River se encuentra en proceso de definir nuevamente su estilo de juego. Desde la asunción de Gallardo, ha mutado la idea aunque no la esencia. Ahora, el DT pretende redefinir el estilo.
Luego de la obtención de la Copa Libertadores, River Plate ha iniciado un camino de cambios en busca de re definirse como equipo. Marcelo Gallardo está en la búsqueda de devolverle a su conjunto el juego que durante su primer semestre demostró. El objetivo es encontrar una dinámica positiva que los lleve nuevamente a la regularidad.
Recuperar el juego, retomar el camino, volver a
las bases. Las frases más repetidas por Marcelo Gallardo desde que su equipo se
coronara campeón de la Copa Libertadores y de la Suruga Bank con solo seis días
de diferencia entre ambas finales. Desde aquellos partidos de ida y vuelta
contra el equipo mexicano, y luego de la final frente al Gamba Osaka, River
Plate ha estado en una constante búsqueda de redefinir su estilo de juego.
Esta búsqueda no es más que una firme intención de
definir un concepto de juego que tiene mucha
relevancia. Hablamos del sentido del juego, entendido éste como la manera en la
que deseas que la pelota se desplace por las diferentes líneas de la cancha,
desde el comienzo hasta el final de una jugada. Concretamente no es más que el
camino que recorre la pelota y los jugadores para ir avanzando en el terreno de
juego, la manera elegida para intentar ganar los partidos.
A lo largo
de una temporada de competencia los equipos van sumergiéndose en diferentes
dinámicas que los llevan a lograr estabilidad futbolística como también a
épocas repletas de incertidumbres. Durante la pasada edición de la Copa
Libertadores, el 'Muñeco' Gallardo demostró ser un estudioso de estos factores que
influyen en el juego de un equipo. La mano de un entrenador se puede advertir
en estos momentos de adversidad, en donde algunos retoques tácticos, un cambio
de esquema, la salida de un jugador que permita la inclusión de otro, pueden
ser maniobras que buscan romper con la monotonía que intentará
condenar a un equipo al fracaso.
El nuevo sentido del juego distaba mucho del que
River había optado realizar en los primeros meses de Gallardo al mando del
plantel. Pero las circunstancias del momento hicieron que esa redefinición sea necesaria para poder seguir siendo competitivos, la mencionada ‘mano
de un entrenador’ que ya hablamos. Una de las características del River campeón
de América fue la inclusión de Leonardo Ponzio como pareja de Matías Kranevitter en el eje de la cancha; el
mediocampista lideraba la presión del conjunto argentino marcando el tiempo de
cuándo esta debía realizarse en campo contrario o cuándo era necesario ceder
terreno y agruparse nuevamente.
Una vez concluida esta dinámica competitiva muy
positiva es lógico que un equipo tienda a entrar en una meseta de la cual pueda
ser complicado salir. Acostumbrarse al éxito, a los elogios y a la comodidad
puede ser peligroso para un plantel que rápidamente tiene que afrontar una
nueva competencia. Es un requisito indispensable en estos casos buscar nuevos
objetivos a los cuales aferrarse en busca de la competitividad deseada. En el
caso del River de Gallardo, este nuevo horizonte radica en la búsqueda de determinar nuevamente su sentido del juego intentando acercarse a aquel demostrado
durante el primer semestre del director técnico en Núñez.
Este nuevo camino en donde River intentará ser la
mejor versión de sí mismo comenzó tumultuoso. Derrotas ante San Martín de San
Juan, Estudiantes de La Plata y Boca Juniors, sumadas a los empates frente a
Huracán y Lanús, que terminaron alejando a los millonarios de la pelea por el
campeonato local. En el corto plazo el equipo tiene la posibilidad de defender
el título de la Copa Sudamericana, competencia que será de mucha importancia
para conseguir la regularidad deseada pensando en el gran objetivo de este
semestre, el Mundial de Clubes. Esta metamorfosis que se avecina invertirá
protagonismos dentro del plantel, el doble cinco de la Copa Libertadores irá
paulatinamente desapareciendo y Leonardo Pisculichi intentará volver a
convertirse en el nexo entre las diferentes líneas del equipo.
Posesiones largas y pacientes, ordenarse alrededor
del pase y de la pelota, ir progresando en grupo en las diferentes líneas,
pequeñas sociedades en cada sector de la cancha y sobre todo mucha movilidad,
serán las características que empezaremos a ver en el Monumental. En la previa
del partido de ida por los octavos de final de la presente Copa Sudamericana se
le consultó a Gallardo sobre a qué se refiere con “volver a las bases”.
Gallardo fue claro, conciso y concreto. “No es nada del otro
mundo muchachos, cuando digo volver a las bases me refiero a simplemente
pasarnos la pelota entre nosotros”. Hubiésemos empezado por ahí, 'Muñeco', y cambiaba todos estos párrafos
por esa simple oración.
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