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Y de local también

Racing volvió a golear en la Libertadores. Esta vez fue ante Guaraní de Paraguay. Pasó algún sofocón pero exhibió nuevamente una contundencia temible. Bou ya superó la marca de los goleadores de la pasada Copa. 




Por confección de su línea de juego, por características individuales de sus futbolistas, por cómo se plantan los rivales, a Racing, a este Racing de Diego Cocca, le sienta mejor actuar como visitante. El 5-0 ante el Deportivo Táchira en el debut ratificaba esto y planteaba la incógnita de cómo se desenvolvería el equipo como local. Pues bien, arrancó con un 4-1 contundente. 

Equipo participante de esta Copa Libertadores, si usted queda abajo en el marcador ante Racing sepa que se predispone a pasarla muy mal. Porque con espacios, la Academia te liquida. A la excelente dupla que conforman Diego Milito y Gustavo Bou ayer se le sumó uno que puede ser el tercer socio: Washington Camacho, el mejor jugador de la cancha. 

¿Pero cómo sostener que el ex Defensa y Justicia fue el mejor cuando Bou marcó tres tantos? Es que desde el juego, el uruguayo hizo absolutamente todo bien, con inteligencia y destilando clase. Para muestra, la manera en la que mata ese cambio de frente sublime de Lollo en el segundo gol que terminara empujando Milito en el área chica. Gol de fútbol europeo, en tres toques. 

Ese fue el tanto que parecía sentenciar todo, porque Bou había abierto la cuenta en el final del primer tiempo con la inestimable ayuda del arquero visitante, Alfredo Aguilar, quien no pudo responder al potente derechazo cruzado del entrerriano. Hasta ahí las cosas habían tenido cierta paridad si bien cada ataque del conjunto argentino era promesa de gol. Es que el equipo aurinegro manejaba bien la pelota y se animaba con el recurso del pivoteo de Santander para la llegada de los volantes, en especial Julián Benítez, el más incisivo. 

Tras el tanto de Milito, Bou se puso la servilleta en el cuello, sacó cuchillo y tenedor y se predispuso al festín. Cada recuperación en campo propio proseguía con la Pantera haciendo un rulo para evitar el offside y picar ya lanzado en velocidad. Así fue la maniobra que terminó con una mala resolución en la que seguramente haya sido la opción más clara que tuvo desde que llegó al club. Cuatro minutos después de la definición fallida llegó el descuento de Santander. 

En otro momento, Racing no ganaba el juego, terminaba en empate (o derrota) y con mil dudas. Pero este equipo tiene otra mentalidad. Se sabe ganador y terminó rematando la faena, ya con Brian Fernández en cancha, quien sirvió el tercero y participó del cuarto. Cuando se le abra el arco van a empezar a caer en tanda los goles del juvenil que proviene del Halcón de Florencio Varela. 

Además de los goles de Bou, de la jerarquía de Milito, de la presencia de Lollo (ayer coreado por el público), del crecimiento de Cabral, otros puntos hay para resaltar. El fútbol que suma Racing con Camacho en campo, la soberbia actuación de Pillud, compenetrado y serio, Aued y su confianza para manejar los tiempos del equipo y ordenar en el medio. En el debe, Acuña y su poca resolución y en la noche del martes el mal posicionamiento de Videla. 

El conjunto de Cocca sigue a paso firme y a mano pesada para pegar duro. Quizás no tenga toda la continuidad en el juego (puede crecer y mucho en este aspecto), pero si con esa carencia genera 10 opciones claras de gol qué ocurrirá en caso de que alcance ese punto. Ese es el próximo desafío del cuerpo técnico

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