Con el emblema de “viejo son los trapos” en el pecho, el delantero de 34 años que juega para el Athletic Bilbao, nos demuestra
que no hay que juzgar a los jugadores por su edad, sino por su calidad y
lucidez dentro de la cancha.
Tardó en explotar, pero su momento de gloria finalmente
llegó. Luego de militar por diferentes categorías, por transitar buenas y
malas, Aritz Aduriz parece haberse consolidado en el primer equipo del Athletic
Bilbao, donde marcó, en la última temporada, 26 goles.
Superaba los 20 años de edad, pero no lograba dar el salto
de calidad. Su estadía en el Bilbao Athletic, el filial del equipo del País
Vasco que disputa la Tercera División de España (Segunda División B), parecía
su pico máximo en su carrera futbolística. Encima, cuando había tenido la
chance de mostrarse en la primera, como lo fue en su debut frente al Barcelona,
no logró mostrar su mejor versión, dilapidó sus pocas oportunidades y quedó
libre.
Fichó por el Burgos, club que también se desempeñaba –y
desempeña- en el tercer escalón de jerarquía en España. Parecía destinado a
jugar en esa categoría, a conseguir vivir del fútbol y no mucho más, a
resignarse con pasar desapercibido por las calles de su San Sebastián, sin que
nadie lo reconozca. Pero en su nuevo equipo marcó goles y, entonces, logró
escalar: el Real Valladolid, que en ese momento disputaba la Segunda División,
decidió comprar su pase.
Allí le fue muy bien y, como una paradoja del destino, su
antiguo club, el que lo formó como jugador, lo compró; Aduriz regresaba al
Athletic, que se encontraba en peligro de descenso. Ya más maduro, esta vez no
dejó pasar su oportunidad: disipó las dudas sobre la continuidad de su equipo
en la categoría, fue el máximo anotador de la plantilla durante dos temporadas
seguidas y, como saldando una cuenta pendiente, dejó el club tras cumplir su
cometido.
Continuó su romance con el arco rival en el Mallorca, para
luego pasar al Valencia, donde tocó su techo como jugador de fútbol. Marcó
varios goles, jugó la Champions League y, como recompensa a no bajar nunca los
brazos, fue citado por Vicente Del Bosque para jugar en la Selección de España,
que v enía de ser campeona del mundo por primera vez en su historia, detalle
para nada menor. Debuto, entonces, frente a Lituania, en un partido
correspondiente a la clasificación para la Eurocopa 2012.
Pero al Valencia llegó Roberto Soldado, quien lo opacó con
su buen desempeño. Y Aduriz, en ese contexto, decidió volver a ese club del que
nunca se va a poder soltar por el gran afecto que le tiene. Firmó por tres años en
el Athletic y consiguió cosas muy importantes desde entonces: con Marcelo
Bielsa en el banco de suplentes, fue el goleador del equipo con 14 tantos en la
Liga. La siguiente temporada, batiendo su propio récord, marcó 16 goles en
torneo español, y contribuyó enormemente a que su equipo, el que lo vio nacer,
volviera a disputar la Champions League luego de 15 años.
Hoy, a sus 34 años, Aritz Aduriz se mantiene más vigente que
nunca. Acaba de cerrar su mejor campaña profesional en cuanto a números, ya que
anotó, en 48 partidos, 26 goles. Su equipo finalizó séptimo en la Liga BBVA, y
culminó como subcampeón de la Copa del Rey. Es un referente del equipo en el
que tantas idas y vueltas tuvo que pasar, pero que hoy lo tiene como un
consolidado jugador de la casa. Su premio a tanto esfuerzo llegó.
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