Bournemouth, que en
2009 peleaba a brazo partido para mantenerse en Football League, consiguió un
histórico ascenso a Premier League.
La historia del fútbol en Inglaterra sabe de cuentos de
hadas. Milagros inesperados con los poderosos de rodillas ante los más débiles,
duelos desparejos con finales increíbles, festejos de los pobres ante la
ostentación de los más ricos. En este marco la ilusión del apasionado
simpatizante crece hasta límites desconocidos. El fútbol inglés parece hacer
posible aquello que se presenta como altamente improbable.
Este sueño comienza con los últimos días de 2008. AFC Bournemouth,
un club que sentó raíces en el fútbol británico en 1890 bajo el nombre de
Boscombe St. Johns Institute F.C., ocupaba los últimos puestos de la tabla de
posiciones en League Two, la categoría más baja de Football League. El abismo
del fútbol de conferencia acechaba y era hora de tomar decisiones importantes.
Jimmy Quinn, quien había reemplazado a Kevin Bond tras cinco
encuentros sin victorias en el inicio del torneo, fue sustituido por el joven Eddie
Howe cuando promediaba la temporada 2008/09. Howe, con sólo 31 años de edad, tomó
el cargo interinamente, pero terminó evitando el descenso del equipo en esa
campaña y conduciendo al equipo hacia League One en la siguiente como escolta
de Notts County, con una plantilla de 19 jugadores, producto de una situación
financiera apremiante que tuvo a la institución a horas de la desaparición. La primera hazaña de esta gesta heroica había sido
consumada.
Luego de 99 encuentros con 50 victorias, 32 empates y 17
derrotas, Howe dejó su casa, aquella que lo vio nacer futbolísticamente a
mediados de los 90 y lo despidió de la actividad en 2007. Un paso por Burnley entre enero de 2011 y octubre de 2012
sería suficiente para regresar inmediatamente a la entidad del sur inglés y
terminar de construir este glorioso presente.
Con diez partidos disputados de
la temporada 2012/13, el equipo, bajo las ordenes de Paul Groves, marchaba en
la decimonovena ubicación y sólo había conseguido una victoria por la mínima
diferencia ante Yeovil Town. La directiva decidió repatriar a Howe y los
resultados le dieron la razón. Bournemouth, enderezó su andar, consiguió un
sprint final de ocho éxitos consecutivos y un empate en la última jornada ante
Tranmere, logró el ascenso a Championship.
Hoy, 140 partidos y 74 triunfos después de su regreso a casa, Eddie Howe
tocó el cielo con las manos. Su querido Bournemouth aprovechó el resbalón final de Watford, se llevó el campeonato a casa y
terminó de cerrar su primer viaje hacia la élite del fútbol inglés. Con un
plantel austero, cuya valuación se estima muy por debajo de la mayoría de sus principales competidores en la temporada, construido a conciencia sobre aquel que se acercó a puestos de Play-Off en la campaña anterior, los Cherries consiguieron desarrollar un fútbol vistoso y ofensivo que los ayudó a coronar
la temporada con 90 puntos, 26 victorias y 98 goles a favor.
El viejo Dean Court, devenido en el actual Goldsands Stadium, pronto recibirá a los más grandes clubes del universo futbolístico inglés. Aquel sueño
que comenzó con el humilde objetivo de mantenerse en Football League hace poco más de
seis años, llega hoy, tras el 3-0 de visita ante Charlton, a la cúspide del asombro. Eddie
Howe podrá dormir tranquilo por una noche. Porque mañana, como en aquellos días finales
de 2008, su corazón inventará un nuevo sueño entre banderas rojas y negras. ¡Felicidades Bournemouth!
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