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Un tiempo fue sentencia

Barcelona se clasificó a la semifinal de la Champions League. Derrotó 2 a 0 a Paris Saint Germain y cerró un 5-1 en el marcador global. Los goles fueron convertidos por el brasileño Neymar. Los cruces de la siguiente ronda se determinarán por sorteo a realizarse el próximo viernes.

Diferencia de intensidad, equipo largo contra equipo corto, arrestos individuales ante trabajo colectivo. Así fueron los 90 minutos en el Camp Nou.  El partido comenzó con la serie cuesta arriba para quienes hoy fueron visitantes, debían remontar un 3 a 1 en contra. Blanc, director técnico de PSG, había declarado en la previa del partido que tenía plena fe en poder convertir los tres goles necesarios para dar vuelta el mano a mano, sin embargo temía en no poder mantener el cero en su arco.

Desde el primer minuto la tendencia del partido fue a favor de los blaugranas. Diferencia de intensidad entre los equipos, mientras PSG realizaba una tenue presión individual no acompañada por todo el equipo, los catalanes demoraban tan solo segundos en recuperar la pelota tras una pérdida. Gran parte de esta labor fue llevada a cabo por un excepcional Busquets que se encargó de negar todo intento de pase entre líneas, ejerciendo un especial control sobre la figura del argentino Pastore, quien no tuvo un gran encuentro.

Ante la presencia de un gran Busquets intentó emerger del equipo contrario la figura de Verratti, el italiano se propuso ser el eje conductor de su equipo en la expedición que fue para los parisinos adentrarse en terreno contrario. La falta de compañía terminó decretando que Verratti tome un papel secundario dentro del partido. A la ya mencionada ausencia en el desarrollo de Javier Pastore, se sumó la escasa participación de la figura de PSG, hablamos de Ibrahimovic. El sueco fue víctima de los problemas de su equipo, la desconexión entre las diferentes líneas más la constante presión culé trajo como resultado un solo disparo al arco de Zlatan en los 90 minutos de partido.

A la ya mencionada figura de Sergio Busquets, cabe destacar tres jugadores más que completaron junto al canterano el podio del partido. Dani Alves cumplió un partido soberbio y continúa metiendo presión a la dirigencia de su equipo para dar por finalizada su renovación, el brasileño es pieza clave para activar la recuperación de la pelota tras pérdida y si además le suma la eficiencia en cada una de sus aventuras en campo contrario, hablamos de un lateral-volante sumamente necesario en el circuito de Luis Enrique.

Andres Iniesta jugó el mejor partido de la temporada, mejor dicho los mejores 45 minutos de la temporada ya que fue sustituido en el entretiempo con la idea de no exponerlo a más minutos de los necesarios. El cerebro volvió a patinar sobre la cancha, volvió a dar esa sensación de flotar mientras esquiva a sus rivales, y en una jugada propia del Andrés de hace unas temporadas, se quitó de encima la presión rival y rompió líneas para dejar de cara al arco a Neymar en el primer gol del partido. Muy importante que Iniesta demuestre esta versión de si mismo en la recta final de la temporada.

Para completar el podio de jugadores no podemos dejar afuera a Neymar. El autor de los dos goles del partido derrochó a diestra y siniestra su talento. A la influencia que tenía en el juego del equipo le agregó influencia en el resultado, el brasileño se siente cómodo ante el juego directo que propone su equipo, la recuperación alta y salida rápida es un escenario que domina apelando a su velocidad y a su desequilibrio individual. Con los dos goles de hoy multiplica por dos su estadística goleadora de la temporada pasada.

Función de gala en el Camp Nou y al partido le sobraron 45 minutos. El equipo de Luis Enrique demostró que cuando tiene espacios para correr es letal, tres o cuatro pases alcanzan para poner a sus delanteros en el área rival, mientras más rápido llegue la pelota al tridente ofensivo más cómodo se siente el equipo. No es un dato menor que el nombre Messi sea utilizado por primera vez a punto de finalizar estos párrafos. Es importante que el juego del equipo no sufra de Messi-dependencia, lo libera de la absoluta responsabilidad de ser el generador de juego. El equipo de Luis Enrique es cada vez más equipo y menos individualidades, deberá refrendarlo en lo que queda de temporada.

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