River goleó 3 a 0 a Cruzeiro en su visita al estadio Mineirao. Con este resultado clasificó a la semifinal de la Copa Libertadores. Los goles fueron convertidos por Sánchez, Maidana y Teo Gutiérrez.
El River de Gallardo conoce de gestas heroicas. Pareciera ser que un escenario adverso, un contexto desfavorable o un resultado negativo, potencian las virtudes del equipo y sacan lo mejor de cada uno de los jugadores. El equipo fue más que una simple suma de individualidades, la inteligencia colectiva estuvo por encima de la inteligencia individual. Y esto no es nuevo, Gallardo y su equipo conoce de épicas.
El equipo riverplantense soñaba con revertir la serie, para ello debía remontar el 0-1 sufrido la semana pasada en su propio estadio. En la previa del partido mucho se especuló en cuanto al equipo que Gallardo pararía en tierras brasileñas. Si volvería a las bases del River que se vio en los primeros meses del segundo semestre de 2014 o si se mantendría en la postura adoptada para vencer a Boca en esta misma Copa. El 4-3-1-2 que salía de memoria con Pisculichi como enganche ó el 4-4-2 con Ponzio acompañando a Kranevitter. El presente pesó más que el pasado. El esquema se mantuvo en relación al partido de ida, Ponzio continuó siendo titular y los regresos en esta oportunidad fueron de Mercado en lugar del joven Mammana y de Rojas en la posición de Pity Martínez. Los locales saltaron al campo sin cambios respecto al primer partido.
Desde el comienzo quedo claro a lo que River apostaba. Presión alta comandada por Leo Ponzio, sacrificio de Mora y Teo para entorpecer la salida rival, interiores acompañando la presión de los de arriba y defensores que achicaban junto a Kranevitter. Los primeros minutos fueron de mucha verticalidad y juego directo por parte de ambos equipos, pese a exponerse a algún contra ataque los millonarios impusieron las condiciones de juego e intentaron someter al rival desde el comienzo. Las sociedades Vangioni-Rojas por izquierda y Mercado-Sánchez por derecha encontraban campo y espacio para adelantarse ante un mediocampo brasileño que poco podía hacer con Henrique y Willians sin compañía en el eje.
La profundidad que River estaba consiguiendo con Sánchez y Rojas se plasmaba en el desarrollo pero aún no en el marcador. Mora y Teo Gutiérrez acompañaban muy bien la jugada, pero la imprecisión al pisar al área evitaba que el equipo convirtiera. Pero como el equipo argentino estaba marcando el ritmo del partido, la sensación de que el gol estaba al caer aumentaba cada vez más. La sensación dejó de ser solo una sensación a los 19 minutos del primer tiempo, Teófilo Gutiérrez condujo una jugada por la izquierda y encontró al uruguayo Sánchez ingresando por el sector opuesto sin marca alguna. Mora arrastró la marca, Teo asistió y Sánchez convirtió el 1 a 0 que igualaba la serie.
Con el gol el equipo de Marcelo Gallardo forzaba a la definición por penales. Aún no conformes con el resultado, River continuó apretando en la salida y exigiendo a los centrales de Cruzeiro que se mostraron inseguros. Ponzio, de gran despliegue durante la primera parte, tuvo en sus pies el 2 a 0, pero la pelota se fue al lado del palo. Cuando el primer tiempo parecía hacerle precio a los locales los millonarios aumentaron el marcador por medio de Maidana, quien conectó de cabeza un córner de Rojas. A minutos del final del primer tiempo River consiguió una ventaja tranquilizadora que obligaba a Cruzeiro a convertir dos goles para revertir la situación. La diferencia en el marcador reflejó lo sucedido en el terreno de juego durante esos primeros 45 minutos.
A minutos de comenzado el complemento, nuevamente con la participación de Rodrigo Mora, la visita estiró a tres goles la diferencia. El delantero Uruguayo le disputó de cabeza la pelota a la defensa brasileña y asistió a Teo Gutiérrez, el colombiano demostró toda su calidad con tan solo dos toques a la pelota, el primero quitándose la marca de su defensor y el segundo empujando hacia la red el esférico. Con todo un tiempo por jugarse, el equipo argentino parecía sentenciar las chances de Cruzeiro de avanzar en la Copa. Con el afán de empatar el partido los locales comenzaron a rotar el banco de suplentes asumiendo defender mano a mano lo que quedaba de partido. Los cambios fueron en vano, el daño ya estaba hecho y River administró ese daño los minutos que aún quedaban por jugarse.
River terminó el partido como lo empezó, con la pelota en sus pies y en campo rival. Por una parte vimos un equipo que intentó desde el primer minuto sacar el máximo de cada uno de sus recursos, agregando al sacrificio ya demostrado una buena dosis de fútbol. Por otra parte, un equipo desorientado, que no demostró espíritu competitivo y que transformó a sus jugadores en espectadores del partido. El River del muñeco demostró saber jugar este tipo de partidos con aroma a finales, los antecedentes avalan esta teoría. Gallardo y sus dirigidos tendrán el merecido descanso mientras se disputa la Copa América. Contratos que finalizan, posibles ventas, algún refuerzo que puede llegar, todas incógnitas que serán develadas en las próximas semanas, aunque todo eso ya es parte del futuro. El presente es el Mineirazo, el presente es la samba riverplatense.
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