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Con la soga al cuello

Manchester United cayó ante Swansea y su permanencia en puestos de Champions pende de un hilo. A pesar de dominar durante gran parte del partido, el equipo de Louis Van Gaal no fue capaz de traducir la posesión en peligro y terminó por sufrir dos goles de un equipo que aprovechó más de lo que generó.

Un nuevo dolor de cabeza se suma al pobre presente futbolístico de Manchester United. Los resultados conseguidos, ante rivales de menor jerarquía, sostenían con puntos los bajos rendimientos colectivos de un equipo que sigue buscando su mejor forma. Y ahora, tras la derrota de hoy en Liberty Stadium ante un Swansea bastante limitado futbolísticamente, la permanencia del equipo en puestos de Champions League dependerá exclusivamente del resultado del choque de mañana entre Southampton y Liverpool en St. Mary’s Stadium.

El encuentro de hoy demostró claramente que el United debe temer más a su propia realidad que a la capacidad de los rivales. Swansea está muy lejos de aquel equipo que sorprendía en el comienzo de la temporada. Ya no tiene a Wilfried Bony y extraña mucho la mejor versión de Gylfi Sigurdsson. Pero de la mano de Jonjo Shelvey y en base a un correcto agrupamiento defensivo, aprovechó con eficacia las debilidades del equipo de Van Gaal y se quedó con los tres puntos.

Swansea, con muy poca actividad ofensiva, generó mucho más peligro que los Red Devils. A los diez minutos, ya había desnudado los problemas de la visita en las pelotas paradas. Primero un tiro de esquina ejecutado por Sigurdsson desde la derecha fue conectado por Bafétimbi Gomis en el primer palo y Ander Herrera evitó sobre la línea la apertura del marcado. Luego, por el mismo camino, el coreano Ki Sung-Yong, peinó en el primer palo para el propio Gomis, quien cabeceó por encima del arco desde una posición inmejorable.

Manchester United se hundió en la imprecisión y en la lentitud. Avanzó varios metros cuando un balón largo tuvo la precisión suficiente para encontrar a Marouane Fellaini, pero sufrió enormemente las transiciones del equipo de Garry Monk cuando el envío era impreciso. Incluso cuando Fellaini recibió y se impuso con su excelente juego físico, él mismo debió buscar opciones y se generaron enormes demoras que le permitieron al local un tranquilo reordenamiento defensivo. Pero  sus individualidades superaron las limitaciones colectivas por unos segundos y de la nada, apareció la ventaja. A los 27 minutos Luke Shaw escaló  por izquierda, Wayne Rooney  recibió y encontró a Ángel Di María y el argentino aprovechó la llegada por sorpresa de Herrera que, en soledad, acomodó el balón contra el palo derecho de Lukasz Fabianski. El talento hizo la diferencia en un partido de escasas luces.

La puerta  hacia la ilusión se abrió por poco tiempo. Sólo  dos minutos bastaron para que Shelvey enviara un centro desde la izquierda a la espalda de Marcos Rojo y Ki aprovechara la siesta de Shaw, quien llegó tardísimo a cerrar la espalda del argentino. Lo curioso es que en el inicio del segundo tiempo, el propio Ki estuvo a punto de repetir el gol en similares circunstancias y sólo la pericia de David De Gea quien llegó a ponerle el pecho a tiempo al remate del coreano, evitó el segundo gol.

Con el cuarto de hora del complemento llegó el momento del equipo de Van Gaal. El juego se mudó decididamente a campo de Swansea y el local no pudo recuperar el balón. La pelota volvió una y otra vez hacia el área de Fabianski. Los ingresos de Antonio Valencia y Ashley Young para llegar por los costados entregaron sus frutos casi de inmediato. Pero todo terminó en una innumerable cantidad de centros que encontraron siempre a los hombres de blanco mejor ubicados. El dominio territorial y las largas posesiones se mantuvieron durante  más de diez minutos con un único acercamiento serio al arco adversario. Un tiro de esquina y no una jugada hilvanada, terminó otorgándole al United la única chance de gol en un cabezazo solitario de Rojo delante del arco que se perdió por encima del horizontal.

El dominio terminó abruptamente. A los 72 minutos, Swansea avanzó al campo  rival, Shelvey recibió el balón cómodamente de frente  al arco rival y despachó un violento remate que, tras desviarse en Gomis, se incrustó en el arco de De Gea para darle al equipo galés una diferencia que sería definitiva. Manchester United, que no había lastimado cuando tuvo los medios  para hacerlo, ya ni siquiera tenía medios y se quedó con las manos vacías en un momento inoportuno.

Swansea consiguió con una victoria que sólo le significan tres puntos más y un impulso anímico para afrontar el último cuarto de temporada de la mejor manera posible. Sus chances de llegar a Europa son sólo matemáticas y la zona de descenso está bastante lejos como para preocuparse. Del otro lado la derrota es una puñalada. La F.A. Cup es una linda posibilidad de ganar algo tras una temporada 2013-14 aciaga. Pero el objetivo real de esta campaña es volver a Europa. Y con doce fechas por jugar, tres rivales directos por enfrentar, más el líder y el escolta como adversarios en el futuro, la empresa se complica enormemente.

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