Desde que Ricardo Peláez asumiera la Presidencia Deportiva del Club allá por 2011, el América mexicano ha recuperado la competitividad, los títulos y los valores institucionales que le diferenciaban del resto. Delante se le presenta la encomienda de trascender en un torneo que ya le fue esquivo en el 2006.
Peláez tomó un equipo falto de identidad y jerarquía, peleando por no descender (algo insólito para el equipo capitalino) y en cuatro años (con cuatro entrenadores mediante) los azulcremas han levantado dos títulos de Liga y el de CONCACAF Liga Campeones que le otorgó el derecho a viajar al Mundial de Clubes de este año.
Fue con el uruguayo Gustavo Matosas que se consagró en la CONCACAF, dejando en el camino al Comunicaciones de Guatemala, al Bayamón de Puerto Rico en fase de grupos y después al Saprissa y al Herediano ticos, para finalmente ganar el boleto a Japón en suelo canadiense ante el Montreal Impact al que derrotó por marcador global de 5 a 3. Con una destacada actuación del "Pipa" Benedetto.
Sin embargo la mala relación Peláez-Matosas no le permitió a este último continuar en la dirección técnica de las Águilas. La realidad indica que a Ricardo Peláez nunca le gustó el protagonismo del uruguayo ante los medios ya que la figura preponderante en el organigrama americanista ha sido, es y será el Director Deportivo. Fue Ricardo quien optó por un técnico de bajo perfil, Ignacio Ambriz fue el elegido para liderar al equipo en la búsqueda del Título Mundial.
Con experiencia en el balompié europeo (fue auxiliar de Javier Aguirre en Osasuna y Atlético de Madrid) así como en el campeonato casero (Dirigió sin mayor trascendencia al Puebla, San Luis, Guadalajara y Querétaro) Ambriz fue duramente cuestionado por la afición americanista que no atesoraba virtudes en el otrora mediocampista de la Selección Mexicana. Sin embargo Nacho accedió a las semifinales en su primera temporada al mando de la Institución de Coapa.
Ambriz sin embargo, no varió demasiado el esquema que a sus antecesores los llevó al éxito deportivo.
El América de Ambriz dejó de lado la línea de 5 en el fondo. Ahora juega un 4-3-3 que en ocasiones modifica en un 4-4-2 cuando desea jugar con dos nueves. El 5 fijo era Javier Güemez (fracturado en la serie semifinal contra Pumas por La liga MX) en Japón dicha responsabilidad recaerá en José Daniel Guerrero. Osvaldo Martínez y Rubens Sambueza son los encargados de generar el fútbol ofensivo de las Águilas. Mientras que el argentino se mueve a placer, el paraguayo es más posicional, puesto que a él le delegan mayores responsabilidades defensivas. Finalmente el ataque está conformado por dos explosivos extremos encargados de abastecer de balones al 9 que puede ser Oribe Peralta o Darío Benedetto.
Cuando Ambriz forma 4-4-2 el sacrificado es Michael Arroyo quien cede su lugar al Pipa Benedetto. Cuando eso sucede, Martínez hace de doble cinco, Darwin Quintero juega más como volante y Rubens se pega a la banda izquierda. Cuando el partido se atasca el revulsivo suele ser el "Rifle" Andrade que puede actuar por una banda o como interior.
El América fracasó en la competencia cuando participó en 2006. Nueve años después vuelve con la encomienda y la ilusión de trascender. Cuenta con el respaldo de un hombre que con los cortos se convirtió en leyenda del americanismo, y que hoy ejerce de mandamás en un equipo acostumbrado a transitar por la vereda de los vencedores. No existen límites en el ambicioso proyecto de Ricardo Peláez.
El América de Ambriz dejó de lado la línea de 5 en el fondo. Ahora juega un 4-3-3 que en ocasiones modifica en un 4-4-2 cuando desea jugar con dos nueves. El 5 fijo era Javier Güemez (fracturado en la serie semifinal contra Pumas por La liga MX) en Japón dicha responsabilidad recaerá en José Daniel Guerrero. Osvaldo Martínez y Rubens Sambueza son los encargados de generar el fútbol ofensivo de las Águilas. Mientras que el argentino se mueve a placer, el paraguayo es más posicional, puesto que a él le delegan mayores responsabilidades defensivas. Finalmente el ataque está conformado por dos explosivos extremos encargados de abastecer de balones al 9 que puede ser Oribe Peralta o Darío Benedetto.
Cuando Ambriz forma 4-4-2 el sacrificado es Michael Arroyo quien cede su lugar al Pipa Benedetto. Cuando eso sucede, Martínez hace de doble cinco, Darwin Quintero juega más como volante y Rubens se pega a la banda izquierda. Cuando el partido se atasca el revulsivo suele ser el "Rifle" Andrade que puede actuar por una banda o como interior.
El América fracasó en la competencia cuando participó en 2006. Nueve años después vuelve con la encomienda y la ilusión de trascender. Cuenta con el respaldo de un hombre que con los cortos se convirtió en leyenda del americanismo, y que hoy ejerce de mandamás en un equipo acostumbrado a transitar por la vereda de los vencedores. No existen límites en el ambicioso proyecto de Ricardo Peláez.
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