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A puro individualismo

Barcelona derrotó 4 a 0 a Almería por La Liga. Con la victoria los catalanes blindan la cima de la clasificación. Los goles fueron convertidos por Messi, Suárez en dos ocasiones y Bartra. Las individualidades resolvieron un partido que se presentó más complicado de lo esperado. 


Luis Enrique decidió mover el banco y darle descanso a jugadores que venían arrastrando una importante seguidilla de partidos. Las ausencias más resonantes fueron las de Neymar, quien había disputado todos los minutos con Brasil en la pasada fecha FIFA, y la de Piqué, algo que suponía una importante prueba para el equipo teniendo en cuenta que el central viene de ser un estandarte en la defensa blaugrana. A su vez es evidente que el horizonte de partidos que asoman para los culés inclinó la balanza hacia el lado de las rotaciones. 

Los primeros minutos del partido fueron de total protagonismo blaugrana, una incesante presión en campo contrario permitía recuperar la pelota a segundos de haberla perdido, los locales merodearon el área rival durante quince minutos, sin embargo no pudieron traducir el dominio en el marcador. Almería cedía el terreno y la pelota formando un bloque defensivo muy próximo a su arquero, dejando a Thievy en soledad para intentar sorprender en alguna transición. 

La tendencia del primer cuarto de hora se fue disipando con el correr de los minutos. La lucidez y movilidad que lucían los locales comenzó a transformarse en un juego espeso y previsible. Los visitantes se acomodaron en el juego, continuaron replegados cerca de su arco pero cediendo las bandas para que las jugadas terminaran mayoritariamente en un centro desde el costado sin destino final, sumado a una actitud pasiva en defensa que tenía como objetivo evitar el desborde individual de Messi. 

Esta actitud pasiva en el mano a mano permitió que llegará el primer gol del partido. La idea de negar el desborde individual funcionó bien siempre y cuando el delantero no se encuentre en posición de remate al arco, esto fue lo que sucedió en el gol de Messi. Medio metro de ventaja que le das al diez y engancha para su zurda metiendo una rosca que se metió en el segundo palo del arquero. Quince minutos de luz y treinta de sombras fueron la síntesis del primer tiempo. 

La segunda parte fue una prolongación de la primera, un Barcelona espesó que no logró encontrar un pase entre líneas que permitiera definir el partido. Almería soltó un poco más a sus volantes para acompañar a Thievy y en más de una ocasión logró llegar hasta el fondo y complicar a la defensa culé. Con poco Almería complicó mucho. Paradojicamente en los minutos de mayor audacia de los visitantes Barcelona logró definir el partido, el adelantamiento de las líneas de Almería permitió que el tridente ofensivo se encuentre con más espacios para desplegar su mejor característica, la velocidad. Luis Suárez aprovechó estos espacios y con una definición similar a la de Messi, estampó el segundo gol de diferencia. 

La diferencia de dos goles se aumentó en los minutos finales, Marc Bartra conectó de cabeza tras un córner y convirtió el tercero para su equipo, luego Pedro dio una asistencia de cara al gol para que el uruguayo Suárez firmara su doblete y diera por finalizado el marcador. Las individualidades resolvieron un partido que se complicó más de lo esperado, probablemente los culés hayan estado pensando más en el futuro que en el presente. 

Si intentamos encontrar razones futbolísticas que expliquen el mal funcionamiento del equipo podemos enunciar lo siguiente. Ante el repliegue defensivo de los visitantes Barcelona debió apelar a un juego de posición para intentar abrir el cerrojo defensivo, esta faceta del ataque blaugrana es sin ninguna duda el déficit del equipo. En ataque posicional las opciones son pocas, regates de Messi para una jugada individual o la típica 'colgadita' del diez para la llegada de Neymar o Jordi Alba en el lado contrario. Casualmente ni el brasileño ni el lateral tuvieron minutos, y sus reemplazos no llegaron a cubrir las funciones de ellos en lo más mínimo. En concordancia con lo que viene sucediendo en la temporada, el equipo luce su mejor cara cuando tiene campo y espacio para explotar la velocidad de sus delanteros, a diferencia de otros tiempos los blaugranas ahora prefieren correr.

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