Racing arrancó de manera furiosa su participación en esta edición de la Copa Libertadores. Goleó 5-0 al Deportivo Táchira en Venezuela. Gustavo Bou, en un nivel superlativo, la figura excluyente.
Con la contundencia de una aplanadora para definir. Con la elegancia de aquel que está confiado y se sabe ganador para generar. Con la madurez de un equipo que parece que llevara más tiempo de gestación para aguantar los momentos de zozobra. Así fue la victoria aplastante de Racing sobre Deportivo Táchira en San Cristóbal por 5-0.
Si la derrota ante Central podía generar alguna duda en el equipo (sumado a los problemas del traslado a Venezuela), esa incógnita desapareció al poco tiempo de iniciado el encuentro. Porque Racing volvió a dar las muestras de aquel conjunto que terminó siendo un torbellino de triunfos para quedarse con el campeonato argentino de arrebato.
Encima, el compromiso se le presentó como mejor le sienta. Con metros y metros para que Bou y Milito puedan explotar su entendimiento y su poder de fuego. Se convirtieron ya en una gran dupla, probablemente la mejor combinación ofensiva del fútbol argentino. Porque la sapiencia del Príncipe se conjuga con la potencia y ferocidad de la Pantera y el producto es explosivo.
¿Hubo hasta el momento un mejor partido de Racing con Diego Cocca como entrenador? Probablemente no. Porque fue la Academia la que facilitó el compromiso, porque el conjunto mostró solidez en muchas fases del juego, porque cada ataque prometía ser gol. Tocó las piezas bien el DT antes del encuentro: Acuña a la derecha (donde mejor ha rendido) y Camacho a la cancha. Perdía los envíos de Gastón Díaz (clave en la obtención del campeonato) pero ganaba desequilibrio, parte del que se llevó Centurión al Sao Paulo.
La chapa final puede hacernos pensar en que todo fue color de rosas, pero Racing tuvo que sufrir en ese inicio. En especial cuando Yohandry Orozco desde la derecha ponía envíos al área, ya sea en movimiento o en pelota detenida. En una de esas, Yuber Mosquera la mandó apenas desviada. La historia podría haber sido otra.
Pero Racing no perdonó. O casi. Porque antes del gol de taco de Lollo (tras tiro libre de rastrón de Bou), el propio entrerriano reventó el palo derecho de Liebeskind. Ese gol del ex Belgrano marcó la pauta. El Táchira se adelantó más, pero sin claridad, y ese paso al frente al mismo tiempo fue su acta de defunción. Porque como mostraron en el torneo de verano, con metros para correr, Milito y Bou se hacen un picnic. El segundo gol es la muestra cabal de eso, con la dosis exacta de lo que cada uno le aporta a la dupla y a Racing.
No hubo que esperar mucho para que liquidara el equipo argentino en el complemento. A los 10 ya estaba 4-0, primero con un bombazo de Bou tras un control exquisito, y luego con una definición deluxe de Milito tras un pase gol de la Pantera. Racing se floreaba y el público se iba en masa del estadio.
Ya con el rival de brazos caídos, comenzaron las variantes. Y debutó el paraguayo Romero. Con pincelazos de su talento, promete ser esa cuota de pausa y talento que le falta al mediocampo celeste y blanco. Sin ritmo y pugnando por un lugar en un equipo que viene con viento a favor, el guaraní puede ser la solución para una de las cuentas pendientes de este Racing de Cocca: el controlar un poco más los tiempos del partido con la pelota. Este punto puede ser fundamental con el correr del certamen.
Llegó el quinto con un autogol y luego Brian Fernández desperdició un par de opciones clarísimas para alcanzar la media docena. También Rojas del lado venezolano desperdició un penal que le sancionaron a Voboril, el punto más flojo del equipo.
Gran debut de Racing ante un equipo que venía de dar la campanada ante Cerro Porteño. La Academia volvió a mostrar la intensidad que lo llevó al título y evidenció que tiene aptitudes como para ser un visitante odioso en esta Libertadores. Para el Táchira será una jornada para repasar y repensar; para evitar que esta noche del 17 de febrero sea la tónica habitual en la Copa, más si quiere avanzar a octavos de final.
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