En su estreno en fase de grupos tras 41 años, Huracán empató 2-2 ante
Mineros de Venezuela. Falto de creatividad, no encontró los mecanismos adecuados
a pesar de dominar.
La primera
escena que transmite el juego parece ser un espejismo. Huracán comienza el
partido de su debut en fase de grupos siendo propositivo, presionando y
recuperando arriba para acumular situaciones. De cualquier manera, las
construcciones colectivas del inicio no se correspondieron con el desarrollo
del partido. El equipo argentino careció de creatividad y se hizo repetitivo en
sus recursos para llevar el balón a campo rival.
Por detrás
del doble pivote visitante, Toranzo encontró espacios para comenzar a asociarse
con Villarruel y Torassa; de hecho, las mejores ocasiones del Globo llegaron cuando se juntó en
superioridad numérica por la banda derecha. El envío a Ábila se hizo recurrente
y, si bien el centro delantero protegió el balón y pivoteó para dar continuidad,
las acciones derivaron en la respuesta segura del arquero Romo.
Del otro
lado, la principal vía de escape de Mineros consistía en las conducciones de
sus delanteros. Incluso, consiguieron sacar dos tiros libres en la frontal. El
primero de ellos, ejecutado por el lateral Cichero, fue bien respondido por el
arquero Díaz. Aunque Valoyes, unos minutos más tarde, colocó la apertura del
marcador con un remate raso y fuerte.
Huracán
reaccionó rápido ante la desventaja e igualó. Villarruel presionó
posteriormente a un mal despeje y convirtió tras el único fallo del portero
rival. El conjunto de Néstor Apuzzo se asoció y tuvo buenas fases de posesión
luego del empate, aunque falló en el último pase y al finalizar. Los balones
largos a Ábila se hicieron muy recurrentes con el paso de los minutos. Más allá
de que Wanchope lograba imponerse y
permitía juntar al equipo en campo contrario, no estaba fino en la descarga.
Así, se le
hizo imposible crear jugadas de peligro con continuidad, a pesar del dominio
territorial y el repliegue del elenco venezolano. Vismara sacó el balón con mucha
claridad para iniciar, y Huracán desniveló por dentro mediante el desequilibrio
de Romero Gamarra, aunque no pudo romper las dos líneas que plantó el
entrenador Marcos Mathias.
Apuzzo optó
por arriesgar en el complemento, con el ingreso de Montenegro, en su retorno al
club de Parque Patricios. Retiró al lateral Balbi y paró a su escuadra en un
3-3-3-1, con el ex Independiente como interior izquierdo. La tónica del
encuentro continuó siendo la misma. Ante la imposibilidad de entrar combinando
y la falta de un envío que leyera el desmarque en corto de Ábila, Huracán se
diluía en su búsqueda.
En tanto,
mientras el conjunto argentino dependió en exceso del envío a su referencia de
área, Mineros aprovechó los espacios para encontrar la ruptura de sus
atacantes. Tanto Valoyes como Blanco destacaron por su potencia y velocidad y,
luego del ingreso de Peña, consiguieron tener sus chances en transiciones rápidas.
En dos de ellas, hallaron la respuesta de Giordano, quién había ingresado en la
primera etapa por la lesión de Marcos Díaz. En la siguiente oportunidad,
definieron dos veces consecutivas al palo.
Sin
embargo, en medio de la confusión de caminos para atacar y los contraataques del
elenco de Venezuela, llegó el zurdazo al palo de Montenegro. Sobre el cierre, las
decisiones arbitrales contrastaron con el desarrollo del juego. Dos penales inexistentes
cerraron el juego en empate después de un nuevo gol de Valoyes y la ejecución
de Eduardo Domínguez.
Huracán no
fue capaz de encontrar nuevos mecanismos para quebrar el repliegue rival, y
defender en igualdad numérica pudo haberle traído mayores consecuencias. El
empate de local en la primera jornada de la fase de grupos puede arrojarle
problemas a futuro. Mineros desestimó la chance única de ser el segundo equipo de
su país en vencer en Argentina, tras el éxito logrado por Caracas frente a
River en 2007.
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