Diego Armando Maradona cumple 55 años y en Cultura Redonda le dedicamos una líneas.
Lugar de grandes en serio. Allí se reunieron enormes multitudes para vivar a las más variadas figuras del deporte. Allí se gritó por la democracia y se celebró cuando “la casa estuvo en orden”. Cuanto pasó en mi terraza!!!! Cuanta alegría. Cuanta imaginación. Cuanto brillo. Cuanta risa, cuanto enojo y cuanto llanto. Victoriosos y derrotados. La ley del más fuerte y la lucha contra el poderoso. La amistad y la admiración. El asado y la familia. Mi terraza es un monumento.
Lugar de grandes en serio. Allí se reunieron enormes multitudes para vivar a las más variadas figuras del deporte. Allí se gritó por la democracia y se celebró cuando “la casa estuvo en orden”. Cuanto pasó en mi terraza!!!! Cuanta alegría. Cuanta imaginación. Cuanto brillo. Cuanta risa, cuanto enojo y cuanto llanto. Victoriosos y derrotados. La ley del más fuerte y la lucha contra el poderoso. La amistad y la admiración. El asado y la familia. Mi terraza es un monumento.
Monumento con nombres propios. Fue Monza y fue Wimbledon.
Acuñó las multitudes de Wembley y del Maracaná. Tuvo a Zico clavándola en el
ángulo o tirándola a la casa del vecino. Atestiguó sobre la muñeca de John
McEnroe y la potencia de Iván Lendl. Sufrió con los combates en pista entre
Alain Prost y Ayrton Senna. Recibió a Ray Sugar Leonard y a Roberto "Mano de
Piedra" Durán. Los dobles de Jordan, la "Gran Willy" y los drops de Hugo Porta también tuvieron lugar. Pero ningún nombre estuvo tan presente como el tuyo.
Las cosas se ponían bravas. Lo héroes se hacían necesarios. La
noche comenzaba a ganarle a la luz del día. Y allí, como por arte de magia,
como una estrella fugaz que iluminaba cualquier momento de oscuridad, aparecías
al rescate. Subido a alguna gambeta, arriba de un barrilete forjado entre las
estrellas, abrazado a la ilusión de poder ganarlo todo cuando la dramática
derrota estaba cerca, tomabas posesión de la terraza, de su momento y de nosotros
mismos.
La remera Celeste y Blanca, el número diez pintado, la
espalda justa para calzarlo, la mente milagrosa, la "Mano de Dios" y las piernas sublimes. La cabeza
arriba, la mirada inconfundible y el entramado de rulos. Entre Supermans y
Batmans vos siempre fuiste mi superhéroe. ¿Para qué otro? Si vos eras tan real
como mítico. Tan de carne y hueso como nacido de un comic. Tan milagroso como
inmortal.
Los años pasaron. Llegaron otras terrazas. Pero vos fuiste
el ángel y el demonio. Fuiste la fuerza de la lucha y el amuleto en las
difíciles. Fuiste el recuerdo y el presente. Y nunca dejaste de ser vos. Con lo
bueno y con lo otro. Con tus dimes y diretes. Con tus hazañas y derrotas. Siempre
fuiste el referente. El dueño de mil terrazas. Una usina de ilusiones. Una
terma de alegrías.
Ya no veo esa terraza. Yo ya toco los cuarenta. Ya transferí
mi herencia y te entregué en mi testamento. Nena dijo la partera pero Diego no se
mancha. Ya no será en la terraza. Quizá entre muñecas y flores. Pero la vida
pide hazañas. Día a día y noche a noche. Y cuando todo se nubla. Cuando el
mundo está al revés. Cuando la derrota sea probable. El héroe será necesario. Responderás
al llamado. Como lo hiciste siempre conmigo. Y vendrá ese barrilete, el diez y
la camiseta. Llegarás a pura gambeta entre estrellas y planetas. Quizá yo ya
esté en el cielo. Con la celeste y blanca puesta.
Para Diego Armando Maradona en el día de su cumpleaños número 55
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