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Empate con sabor a poco

River empató 1 a 1 en su primer partido como local en la Libertadores 2015. Los millonarios complicaron su clasificación a la siguiente fase. Guerrón adelantó a la visita y Sánchez empató en el segundo tiempo. El partido se jugó con un césped en pésimas condiciones.


Mucha expectativa se vivía en el Monumental, el equipo local volvía a participar del máximo certamen de clubes a nivel internacional y el estadio se vestía de gala para recibir al conjunto mexicano que venía de ganar por 3 a 0 en su primer partido de esta copa. Por diferentes circunstancias el césped del estadio no estuvo a la altura que el escenario requería, y teniendo en cuenta el estilo de jugar del River de Marcelo Gallardo no fue un dato irrelevante. 

El partido comenzó muy disputado en el medio campo, los errores en el manejo de la pelota y en los pases fueron el común denominador para ambos equipos, claro está que el terreno de juego no contribuyó para que la situación cambiase. Ambos conjuntos salieron con sus líneas adelantadas presionando la salida rival y obligando a que los arqueros dividieran la pelota en cada participación. Tigres generó superioridad numérica en la mitad de la cancha durante gran parte del primer tiempo, ante cada pelota recibida por un jugador local la presión de uno y hasta dos jugadores lo forzaba al error. El uruguayo Arévalo Ríos fue el estandarte de estos minutos en el conjunto mexicano. 

La presión que generaron los visitantes se fue apaciguando con el correr de los minutos, retrocedieron en el terreno de juego y la distancia entre mediocampistas y delanteros fue cada vez mayor. River al advertir esto tomó el control de la pelota y del partido y fue en estos minutos en donde las sociedades riverplatenses comenzaron a encontrarse. Sin embargo la circulación de la pelota fue demasiado lenta y previsible, el equipo del Muñeco no luce la velocidad y precisión de la que gozaba en el semestre anterior, pero aún así con más ímpetu que juego logró acercarse al arco de Nahuel Guzmán con cierto peligro. 

Cuando el primer tiempo parecía esfumarse y en el mejor momento de los locales, un fallido rechazo con la cabeza de Ramio Funes Mori habilitó a Joffre Guerrón quien segundos antes había ingresado al campo tras ser asistido por los médicos. El error del joven central descolocó a la última línea defensiva y volvió estéril el esfuerzo de Julio Chiarini por atajar la pelota. Los mexicanos se encontraron en el vestuario con un 1 a 0 que nadie esperaba. 

Si con el empate Tigres parecía conformarse, el gol supuso renunciar a la posesión de la pelota y replegarse con la idea de salir de contra. Esta fue la idea que dominó durante todo el segundo tiempo. River continuó dominando en el juego, la circulación no dejó de ser espesa y las ocasiones llegaron por alguna individualidad, los mexicanos se encargaron de negar los espacios cerca de su área e intentar sorprender en alguna transición a un River necesitado de revertir el marcador. Gallardo metió mano en el equipo al promediar los primeros minutos del complemento, Camilo Mayada quien ingresó por Gabriel Mercado le aportó cierto vértigo que el equipo no tenía hasta su ingreso, sumado a la velocidad de Carlos Sánchez fueron las dos armas que el equipo utilizó para llegar al gol. 

Tras un córner el colombiano Éder Álvarez Balanta, quien había sustituido a Funes Mori tras un duro golpe con Chiarini, habilitó de cabeza a Sánchez que de volea logró igualar el partido. A veinte minutos del final River se ilusionó con dar vuelta el encuentro. Siguiendo la misma línea de toda la noche, con más actitud que aptitud, los dirigidos por Gallardo estuvieron muy cerca de llevarse los tres puntos, el palo le negó la posibilidad de festejar a Rodrigo Mora y a los miles de fanáticos que llenaron las tribunas del Monumental. 

Al finalizar el partido y a pesar de haber ido ganando Tigres festejó el valioso punto que se llevaron de su visita a Buenos Aires, el empate los dejó líderes del grupo. Por el contrario, para River supuso la pérdida de puntos valiosos que ahora tendrán que salir a recuperar de visitante. Más allá del resultado el nivel del equipo no mejora. River es un equipo que tiene claro a que juega pero hay rendimientos individuales que están muy por debajo de lo mostrado el semestre anterior. El uruguayo Sánchez mantiene al equipo peleando, el productivo desorden que genera Mayada ingresando desde el banco también lo ayuda, y la eficacia o no que tengan los delanteros termina por inclinar la balanza hacia un lado o hacia el otro. La vuelta de Pity Martínez parece ser una solución para un equipo falto de velocidad y gambeta.

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