El delantero mexicano renació en el Bayer Leverkusen. Sus 19 goles en el semestre son la prueba fehaciente de que Javier Hernández está de vuelta en las primeras planas.
Brujas, Bélgica, 26 de agosto del año 2015. El Manchester garantiza su participación en la fase de grupos de la Champions League. Sin embargo Javier Hernández acababa de confirmarle a Louis Van Gaal lo que el holandés ya venía cavilando: tras marrar un penalti los días del Chicharito en Old Trafford estaban más que contados. Con la carga de no haber podido hacerse de un sitio en Madrid ni en Manchester el futuro parecía poco alentador para un delantero acostumbrado a vivir en la adversidad.
Y apareció entonces Roger Schmidt para apostar por un delantero tan vitoreado como defenestrado. Para muchos el innegable descenso que significaba pasar de un club europeo top a otro con pretensiones mucho más modestas representaba un retroceso en la carrera del ariete. Para muchos otros, era el oxígeno que la desgastada carrera de Chicharito pedía a gritos. Los detractores sonreían, mientras sus defensores se entusiasmaban ante la eventualidad continuidad que Hernández podría encontrar en Alemania.
Una constante, caer y levantarse. |
Schmidt fue llevando a Javier poco a poco, pero Chicharito se notaba desconfiado y desatinado de cara a puerta. Otra vez el mexicano tuvo que apelar a la mentalidad de hierro que le caracteriza para poder reinventarse, para volver a ser aquel picante delantero de desmarques endemoniados que aparecía sólo en el área para empujarla con lo que sea. En Leverkusen sabían que se trataba de un tipo distinto y lo acogieron como tal.
Fue entonces que Javier se reconoció importante y comenzó a hacer lo que mejor sabe: goles. Y no paró hasta que el gélido invierno germano lo alcanzó. Chicharito terminó el año convertido en ídolo de la Bundesliga, marcando en un semestre 19 tantos repartidos en Liga, Copa y Champions. Muchos de ellos precedidos por la magia del turco Hakan Calhanoglu o del impredecible Karim Bellarabi. Les devolvió la sonrisa a las Aspirinas que sueñan porque tienen un goleador descomunal entre sus filas, los números y su juego lo avalan.
Los prologuistas del gol |
Javier Hernández es ese jugador que sabe descender cuando es preciso, pero no para hundirse como les ha sucedido a tantos otros, sino para tomar el impulso necesario que le permita... tocar el cielo.
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