Tras una larga búsqueda que concluyó en Anoeta, Luis Enrique re definió el sentido del juego del Barcelona, de la pausa a la transición, del 'toco y me quedo' al 'toco y me voy', el llamado equipo de los mediocampistas pasó a ser el equipo de los delanteros.
El sentido del juego, concepto que yo considero esencial a la hora de otorgarle personalidad a un equipo. Rodolf Borrell lo define en el libro 'Senda de Campeones' de Martí Perarnau como "la manera en la que quieres que se desplace el balón, del principio hasta el final de la jugada". Comúnmente escuchamos frases como "este equipo no sabe a que juega" o "a este equipo le falta una idea", son expresiones que le caben a equipos que desconocen su sentido del juego. No es más que la manera en la que haces circular la pelota, la forma en la que te mueves para ir avanzando en el campo.
El sentido del juego, concepto que yo considero esencial a la hora de otorgarle personalidad a un equipo. Rodolf Borrell lo define en el libro 'Senda de Campeones' de Martí Perarnau como "la manera en la que quieres que se desplace el balón, del principio hasta el final de la jugada". Comúnmente escuchamos frases como "este equipo no sabe a que juega" o "a este equipo le falta una idea", son expresiones que le caben a equipos que desconocen su sentido del juego. No es más que la manera en la que haces circular la pelota, la forma en la que te mueves para ir avanzando en el campo.
El nuevo
sentido del juego ha hecho que los jugadores que componen el mediocampo del
equipo le cedan gran parte del protagonismo a los delanteros, la fábrica del
juego ya no es una potestad exclusiva de los medios, pero no por eso su labor
se ha vuelto irrelevante. Basta con darnos cuenta que Luis Enrique realiza la
lectura de cada partido a través de sus mediocampistas y el sentido del juego varía para cada encuentro según los jugadores que él
decida alinear en este sector del terreno. ¿A qué me refiero con esto? A
que los intérpretes en el medio no son los mismos para partidos en donde el
rival cede la iniciativa y el terreno que para partidos donde el rival disputa
la posesión y presiona en campo contrario, a diferencia de los tres mosqueteros
de arriba que juegan a sol y sombra, o los laterales titulares que de no mediar
alguna sanción están presentes siempre, Piqué el infaltable en la zaga central
y los arqueros que varían dependiendo solo de la competencia. Ante este panorama queda en evidencia la
cantidad de variantes que el asturiano tiene para intentar ganar un partido
según el mediocampo que salte a la cancha, un dato que no es menor si tenemos
en cuenta las diferentes plantillas de los últimos años.
Las diferentes combinaciones de
mediocampistas se diferencian en cuanto a lo que se quiere realizar tanto en fase
ofensiva como defensiva. En ataque las opciones son varias. Si el partido se dispone a ser de
transiciones y velocidad, como el partido de vuelta de Copa del Rey frente al
Atlético Madrid, la inclusión en el once inicial de Rakitic es una fija. El croata ha mostrado su mejor versión de si mismo siempre que ha jugado verticalmente con la posibilidad de conectarse con
los delanteros al espacio, es un jugador de los conocidos como “llegadores” al
que el juego de espalda y en corto no le sienta favorable. Si a Rakitic se lo
acompaña con Rafinha el resultado es netamente de vértigo, el canterano es
también más afín a la idea de un juego vertical que estacionario. Por el
contrario, si la decisión es la de encarar el partido mediante el tradicional
juego de posición en el que se controla la pelota para ordenar al equipo y
desordenar al rival, la dupla de gala formada por Xavi e Iniesta es la mejor
solución. Si bien no ha sido recurrente en el director técnico utilizar a estos
dos jugadores juntos, el partido liguero contra Rayo Vallecano es el claro ejemplo
de lo que les hablo. Xavi e Iniesta son
expertos en esconder la pelota del rival, cuando el contrario disputa la
posesión de la misma, el ‘motorcito de Terrassa’ y el ‘cerebro’ son los
interiores que mejor se adaptan a las circunstancias. Pero también existen los
matices, partidos en los que las transiciones y el ataque estacionado conviven
durante los 90 minutos. Ante este escenario, ‘Lucho’ ha decidido mezclar el
vértigo de Rakitic con la pausa de Iniesta y el resultado puede llegar a ser
asombroso; esta fórmula fue la elegida para afrontar el encuentro de ida frente
a Manchester City, donde el ataque
directo se mezcló de manera perfecta con una posesión de calidad premium
que recordaba a las viejas épocas.
En defensa las variantes rondan en una misma posición, el mediocentro. Luis Enrique debe decidir si el partido
necesita del esmoquin de Sergio Busquets o del overol de Javier Mascherano.
Busi tiene el don de la ubicación, siempre listo para saltar a la presión en
campo contrario como también para ser el primer pase limpio del equipo, aunque
con muchas complicaciones cuando el encuentro se transforma en un ida y
vuelta. Ahí las transiciones lo dejan expuesto. Para este problema, el 'Jefecito' es la solución, listo para sacrificarse por el resto y relevar hacia los dos
costados, eligiendo cuando presionar la salida rival y cuando replegarse para
mejorar la defensa posicional. No obstante, con menor participación en la salida de
la pelota y la gestación del juego.
Esmoquin u
overol, transición o juego de posición, vértigo o pausa, todas variantes en el mediocampo blaugrana mediante las cuales Luis
Enrique gestiona las características individuales de sus jugadores para lograr
un beneficio colectivo del equipo. El nuevo sentido del juego propone hacerle llegar la pelota lo antes posible a los tres de arriba, sin embargo al leer el once inicial podemos intuir de qué manera se llevará a cabo dicho proceso.
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