Argentina
cayó en el debut de Eliminatorias ante Ecuador por 2-0. Repitió dificultades de
progresión y sufrió ante un rival que fue a buscarlo arriba.
En la previa del partido,
Gustavo Quinteros manifestó sus intenciones de que Ecuador defendiera lo más
lejos posible del propio arco. Lo planeado finalmente terminó resultando,
puesto que el seleccionado que dirige el santafecino nunca tuvo la idea de
replegar, controló el partido durante los 90 minutos y se llevó del Monumental
una victoria histórica. Incluso, cuando parecía que la búsqueda caducaba con el
paso de los minutos, nunca se desordenó en el terreno.
La selección amarilla logró
desarticular al equipo dirigido por Gerardo Martino en los albores del
encuentro. Pronto encontró, en su simétrico 4-4-2, las posibilidades de cerrar
los caminos por los que Argentina trataba de subir el balón. Así, puso fin a la
agilidad que daba al juego Javier Pastore en los primeros minutos. Con el paso
del tiempo, hizo que tanto el hombre del PSG como Lucas Biglia no pudiesen
recibir en la mitad del campo.
Con sus interiores tapados, el
combinado argentino repitió los problemas de progresión que han caracterizado
la gestión de su entrenador. Lo peor es que, en un año, el entrenador no ha
encontrado una solución. Cuando los centrales, o Javier Mascherano, no encuentran a
los centrocampistas internos, ven nublada la acción y envían un balón largo sin
destino. Por si fuera poco, el equipo no cuenta con un receptor de envíos
directos. De esa forma, Argentina se hacía repetitivo. En las pocas ocasiones
con las que contaba, se precipitaba y, sin pausa, perdía el balón en zona de
tres cuartos. Las conducciones de Ángel Di María, además, no brindaban ventaja
alguna.
El doble pivote dispuesto por
Ecuador se encargó de que Javier Pastore y Lucas Biglia no recibiesen ni girasen, pero Christian Noboa
también interceptó cada pase que buscaba filtrarse entre líneas. Una vez que
recuperaba el esférico, el seleccionado amarillo se lanzaba en transiciones
rápidas hacia el arco de Sergio Romero. Jefferson Montero percutió por izquierda y volvió a
desbordar a Facundo Roncaglia, como ya lo había hecho en tierras
estadounidenses tiempo atrás. Antonio Valencia, por el costado opuesto, fue siempre un
dolor de cabeza para Emanuel Más. Por dentro, tanto Felipe Caicedo como Miller
Bolaños fijaban a ambos centrales y les impedían ir en ayuda de los marcadores
de punta.
Cada vez que la Albiceleste se veía imposibilitada de robar
arriba el balón, retrocedía con desorden y sin ocupar correctamente los
espacios. Ecuador acumuló chances, sin finalizar con éxito. Durante el
complemento, el planteo visitante no se vio con la misma eficiencia, pero
tampoco sufrió ante un rival que no podía asentarse en campo rival con acierto.
Mascherano, entre centrales, iniciaba desde muy abajo, y la inferioridad
numérica en el centro del campo hacía que trascender fuese una quimera.
Transcurridos 25 minutos de la
etapa final, Mascherano subió en el campo, Argentina hizo que su adversario
retrocediese y el partido comenzó a jugarse en campo ecuatoriano. Sin embargo,
el acierto en una jugada a balón parado de los de Quinteros volvió a provocar
el desorden argentino. Minutos más tarde, un contraataque conducido por
Valencia evidenció una vez más las fallas a espaldas de Más. En el medio, queda
la modificación de Ezequiel Lavezzi por Pastore, que quitó aún más fluidez al
equipo y no brindó una mayor capacidad de desborde al colectivo.
0 Comentarios..:
Publicar un comentario