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Créase o no, Replay

Blackburn Rovers, un equipo que apenas supera la mitad de la tabla de posiciones en Championship, consiguió igualar en Anfield ante el ascendente Liverpool y ganó el derecho a disputar una revancha definitoria en Ewood Park por un pasaje a semifinales de F.A. Cup.

Los cuartos de final de la presente edición de F.A. Cup enfrentaron a dos equipos con actualidades muy diferentes. Por un lado, Liverpool, el local, con un 2015 de muy buen nivel que hizo olvidar una pobre segunda mitad de 2014 y lo posicionó en terrenos más ambiciosos para lo que resta de la campaña. Por el otro, Blackburn Rovers, un equipo que no logra escapar de la mitad de la tabla en Championship en base a un irregular presente.

La lógica, poco compinche del fútbol a lo largo de la historia, indicaba un claro favoritismo en favor del equipo dirigido por Brendan Rodgers, que presentaba a un equipo muy similar a su ideal formación. Pero la incoherente realidad del fútbol no sabe de lógica y terminó entregando un empate sin goles que le permite a Blackburn definir en su casa el pasaje a las semifinales del añejo certamen.

Las intenciones de ambos fueron claras. Liverpool intentó imprimirle ritmo al juego con la dinámica habitual de los equipos de Rodgers. Gary Bowyer planteó  un esquema conservador, que intentó quitar  espacios al rival de tres cuartos en adelante pero nunca resignó la posibilidad de respuesta a partir de un mediocampo tan combativo como inteligente. 

Para colmo, los ‘Rovers’ se encontraron con la ventaja de la temprana lesión de Martin Skrtel. El defensor de Liverpool saltó a disputar un balón aéreo con Rudy Gestede y el jugador que representa  a Benín lo desequilibró en el aire, provocándole una mala caída que no le permitió continuar en el campo. Claro está que  Kolo Touré no ofrece las mismas garantías defensivas que el eslovaco  y el propio Gestede aprovechó en buena medida esas ventajas otorgadas por el marfileño.

Este cóctel generó un primer tiempo más cercano a las conveniencias visitantes, que contó con un acercamiento serio por bando y un probable penal no sancionado en cada área como material más destacable. Liverpool logró llevar su juego hasta campo contrario pero chocó contra dos líneas defensivas que  acumulaban nueve hombres delante del arco de Simon Eastwood. Blackburn respondió con Gestede como pivote y con una interesante coordinación en el mediocampo tanto para defender como para avanzar y crear dificultades por ambas bandas al sistema defensivo local.

El complemento  no se alejó demasiado del desarrollo del primero, pero Liverpool consiguió algunos minutos más de dominio que pudieron haber volcado el marcador a su favor aunque tampoco  molestó en exceso a Eastwood ni tuvo demasiadas ideas para desequilibrar en lo metros finales a la eficiente defensa visitante. Sólo un cabezazo de Touré que pegó  en el palo izquierdo y un derechazo de Jordan Henderson que tapó Eastwood arrojándose al piso fueron los acercamientos con real peligro que generó Liverpool. Blackburn tuvo en el inicio de la etapa final su situación más clara cuando Simon Mignolet le sacó a Alex Baptiste un tremendo cabezazo con destino de gol. 

El empate fue tan inesperado como justo y entrega la sensación de que Blackburn puede ser un hueso duro de roer en Ewood Park. Liverpool, más allá de fallarle al favoritismo previo, le agregó un partido más a un momento agitado de la temporada  y clave para sus posibilidades de ingreso a Champions. Los ‘Rovers’ siguen con chances. Ya han eliminado a Swansea y a Stoke en casa y van por un nuevo golpe delante de su público. Créase o no, las posibilidades de Blackburn Rovers están intactas.

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