Ads 468x60px

.

Empate y cuarto intemedio

Tigres y River empataron en el primer partido de la final de la Libertadores. Los millonarios lograron neutralizar las virtudes del equipo mexicano, los cuales se acercaron esporádicamente al arco defendido por Marcelo Barovero. El marcador en cero mantiene abierta las chances para ambos equipos.


Adaptación es la palabra que define al River de Marcelo Gallardo. Adaptación a escenarios, a momentos, a circunstancias, algunos favorables y otros adversos. Y el primer partido de la final de la Copa Libertadores no fue la excepción. Está vez tocó ocupar el papel que el equipo suele adaptar cada vez que juega de visitantealternando entre el rol de actor protagónico cuando la situación lo amerita (como sucedió contra Cruzeiro), y sin temerle al actor de reparto si el contexto lo lleva a eso. 

Ricardo Ferretti decidió saltar a la cancha con sus jugadores dispuestos tácticamente de la siguiente manera: Nahuel Guzmán en el arco, cuatro defensores destacando los regresos de Hugo Ayala y Jorge Torres Nilo, doble eje en el medio con Guido Pizarro y Egidio Arévalo Ríos, Jürgen Damm bien abierto por derecha, Damián Álvarez (en lugar de Javier Aquino quien está lesionado) de igual manera por izquierda y Rafael Sóbis detrás de André Pierre Gignac como único punta. Un 4-2-3-1 flexible que en momentos se transforma en un clásico 4-4-2

Por su parte el Muñeco repitió el mismo diseño táctico que en el último partido contra Güaraní, donde se destacó el regreso de Leo Ponzio quien cumplió fecha de suspensión, y la inclusión desde el minuto cero de uno de los refuerzos del semestre, el uruguayo Tabaré Viudez. El entrenador argentino continuó dándole confianza a Lucas Alario para ser el acompañante de Rodrigo Mora en la delantera. 

En los primeros minutos de cada tiempo la disputa fue por la posesión y el terreno. Los locales aguardan hasta las últimas consecuencias antes de renunciar a la salida limpia desde el fondo, para esto Pizarro se incrusta una y otra vez entre los centrales buscando generar superioridad contra la pareja de delanteros de River. La pareja de volantes centrales de Tigres cumplen roles tan marcados como distintos dentro del circuito de juego, mientras Pizarro tiene la función de ser el primer pase para romper líneas en la elaboración de juego, Arévalo Ríos ocupa posiciones más adelantadas, rompiendo líneas a través de su propia movilidad y llegando en muchas oportunidades sin marca alguna al área. Dos volantes centrales que a la hora de atacar se posicionan verticalmente, mientras que a la hora de defender se encuentran uno al lado del otro

En esos primeros quince o veinte minutos de cada tiempo, los visitantes se mantuvieron a gusto con el desarrollo, liderados por la presión que ejercen Ponzio y Matias Kranevitter, el equipo se mantuvo corto con los centrales muy cercanos a la mitad de la cancha. Ese movimiento de hacer corto el espacio hacia adelante tenía como consecuencia que los atacantes rivales quedaran permanentemente en fuera de juego. Cuando River perdió la pelota no retrocedió cerca de su área, todo lo contrario, Ponzio fue la sombra sobre Pizarro cada vez que este se acercaba a sus centrales, logrando que la primer fase del ataque rival se vea entorpecida y sucia. A todo esto, sumarle que en ataque apelaba a explotar una segunda jugada que le sea favorable o explotar la bendita pelota parada que tantos partidos encaminó para Gallardo.

Pero esa comodidad  que gozaba en el arranque tanto de la primera parte como en el complemento se fue diluyendo con el correr de los minutos, acomodando el desarrollo a favor de los locales quienes terminaron de mejor manera cada uno de los tiempos. Esa ventaja que la dinámica del juego les otorgó, sumada a un calor agobiante que los argentinos sufrieron, no fue aprovechada como en partidos anteriores. Los locales contaron con la posesión de la pelota y el dominio del terreno, obligando a River a defenderse muy cerca de Barovero y dejando la cancha demasiado larga cuando intentaba contragolpear. Sin embargo ambos equipos dejaron la sensación de estar cómodos con el empate, los visitantes no se vieron sofocados en ningún momento, a pesar de contar con un par de muy buenas intervenciones de su arquero, y los locales sorpresivamente nunca se salieron del molde o del libreto intentando sorprender a la defensa millonaria. 

El aspecto negativo de la noche lo dejan las lesiones de Mora y Viudez, quienes fueron reemplazados al comenzar el segundo tiempo. Por otra parte, Gabriel Mercado vio tarjeta amarilla en el partido, lo que significa que el defensor argentino no podrá formar parte del partido de vuelta en el Monumental. "Nos hubiese gustado tener más la pelota, intentamos jugar mientras pudimos, después nos tuvimos que acomodar al estado del juego" declaró el entrenador argentino al finalizar el partido, con esa capacidad que tiene su equipo de ser algo y dejar de serlo en un mismo partido, River Plate sueña con tomar el papel protagónico ante su gente y así ilusionarse con alzar su tercer Copa Libertadores. Noventa minutos en donde todavía queda todo por escribir.

0 Comentarios..:

Publicar un comentario