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Victoria y clasificación pese al sello de Dunga

Brasil se impuso 2-1 a Venezuela y de rebote, clasificó a Colombia que se medirá ante Argentina. Los goles brasileños fueron obra de Thiago Silva y Firmino mientras que para la Vinotinto, descontó Miku. Los brasileños se enfrentarán a Paraguay en cuartos de final como en la edición anterior de la Copa América.

La incógnita del encuentro era saber como reaccionaría Brasil ante la ausencia de Neymar. Robinho ingresó en el once titular junto a Philippe Coutinho en detrimento del sancionado jugador del Barcelona y Fred. Lo cierto es que el pentacampeón del mundo resolvió la ecuación de forma notable durante los primeros 67 minutos del juego. Hasta este momento se jugó un partido y tras la hora del mismo, otro antagónico.

Thiago Silva adelantó a los suyos a los nueve minutos tras un córner ejecutado por Robinho y en el que el jugador del PSG se aprovechó del arrastre al primer palo de sus compañeros para sentenciar a Baroja ante el flojo marcaje de Tuñez. Brasil ganaba y era merecido por su orden de mitad de la cancha hacia atrás y su movimiento y verticalidad en los jugadores que atacaban. Willian (con libertad absoluta) se mostró tanto en la iniciación como en la elaboración, Robinho se juntó con Alves por derecha y Cichero lo sufría; mientras que Firmino y Coutinho iniciaban desmarques para generar espacios. El pase y la devolución eran siempre a un toque, máximo dos, los venezolanos llegaban tarde -cuando llegaban- y sólo encontraban la sombra de sus rivales.

Venezuela no hilvanaba jugada alguna, estática, imprecisa y sin conexión con Arango -menos con Rondón-. Brasil se aprovechó de ello y recuperaba con rapidez el esférico, tras un gran inicio de Fernandinho y Dani Alves como interior tras pérdida. No se visualizó la agresividad (en el buen sentido de la palabra) venezolana hasta aquí demostrada con su repliegue en 4-4-2 prácticamente en campo propio. El desgaste fue máximo sin balón ante la rápida circulación de Willian y compañía, quienes entendieron que para equilibrar la ausencia del mejor jugador, tenían que dar un punto más de rendimiento.

Los pupilos de Sanvicente intentaron ser algo más atrevidos en el inicio del segundo acto pero una genialidad de Willian con cambio de ritmo y centro con el exterior, terminó con el 2-0 de Firmino que empujó a placer el cuero a la red. Brasil dominaba el juego desde la tenencia de la pelota, no había sufrido en ningún segmento del cotejo hasta que Dunga dio preferencia al "control" sin balón para cerrar la contienda, ordenando indirectamente con sus cambios, replegar a los suyos y fortalecer al enemigo.

Tras una genialidad en un disparo de falta de Arango (la magia sigue intacta), Miku descontó e hizo buenos los minutos previos de dominio. Venezuela creció en confianza (gentileza de Dunga) y visualizó el milagro, Miku lo tuvo pero le faltaron centímetros para su doblete personal. Quizás la expulsión de Amorebieta y el resbalón en la jornada donde menos se esperaba, fue decisivo para un equipo que sigue en pleno crecimiento. Hay lugar para el optimismo en tierras venezolanas.

Brasil acabó el partido con cuatro centrales en cancha y despejando balones de forma inexplicable cuando tenía el encuentro sentenciado. Dunga puso su sello cuando sus dirigidos más se divertían y más se parecían a una Brasil con algunos lujos y buenas combinaciones. Buen juego hasta las modificaciones. Malas sensaciones tras el final sufrido con Alves haciendo un enorme esfuerzo en ataque y Rincón en defensa, recuperando y dándole esperanzas a sus compañeros.

Se cumplían 45 años de aquel Brasil 4-1 Italia en México. La crisis identitaria es evidente y con su seleccionador se potencia día a día...

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