilizada por distintos entrenadores. Es más, los equipos que no utilizan este modo de juego, son criticados o bautizados como fuera de moda, por los tecnócratas de este deporte. Esta idea se ha tomado de forma radical y se pueden visualizar partidos en los que uno u otro participante fuerza esta salida desde atrás, sin un sentido lógico; una copia barata y a veces hasta absurda. De todas formas, la intención es de agradecer. El defensa americano estilo Diego Godín no va a romper dos líneas rivales con un pase como puede elaborar Mats Hummels (participando como interior en ataque posicional del Borussia Dortmund), Gerard Piqué o Raphael Varane, pero ofrece a cambio una intensidad en la marca como antaño que hoy en día se está perdiendo en Europa. De hecho, el alemán del Dortmund, cuando no logra anticipar y tiene espacio por detrás queda en evidencia de forma reiterada.
Cabe destacar que con el paso del tiempo se perdió la tradición del zaguero latinoamericano de jerarquía y categoría. El buen gusto a la hora de tratar el balón se ejemplificaba en defensores como Daniel Alberto Passarella, Roberto Alfredo Perfumo, Héctor Chumpitaz, Elías Figueroa, Domingos Antonio da Guia o Julio Guillermo Meléndez Calderón entre otros.
Defensores inolvidables que hicieron escuela del fútbol elegante desde el fondo. El Kaiser Passarella y su Mundial 1978 con Argentina. El Mariscal Perfumo eludiendo con un bello y majestuoso movimiento a dos atacantes de Nacional de Montevideo en una final de Copa Libertadores con Racing. El Capitán de América Chumpitaz campeón de la Copa América en 1975 con Perú. El Impasable Figueroa quien es ídolo en el Inter de Porto Alegre y que dejó una frase para la historia "El área es mi casa. Ahí entra quien yo quiera". El Maestro Divino da Guia considerado uno de los mejores jugadores de la historia del Flamengo y recordado en Boca Juniors en la década del '30 o el Negro Meléndez, quien formó una dupla excepcional con Chumpitaz en el título de 1975 y también pasó por Boca Juniors.
De más está decir que existen distintos tipos y clases de defensas. En el que cada uno participa en menor o mayor grado en un conjunto que (le) permite estar más o menos protegido/cómodo de cara al ataque rival. Existen defensas que son un seguro de vida dentro del área propia y ajena en los balones aéreos, también los que pueden vivir perfectamente a varios metros por delante del portero gracias a su velocidad, anticipo y timming. Otra clase de defensa es el híbrido que maneja el carácter y el buen pie, o el que esconde carencias (véase caso de Ron Vlaar en su gran Mundial 2014 en línea de cinco) como tercer central o detrás de un escudo como puede ser un doble pivote.
El americano en general, con la pelota, salvo excepciones como Rafa Márquez, tiende a conducciones lentas sin arriesgar o cabalgadas heroicas tras un quite que levantan a miles de aficionados como si se encontrasen ante un guerrero encima de su caballo que aparenta ser invencible. El interceptar un pase filtrado lanzándose al suelo, o cortar un ataque vertical del rival, tirando esférico y contrario fuera del terreno de juego es más visible en este tipo de jugadores sudamericanos. Cabe destacar también, el excelente juego por alto en ambas áreas, otro matiz de gran importancia. Esto no quiere decir que el actual latinoamericano no tengo un buen trato de pelota, lo reseñable es que mantiene características que algunos de los grandes europeos han estacionado (Hummels se vio superado en más de una ocasión y Jerome Boateng rindió de manera soberbia en la final del último Mundial).
Cierto es que una (gran) ayuda a estos defensores con respecto a los europeos es proporcionada por el arbitraje sudamericano. El árbitro tiende a ser demasiado flexible y propenso a facilitar la tarea de los que tienen que evitar por todos los medios que la estrella rival aparezca en el cotejo. El ejemplo más fácil para comprender es el sufrimiento de Leo Messi. Edinson Cavani o Neymar (estos dos fueron expulsados de la última Copa América tras recibir malos tratos e innumerables patadas) padecen cuando participa en Eliminatorias o torneos continentales a diferencia de las competiciones europeas. Desde categorías inferiores, el europeo se va habituando a un estilo arbitral más consecuente con el reglamento mientras que el americano, se adapta allí y se permite ciertos caprichos acá.
