En el último partido correspondiente a los Cuartos de Final de la Copa América, Paraguay dio la sorpresa y eliminó a Brasil en la tanda de los penales. Ahora, en semis, será rival de Argentina.
Para el espectador neutral, no fue el mejor partido para ver. Mucho roce, pierna fuerte, pelota dividida. Poco juego asociado y vistoso. El trámite de la primera mitad se dio predominantemente en la zona medular del campo de juego. Ningún equipo lograba dominar, y ambos eran muy imprecisos con la pelota, una materia en la que no destacan.
El conjunto que dirige Ramón Díaz comenzó a crecer con el correr de los minutos, principalmente por el flaco izquierdo, donde el tándem Edgar Benítez-Iván Piris lograba desequilibrar y ser profundo, para finalizar la jugada con un centro con la esperanza de que Roque Santa Cruz pudiera conectar, algo que nunca pasó. Sin embargo, cuando más mal la pasaban los hombres de Dunga, llegó el gol de Robinho luego de una buena jugada colectiva.
El nivel del juego empeoró aún más con el gol. Paraguay, atónita, se limitaba a tirar pelotazos sin destino y poco eficientes. Brasil, conforme en ese escenario, intentaba cuidar la pelota y aguantar. La primera mitad pereció con el conjunto guaraní buscando dañar nuevamente por la zona izquierda de su ataque, aunque sin éxito alguno.
Ya desde el inicio de la segunda parte, la predisposición de Paraguay fue otra. Pese a no brillar por su elaboración, ni por su buen manejo de la pelota, se notó otra actitud. Por los costados, tanto el izquierdo como el derecho, comenzó a asediar el terreno de Brasil y a lanzar una enjundia de centros al área defendida por Jefferson. Y tuvo su premio, luego de cambiar por gol un penal insólito que provocó una mano infantil de Thiago Silva, quien no es la primera vez que comente una infracción de ese tipo.
Posterior al empate, el partido se abrió, los dos equipos rompieron su rigidez táctica, y ambos fueron en busca de la victoria. Pudo ser para cualquiera, pero la falta de pericia en ofensiva impidió que el partido se resolviese en los noventa minutos reglamentarios. El último pasaje del partido fue de pura especulación por parte de los dos equipos, ya que ninguno quería arriesgar a exponerse en defensa y quedarse con las manos vacías.
La conclusión del partido se daría en los penales entonces. Tal como pasó hacía cuatro años en Argentina, cuando Paraguay eliminó en la misma instancia a Brasil. Esta vez la historia sería la misma: los muchachos de Ramón Díaz se mostraron impávidos ante la presión de la definición, y lograron el pasaje a la Semifinal de la Copa América, donde deberán enfrentarse con la Argentina del Tata Martino, por segunda vez en este torneo. La primera, fue por la fase de grupos, y el partido finalizó 2 a 2. Esta vez, habrá revancha.
0 Comentarios..:
Publicar un comentario