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Una muestra de grandeza

Por el tercer puesto, Perú le ganó a Paraguay por 2-0, con goles de André Carrillo y Paolo Guerrero. El equipo dirigido por Ricardo Gareca fue superior gran parte del partido y dejó una buena cara para lo que serán las Eliminatorias.




Muchos lo califican como un partido “testimonial” o un partido para rellenar el calendario. Más allá de eso, a Perú le sirvió para mostrar su gran nivel de juego a lo largo de la Copa América, en lo que fue una de las sorpresas de la competencia, junto a Paraguay. Perú iba con su equipo habitual, con la entrada de Carrillo por Jefferson Farfán y Christian Ramos por el expulsado Carlos Zambrano.

En Paraguay no podían contar con sus máximas figuras, Roque Santa Cruz y Haedo Valdez, ambos por lesión. Por ello, Ramón Díaz se decidió por Raúl Bobadilla y Lucas Barrios en ataque, mientras que Oscar Romero y Osvaldo Martínez jugarían por fuera. El comienzo del partido tuvo la intensidad de Perú como factor predominante.

La presión en mitad de cancha, seguida por la imprecisión de los paraguayos, hacía que la Albirroja recuperara con mucho espacio. Ahí, tanto Carrillo como Guerrero recibían plácidamente entre líneas para atacar el espacio con Christian Cueva y Yordy Reina. En Paraguay la imprecisión se apoderó de los jugadores. Erráticos en la salida de balón, solo Néstor Ortigoza marcaba una diferencia con pelota cuando de atacar se trataba. Bobadilla y Barrios bajaban a recibir y combinar con los laterales, pero pocas veces pudieron crear peligro ante la sólida defensa peruana.

Los últimos minutos de la primera parte tuvieron un repentino bajón en la calidad de ambos equipos. El conjunto guaraní empezó a manejar la pelota con criterio y creó alguna que otra chance.

Apenas dos minutos del segundo tiempo iban cuando Carrillo cazó un rebote fuera del área para poner a Perú arriba en el marcador. El sorpresivo gol hizo que Perú cediese la pelota a Paraguay. Con el resultado en contra, los guaraníes tomaron el control del balón para empatar rápidamente. Ante estas situaciones, Perú muestra un claro diagnostico: su principal arma es atacar. Cuando se repliega, sea por decisión propia o bien por el rival, sufre. Sus volantes externos no retroceden y los laterales quedan en desventaja numérica cada vez que el rival ataca por los costados.

Aún así, Paraguay solo tuvo una ocasión clara para empatar, tras un centro de Romero que el recién ingresado Edgar Benítez no pudo conectar.

A pocos minutos del final, una excelsa jugada de Carrillo sirvió para que Guerrero decrete el 2 a 0 y el tercer puesto para la Albirroja.

A lo largo de la competencia, el equipo peruano tuvo un rendimiento ascendente. El partido debut ante Brasil había evidenciado dos cosas: su potencial en ataque, al combinar jugadores veteranos (Guerrero, Farfán) con una nueva camada (Cueva, Carrillo), pero también una defensa endeble, donde sufría demasiado ante cada ataque rival.

Para el partido siguiente, Gareca tomó nota y el cambio empezó a mostrarse. Con Venezuela, si bien le costó conseguir la victoria, la calidad de Advíncula proyectándose en ataque y la firmeza de la dupla defensiva Ascues-Zambrano ya se podían ver.


Frente a Bolivia, en cuartos, el equipo hizo un muy buen partido en ataque y pudo liquidarlo en menos de 20 minutos sólo con la calidad de Guerrero. El equipo peruano supo encontrar su esencia y así la plasmó en la cancha. Contra Chile estuvo a punto de forzar los penales, con un soberbio partido del ex Bayern Munich nuevamente, pero el chileno Eduardo Vargas sacó un zapatazo desde fuera del área que acabó con las ilusiones peruanas de llegar a la final.

A futuro, las Eliminatorias son, sin dudas, el gran objetivo de este equipo. Con una base entre los veteranos y la joven camada, buscará volver a un Mundial, competencia que no juega desde 1982.

Paraguay, al revés que Perú, tuvo un rendimiento decreciente en la copa. La remontada frente a Argentina, seguida por el triunfo contra Jamaica, hacía presagiar que el conjunto guaraní podía ser una de las revelaciones del torneo.

Frente a Brasil sufrió más de lo que jugó, y el equipo de Dunga hizo el resto para que los dirigidos por Díaz, con el talento de Santa Cruz y Haedo Valdez, empataran el partido y pasaran por penales. Con Argentina mostró su peor cara, cuando le dejó a su merced el espacio suficiente para que las estrellas de la Albiceleste se hagan un festín y termine en goleada.

Históricamente identificada por una defensa férrea, Ramón Díaz cambió la filosofia de juego por un equipo que apostaba al ataque. Las Eliminatorias serán el gran desafío para el DT argentino, donde se presagia una pelea hasta el final por buscar llegar a Rusia en 2018.

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