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Sin margen de error

Barcelona empató 2 a 2 en su visita al Sevilla. Los catalanes dejaron una excelente imagen en el primer tiempo, pero no pudieron sostener el nivel en el complemento. Messi y Neymar convirtieron para los culès, Banega y Gameiro le dieron el empate a los locales. El equipo de Luis Enrique continua en la cima de la clasificación pero ahora con dos puntos de ventaja sobre Real Madrid.

Entretenido partido se llevo a cabo en el Sánchez Pizjuán. Dos marcados momentos de protagonismo para unos y otros, un excelente primer tiempo de Barcelona y una sólida demostración de carácter por parte del Sevilla en el complemento. La diferencia estuvo en la eficacia de cada equipo en los momentos desfavorables, los locales consiguieron marcar un gol en el tiempo que les fue totalmente adverso, luego aprovecharon el envión anímico y rescataron un empate que los mantiene como únicos invictos de la liga en condición de local.

Pese a un electrizante comienzo del partido en el que Sevilla metió varios jugadores en el área de Claudio Bravo a segundos del pitido inicial, los primeros 45 minutos fueron de clara superioridad para Barcelona. El equipo asimiló que los locales tenían la clara idea de jugar un partido repleto de transiciones y velocidad, para contrarrestar dicha tendencia propuesta por Unai Emery los culés se asentaron en campo contrario con una posesión de calidad Premium que permitió encajonar a los locales junto a su arquero. La enorme calidad de la posesión permitía controlar el partido en la mitad de la cancha contraria, sumada a una intensa presión que permitía recuperar la pelota a segundos de haberla perdido negando cualquier intención de los Sevillanos para lanzarse a contragolpear.

En lo que va de la temporada los mejores minutos de juego culè se habían dado a través del nuevo paradigma futbolístico que impuso Luis Enrique, es decir a través del vértigo y las transiciones que dejaron de lado el clásico juego de posición. A diferencia de lo que venía sucediendo, Barcelona logró jugar los primeros 45 minutos mediante un juego de posición que recordó al de los viejos tiempos, la constante participación de Iniesta y Rakitic dentro del circuito de pases fue una de las grandes razones para que esto sucediera, cuanta mayor movilidad y participación tengan los interiores del equipo mayores serán las líneas de pase las cuales explotar.

Y si de adentrarse en campo contrario hablamos. Sergio Busquets es el mediocentro ideal para un equipo que consigue jugar en una sola mitad de la cancha. 'Busi' desplegó todas sus cualidades para ser tanto el primer jugador en generar superioridad detrás de la línea de presión rival, como también el primero en saltar a la presión que le devolvía rápidamente la pelota a su equipo. Pero como hablamos de dos momentos diferentes dentro de los 90 minutos también tenemos que hablar de dos Busquets diferentes dentro del partido. El primero ya lo comentamos, mediocentro de esmoquin que se luce sin transpirar una gota, el segundo es un Busquets que sufre debido a sus propias características de jugador, si el partido se transforma en uno de transiciones el canterano queda sumamente expuesto ante la necesidad de tener que correr hacia atrás con tantos metros por recorrer, escenario más propicio para el overol de Mascherano que para el esmoquin de Busquets.

Durante los minutos de dominio blaugrana Messi adelantó a su equipo con una deliciosa definición al costado de un palo, esas que Messi nos tiene mal acostumbrados a realizar constantemente y que todos sabemos a donde pateará, incluso el arquero que debe atajarlo, sin embargo es inevitable que la pelota y la red no se unan al terminar la jugada. El gol del argentino llegó tras una jugada de Neymar de izquierda hacia el centro muy similar a las que Messi realiza para asistir al brasileño, esta vez los roles se cambiaron, Neymar condujo, rompió líneas y asistió al diez. Como si esto fuera poco, el brasileño continuó dejando destellos de lo que todos sabemos que puede hacer, volvió loco a Koke durante toda la primera parte y coronó su soberbia actuación con un gol de tiro libre inatajable. En la segunda parte su equipo perdió el control del partido y por lo tanto sus participaciones fueron decayendo y terminó siendo reemplazado por Xavi en una decisión de Luis Enrique que traerá varias horas de debate.

El asturiano al encontrarse 2 a 1 en el marcador, ya que Banega había descontado finalizando el primer tiempo y dejando una luz de esperanza al Sevilla, decidió dar ingreso a Xavi en lugar de Neymar, con la firme intención de ganar en posesión y control del partido. A la propuesta de Emery de que el partido se transforme en uno de transiciones, Luis Enrique respondió con la inversa decidiendo congelar el juego. Para mala fortuna del entrenador, su intención le costó regalarle el protagonismo del encuentro a su oponente, luego del cambio Barcelona terminó replegado contra el arco del chileno Bravo y resignado al contra ataque. La muestra de carácter por parte de los jugadores del Sevilla, que llegaron a verse dos goles por debajo en el marcador, terminó coronando sus frutos. Tras una mala salida de Piqué desde su propio campo y tal y como se habían propuesto el encuentro los locales, Sevilla consiguió el empate con gol de Gameiro. Los locales querían correr el partido y así lo empataron.

Con tan solo unos minutos por delante Pedro ingresó en lugar de Iniesta dejando aún más expuesto el previo cambio de Xavi por Neymar. Barcelona debió conformarse con el empate y con un punto que solo a final de la temporada podrá ser evaluado como importante o no. El cuerpo técnico comandado por Luis Enrique decidió paliar la propuesta de vértigo que impuso Sevilla apoyándose en la tenencia de la pelota que permitió desactivar cualquier intento de correr la cancha por parte de los locales durante la primera parte. En el complemento la idea triunfadora fue la opuesta y el partido finalizó en tablas. El director técnico del Barça apeló a lo viejo y conocido (aunque mal utilizado durante la temporada) en lugar de lo nuevo y desconocido, relativamente desconocido, ya que este Barça se sintió más cómodo corriendo que construyendo. Con grandes retos en las próximas semanas los culés tienen el principal objetivo de sostener lo demostrado en la primera parte, de ser así el futuro no será cuestión de la inspiración de las individualidades si no el resultado de un trabajo colectivo.

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