Manchester United
superó a Preston North End y se clasificó a la Sexta Ronda de F.A. Cup donde
enfrentará a Arsenal. El equipo de Louis Van Gaal volvió a dejar muchísimas
dudas y ganó con mucho esfuerzo a partir de las modificaciones del entrenador y
un par de polémicos fallos arbitrales.
Deepdale, el estadio de fútbol más añejo de Inglaterra, fue
testigo de una nueva noche de F.A. Cup con gran clima, emociones, goles y
polémicas. Preston North End, el primer campeón de la máxima categoría del
fútbol inglés, hoy lejos de aquella exitosa realidad, recibió al poderoso
Manchester United, uno de los máximos ganadores de la competencia y favorito a
alzarse con el triunfo en el duelo de Quinta Ronda.
Lejos de aquella apreciación previa, Preston demostró desde el inicio que estaba dispuesto a vender cara la derrota y la visita cayó presa de sus
propios problemas más allá de los que podía causarle el entusiasta rival. Nuevamente el equipo
de Louis Van Gaal volvió a chocar contra sí mismo a partir de tres cuartos de
cancha. Un Radamel Falcao siempre estático en el área, que no libera espacios
para el ingreso de los que vienen de atrás, termina generando un cúmulo de
camisetas rojas que no encuentran lugar donde moverse y pierden absoluta
posibilidad de sorpresa.
Y ante tanta falta de sorpresa arriba el United avanza de más y desnuda los problemas defensivos individuales –más que colectivos- que propician fantasías de gol en cualquier tipo de rivales. Incluso aquellos que disponen delanteros como el experimentado Simon Davies, más amigo de la lucha y el esfuerzo que de marcar diferencias en el uno contra uno, terminan recibiendo algún regalo de tibios defensores como Chris Smalling.
Y ante tanta falta de sorpresa arriba el United avanza de más y desnuda los problemas defensivos individuales –más que colectivos- que propician fantasías de gol en cualquier tipo de rivales. Incluso aquellos que disponen delanteros como el experimentado Simon Davies, más amigo de la lucha y el esfuerzo que de marcar diferencias en el uno contra uno, terminan recibiendo algún regalo de tibios defensores como Chris Smalling.
Tras una etapa inicial sin chances claras que remarcar, el
complemento penó esa falta de rigidez defensiva de entrada. En el segundo
minuto, Joe Garner aguantó un balón largo ante la floja respuesta de Smalling,
y tuvo el tiempo necesario para girar y habilitar a Scottt Laird que subía desde
atrás por la izquierda. El carrilero de los ‘Lilywhites’ despachó un zurdazo
que se desvió en Antonio Valencia e hizo estéril la estirada de David De Gea
para la algarabía del público. Preston daba el batacazo y Manchester United tenía
poco más de cuarenta minutos para revertir la situación.
La paciencia de Van Gaal se terminó con el primer cuarto de
hora del complemento. El holandés, ante la sorpresa de muchos y la molestia de
otros, hizo lo que un entrenador debe hacer: tomar decisiones importantes. El
cartel luminoso marcó el número 9 y Ashley Young, con el resultado adverso,
reemplazó a Falcao contra todo pronóstico. Marouane Fellaini se adelantó a la
línea de ataque e hizo lo que el colombiano nunca intentó. Con sus movimientos
hacia posiciones lejanas al arco rival, los espacios libres comenzaron a
aparecer y los mediocampistas podían llegar por sorpresa a posiciones de
riesgo. Así, pese a que un cabezazo de Garner
pudo estirar diferencias de no ser por la estirada salvadora de De Gea,
Manchester United comenzó a encontrar la movilidad necesaria para abrir el
cerrojo defensivo dispuesto por Simon Grayson. Increíblemente, la salida de su
principal atacante, abrió las puertas que el United encontraba cerradas en cada
excursión a campo rival. El futuro del partido le iba a dar la razón a Van
Gaal.
Con las nuevas condiciones, poco tardó en llegar la
igualdad. A los 65, Young recibió en soledad por la derecha, Ander Herrera
encontró espacio libre en el área y pudo tocar con zurda contra el palo derecho
de Thorsten Stuckmann que se arrojó más tarde de lo necesario. Esa estirada
tardía del arquero alemán tuvo en la posición adelantada de Wayne Rooney su
motivo fundamental. Es cierto que Rooney
no quiere participar activamente de la jugada pero su interferencia en
la actividad de Stuckmann en indudable y Phil Dowd debió invalidar el gol.
Ocho minutos después del empate, Valencia volvió a explotar
el andanivel ofensivo derecho para generar el segundo gol visitante. El
ecuatoriano llegó en velocidad al fondo del campo, envió un centro pasado y
Fellaini obligó a Stuckmann a actuar con un cabezazo hacia abajo para
aprovechar el consecuente rebote con un derechazo y sellar la diferencia. La
reacción local no llegó y Rooney inventó un penal que Dowd sancionó para que el
propio número 10 aumentara la ventaja a cuatro minutos del final. Clasificación
abrochada y las dudas sobre el rendimiento una vez más al archivo.
Van Gaal entregó una nueva muestra de su
capacidad de decisión y de sus conocimientos tácticos para evitar las críticas
irreprochables a un funcionamiento colectiva muy inferior al resultado
obtenido. Cualquier actividad de equipo busca ser eficaz por encima de
cualquier otro adjetivo. Y allí el tacticista holandés tapa la boca de
cualquiera con un triunfo que lo lleva a la discusión seria por la F.A. Cup. En
marzo, Arsenal visitará Old Trafford en una nueva noche de Copa. Los dos
máximos ganadores de la competición medirán virtudes y defectos en un duelo
clave para ambos en el desarrollo de la
temporada. ¿La eficacia seguirá rescatando a este limitado funcionamiento
colectivo? Al menos permitanme el beneficio de la duda.
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