La de Pedrito es la historia del jugador surgido de las inferiores de su club, uno habituado a formar futbolistas llamados a convertirse en figuras y que paradójicamente tienen que buscar su sitio porque no se les valora en su justa dimensión. Podría resultar ilógico para alguien que formó parte de las filas del Barcelona y que hizo todos los méritos para que se lo considerara figura. He ahí la cuestión.
Opacado generalmente por los grandes jugadores que podía tener el conjunto Culé entre sus filas, nunca llegó a dársele la importancia que le correspondía dentro del equipo. Daba (y sigue dando ahora en Chelsea) una definición al juego de posesión. Rompía en diagonales, ejecutaba al arco y se acoplaba al estilo de posesión que pregonaba el equipo catalán.
Pero el delantero de 28 años siempre estuvo a la sombra de figuras más preponderantes que él en Barcelona: Lionel Messi, Zlatan Ibrahimovic, Thierry Henry, Alexis Sánchez, Cecs Fábregas, Neymar y Luis Suárez en la delantera; Xavi, Andres Iniesta, Ivan Rakitic, Sergio Busquets en el medio campo. Así fue desde el 2009 que ingresó en la plantilla titular del equipo blaugrana. Más allá de que él era moneda corriente en el primer equipo, nunca tuvo la primacía necesaria por parte de la prensa. Nunca recibió un reconocimiento a la altura de sus condiciones.
El extremo español llegó a la selección tras el desempeño realizado en la temporada 2009-2010 donde anotó 23 goles en 52 partidos en todas las competiciones. Le alcanzó para jugar y ser campeón del mundo en el 2010 y repetir en la Eurocopa 2012.
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| Pedrito en la Selección de España |
Su mayor cantidad de partidos se sucedieron en las temporadas 2010-2011, donde se lo considero un jugador fundamental para Josep Guardiola. Ahí disputó 54 partidos y convirtió 22 goles. Igualó su marca en la 2013-2014, pero anotó solamente 14 goles. A la temporada siguiente, llegaría Luis Suárez por lo que perdería lugar en el equipo como titular. En total llegó a jugar 51 encuentros, muchos desde la banca y anotando sólo 11 goles.
Pidió salida. Quería jugar más y solicitó ser transferido a otro club. El Chelsea FC se hizo de los servicios del canario pero antes de eso, le dio un título más al Barcelona. Anotó el quinto y definitivo ante el Sevilla dándole la Supercopa de Europa 2015. Un gol que celebró con más bronca que emoción. Una copa que no quiso celebrar con efusividad. Quizás momentos de tristeza abordaban la cabeza de Pedro en esos instantes donde le daba un triunfo a una institución que lo había visto brillar y que ahora lo dejaba partir tras no darle minutos de juego. Veinte títulos en seis años en España, se fueron con las valijas de Pedro a Inglaterra.
En su presentación al mando de José Mourinho necesitó 17 minutos para empezar a ilusionar a los hinchas. Digno de una estrella. "No ha sido el debut de Maradona, pero casi", fueron las palabras de Mou. Ahora sí, el delantero era la figura de su escuadra.
El extremo de un metro setenta llevó su magia y su estilo a Londres. Una lluvia de interrogantes se presenta: ¿Habrá hecho bien el Barcelona en dejarlo ir? ¿Cuánto podrá rendir Pedro en otro lugar donde no se efectúe el juego “Barcelona”? ¿Precisaba Luis Enrique un delantero con experiencia? Eso solo lo dirá el tiempo. Pedro opacado por tantas figuras, prefirió buscar ser él la estrella. Un mote que puede colocarse tranquilamente en base a sus condiciones.
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