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Costa, un factor decisivo

Guardiola pidió a la directiva del Bayern Munich que fueran por él, y los primeros meses de Douglas Costa en Alemania son soberbios. Una capacidad de desborde asombrosa.






La escena se repite. Xabi Alonso toma el balón y, con un envío largo, encuentra a Douglas Costa. El extremo desborda y centra hacia la llegada de Thomas Muller o Robert Lewandowski, dos rematadores de clase. Una jugada que se ha repetido en los partidos que ha disputado el Bayern Munich en la presente temporada, dada la dinámica que ha sido capaz de imprimirle al colectivo el futbolista brasileño. Una y otra vez, la capacidad de crear peligro del nacido en Sapucaia Do Sul es ilimitada.

Con el paso de los juegos, Costa se ha convertido en el futbolista en mejor forma del presente curso europeo. No ha dejado de exhibir sus cualidades en los campos de la Bundesliga, donde es generador de innumerables ocasiones para el conjunto bávaro, o en la Champions League. Toma el esférico y se hace imparable ante su cambio de ritmo y velocidad, tanto que se hace impredecible para los defensas rivales.

La posibilidad de la escuadra muniquesa de crear ocasiones con tanta facilidad, a partir del desnivel de Costa, ha sido contraproducente en algunas ocasiones. Los balones largos fueron repetitivos y, ante la necesidad, se transformaron en el recurso más utilizado. Así, en muchos pasajes del comienzo de liga, el conjunto quedó sumido en la intrascendencia. Sin embargo, el equipo ha ido evolucionando en ese aspecto, y las virtudes de Costa continuaron siendo efectivas.

Desde su arribo al club, para la 2013/14, Pep Guardiola ha intentado extrapolar su búsqueda al campo de juego, aunque matizando su idea ofensiva mediante los futbolistas de los que dispone. En su primer año, la pausa de mitad de cancha hacia atrás tenía su correspondencia con el vértigo que aplicaba el Bayern una vez cruzaba la línea meridional. En la actualidad, el entrenador español trata de mezclar su inconfundible idea con la que históricamente identificó al equipo que conduce. Es decir, sumar a sus conceptos las ideas de verticalidad o juego directo. En este último factor, colaboró la evolución de Boateng, tanto en pases cortos como largos.

Empero, las lesiones de sus hombres insignia en metros decisivos del campo lo ha llevado a buscar soluciones. El primero en caer fue Franck Ribery, cuya habilidad fue menguando progresivamente conforme a los daños físicos que padeció. Sin embargo, tampoco Arjen Robben ha vuelto a ser el que era, más allá de un comienzo de año futbolístico esperanzador. Una vez más, el holandés se halla recuperándose de una lesión. Ante ese contexto, el técnico tuvo claro qué jugadores ir a buscar en el último mercado.

Tanto el carioca Douglas Costa como Kingsley Coman se han convertido en los extremos titulares del plantel actual (esta verticalidad es potenciada gracias a la versión 80 metros de Arturo Vidal). El crecimiento del joven francés se da sin prisa, aunque sin pausa, y el nivel del ex Shakhtar Donetsk ha rozado el pico más alto de su carrera. Guardiola le encontró un sitio donde puede desplegar sus excelsas virtudes para desequilibrar y romper el entramado defensivo del adversario de turno. De hecho, el Bayern enfrentó esquemas cerrados en la mayoría de sus partidos domésticos, y Costa ha sido la llave que permitió abrir el cerrojo.

Los controles orientados del futbolista de 25 años son extraordinarios, le permiten orientar la siguiente acción y crear ventajas decisivas. No necesita recibir al espacio para marcar diferencias, puesto que la potencia de su tren inferior le permite cambiar el ritmo con una facilidad determinante y pasmosa que deja atrás a sus marcadores. Al conducir, lo hace con la pelota pegada al pie y es una quimera arrebatársela. De ese modo, produce oportunidades con frecuencia y los delanteros sacan provecho. Incluso, sus desbordes han sido útiles para los centrocampistas que se paran en la frontal, aguardando el pase atrás del zurdo una vez que llega al fondo.

En el Allianz Arena, tanto Robben como Ribery han acostumbrado a jugar hasta como interiores en diversos encuentros, aunque hoy en día Costa y Coman se encargan de hacer el campo lo más ancho posible, con el objetivo de generar también espacios interiores. Además, el dinamismo que ofrecen ambos es tal que obligan al rival a bascular por completo a zona de balón, por lo que los cambios de sentido a la otra banda confieren un elemento cada día más utilizado por el conjunto bávaro. Precisamente, la pegada de Costa también es uno de sus puntos fuertes. Si se debe contar un aspecto en el que quizás esté en deuda, es en la precisión de sus centros desde la banda.

Igual de peligroso en ambas bandas, como así también por el centro, el progreso de Douglas fue asombroso en el último tiempo. Guardiola se enfrentó varias veces al Shakhtar desde que es entrenador, y siempre depositó su mirada en él, viendo sus destellos técnicos y los nulos problemas que tenía para ocasionar peligro por sí solo. Fue en mayo del presente año, posteriormente a la serie de semifinales de Champions League ante Barcelona, que lo pidió a los dirigentes de la institución alemana. El Bayern había carecido notoriamente de profundidad y la necesidad de encontrar reemplazo a los futbolistas de mayor calidad se hacía evidente.

Michael Reschke, jefe de la secretaría técnica del club, estuvo en Chile observándolo durante la Copa América. Luego de verlo, se decidió a solicitar condiciones definitivamente al club ucraniano. Del otro lado del teléfono, se encargaron de poner precio al jugador: 30 millones de euros. “¿Estás seguro Pep, crees que valdrá la pena?”, preguntaron desde la directiva al DT, que convenció a Matthias Sammer y Karl Heinz Rummenigge.

Costa ya había alcanzado un punto justo de madurez con Mircea Lucescu, el hombre que lleva más de nueve años dirigiendo en Donetsk y que tiene predilección por jugadores brasileños. Douglas dio el salto hacia el Viejo Continente siendo muy joven, tras el gran rendimiento exhibido en un Sudamericano Sub 20 de 2009. Meses más tarde, no tendría el mismo nivel en el Mundial de la categoría. En Ucrania, le costó tener regularidad más allá de un arranque promisorio, y amenazó con irse del club a causa de la Guerra Civil que azota al país desde hace más de un año. No obstante, el club obligó a varios futbolistas sudamericanos a retornar a los entrenamientos.

Citado por Dunga, ya es casi inamovible del seleccionado brasileño. Consiguió ganarse un lugar después de ser un revulsivo que desordenaba al contrario en los complementos. Llego a jugar con la Canarinha hasta de falso 9, pero su mejor versión se vio por las bandas. En Alemania, mientras tanto, es capaz de decidir el destino de un juego, y su inicio de temporada es magnífico.

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