Nicolás Otamendi fue recientemente transferido desde el Valencia de España al Manchester City por la imponente suma de 45 millones de euros, lo que lo convierte en el defensor argentino más caro de la historia y en el tercero a nivel mundial.
Luego del Mundial 2010, parecía que su carrera se deterioraría. Su nombre, quizás, había resultado ser el más mancillado de aquella paliza que Alemania le propinó a la Argentina en Sudáfrica. Diego Maradona lo colocó sobre el lateral derecho, y allí quedó expuesto. Hizo el foul del primer gol, fue amonestado a poco de haber comenzado el partido y su peor pesadilla se materializó durante el tiempo restante. Nada pudo hacer, ese no era su lugar dentro del terreno.
Años antes, había hecho su presentación con la camiseta de Vélez. De procedencia humilde, su sueño, en ese momento, era claro: "Tuve la suerte de llegar y espero que esto siga para rato, para ayudar a toda mi familia". Rápidamente se adueñó del puesto titular, y fue clave en el Vélez de Ricardo Gareca que obtuvo el Torneo Clausura 2009. Luego de disputar el Mundial, pasó al Porto. Allí creció, cicatrizó sus heridas y pulió su carácter. Fue multicampeón e ídolo, y en 2014 decidió ponerle fin a su periplo en Portugal para emigrar a España.
Pero algo aún le producía bronca en su interior. No había tenido chances de reivindicarse con la Selección Argentina, y el Mundial de Brasil 2014 era inminente. Su nuevo club, Valencia, no tenía cupo de extranjeros, por lo que Otamendi decidió ir a jugar a préstamo seis meses al Atlético Mineiro de Brasil, con la esperanza de ser convocado por Alejandro Sabella para jugar el torneo más importante del mundo, a pesar de no haber formado parte del proceso. Sin embargo, el llamado nunca llegó.
Después de ver a sus compatriotas subcampeones por televisión, volvió a Valencia, donde rápidamente se transformó en un pilar fundamental de la defensa. Sus buenas actuaciones le dieron frutos: Gerardo Martino, flamante entrenador de la Selección, lo convocó para jugar la Copa América de Chile. Y su segunda oportunidad no la dejaría escapar: a pesar de no conseguir el título, fue titular y mantuvo un gran nivel durante toda la competición.
Eso, provocaría el llamado del Manchester City para comprar sus servicios. La transferencia se cerró en 45 millones de euros aproximadamente, lo que lo convierte en el defensor argentino más caro de la historia -superó el fichaje de Walter Samuel de Roma al Real Madrid por 25M-, y en el tercero a nivel mundial -sólo superado por David Luiz de Chelsea a PSG por 50M y Río Ferdinand de Leeds United al Manchester United por 46M-. En Inglaterra compartirá plantel con tres conocidos: Aguero, Zabaleta y Demichelis, los tres integrantes, también, de la Selección.
Será el desafío más importante en la carrera del defensor. El fútbol de la Premier League es más rápido que el de España, por lo que deberá aggiornarse a la dinámica. Fornido, fuerte físicamente, de excelso juego aéreo, Otamendi deberá luchar, en Manchester, contra un viejo conocido: Eliaquim Mangala, francés con quien compartió equipo en Porto. De ganarse un lugar entre los titulares, el argentino podrá crecer muchísimo en Inglaterra, entre otras cosas porque su compañero de zaga sería Vincent Kompany, capitán del City. Ahora, le toca al jugador demostrar sus argumentos en la cancha para justificar la suma invertida en él.
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