Si mencionamos y unimos las palabra contundencia e intensidad, estas van de la mano de la garra charrúa. Diego Godín y José María Giménez representan el pasado, presente y futuro de Uruguay. Un caso en el que el alumno seguramente superará al maestro. Compañeros en el Atlético de Madrid y en la Selección y con la particularidad de la denominada herencia que tendrá que transmitir Josema en algún momento futuro como hizo Godín cuando Diego Lugano cedió su lugar.
Argentina ha recuperado, al menos en la parcela central, una solidez defensiva con Nicolás Otamendi y Ezequiel Garay. Martín Demichelis, jugador más europeizado ya no tiene opciones debido al sorprendente nivel de Ramiro Funes Mori con la camiseta celeste y blanca. Tres partidos por Eliminatorias donde el ex River cumplió y donde no se le vio (salvo una duda con Sergio Romero ante Colombia) la tendencia al fallo tan marcada como en el club argentino. Ahora en el Everton, su crecimiento es marco pero con una distancia considerable con respecto a la élite. La dupla titular se fusiona perfectamente con un Otamendi capaz de cubrir las espaldas de sus compañeros en todo momento, con una agilidad y velocidad sorprendente; y un Garay que por alto en el área propia es prácticamente invencible y en la ajena ayuda al sector ofensivo.
Jaison Murillo, de espectacular Copa América, es otro de los jugadores que se hallan en el top ten defensivo. El colombiano es compañero de zaga con Joao Miranda en el Internazionale. Posee un tackling tan efectivo que parece insuperable y es capaz él solo de mantener el cero en su valla cuando la concentración no le falla. Mención aparte para la fallida progresión del prometedor Eder Álvarez Balanta.
Miranda, por otro lado, comparte selección con David Luiz, quien es uno de los jugadores más sobrevalorados del mercado mundial. Es el bombero de la zaga ya que apaga reiteradamente los incendios del central de pelo enrulado del París Saint-Germain. Un PSG que tiene como jugador franquicia en defensa a Thiago Silva quien no es tenido en cuenta por Dunga para formar parte del once titular con la Canarinha. Dos jugadas casi idénticas, dentro del área, le jugaron una mala pasada en ambos equipos (frente al Chelsea en Champions League y ante Paraguay en Copa América), pero esto no desmerece la elegancia, carácter y personalidad de su juego. Su ausencia en semifinales del Mundial 2014 fue trágica para Brasil en aquel 1-7 para la historia. Muchos olvidan la nacionalidad de Pepe cuando hablan de su oficio, cierto es que el brasileño demuestra ser jornada tras jornada el mejor de la zaga del Real Madrid. En su currículum debería figurar el trabajo doble que ejecuta cuando arregla las calamidades del español Sergio Ramos. Brasil se lo perdió, Portugal lo bautizó.
Una de las sorpresas en este apartado es el flojo nivel de Paraguay. Sin los Celso Ayala, Carlos Gamarra, se hace difícil en general y más para el espectador guaraní ver una parte trasera tan vulnerable. En el caso de los más prometedores, Carlos Ascues y su gran técnica y salida de balón en la Bundesliga, de a poco va adaptándose tras su paso del Melgar al Wolfsburgo. La dupla en el elenco dirigido por el Tigre Gareca es rematada por Carlos Zambrano quien ya demuestra categoría para ser un líder tanto en el Eintracht Frankfurt como en Perú.
A nivel colectivo distinguimos la tarea excelsa de la línea defensiva de Costa Rica a base de automatismos aprendidos desde el orden, trabajo y entendimiento. También la buena actuación de México con Rafa Márquez como falso '5' en el último Mundial de Brasil. Pero el fenómeno más extraño es el caso de Chile, una selección campeón de América sin zagueros de categoría, con Gary Medel como central (mediocentro en Inter de Milán) y con Marcelo Díaz (volante) en el fondo en la final continental ante Argentina.
Distintos sistemas defensivos y diversas características individuales que se funden para asegurar un alto rendimiento en cada selección del continente americano. Mediocentros que se adaptan, centrales duros, dúctiles, versátiles, con carácter, físicos o híbridos. Pero sin duda, de este lado del charco se vive un momento sublime en la parcela trasera de la cancha.
0 Comentarios..:
Publicar un comentario