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Una noche para ser vivida

Polonia derrotó por primera vez en la historia a Alemania. Fue por 2-0; soberbia actuación de Szczesny, factor decisivo en el triunfo local. El lujo de haberlo presenciado en vivo.




No solo no había optimismo, había resignación. Hablar con los polacos en la mañana previa al juego, generaba algo parecido a la ternura. Pena tal vez. Porque veían un resultado positivo (incluyendo un empate) como una quimera. Razones tenían de sobra, no solo venía el campeón del Mundo a Varsovia, sino que además Polonia jamás había batido a Alemania. Ni en juegos amistosos ni en juegos oficiales.

Y no es que habían sido apenas un par de cruces. No;  18 juegos había entre ambos equipos, con 12 triunfos alemanes y seis empates. Superioridad abrumadora. Si a esa estadística le sumamos los factores extradeportivos que rodeaban el encuentro, la que venía a visitar la capital polaca era una escuadra invencible.

Pero el fútbol siempre tiene una nueva página por ser vivida, un día que pasará a la historia, un  momento que recordaremos para siempre. Quien firma esta crónica guardará este 11 de octubre en un lugar muy especial de su memoria, pero también de sus sentimientos.

Cómo no emocionarse con ese estallido colectivo con el 1-0 de Milik, cómo no estremecerse al punto de saltar del asiento cuando Podolski (sí, el verdugo podría haber sido un coterráneo) estrelló el travesaño en la segunda mitad, cómo olvidar esas sonrisas reproducidas por decenas de miles en las gradas del Estadio Nacional de Varsovia.

Un día, dentro de muchos años, algún adulto con varios abriles en su documento les contará a sus hijos que cuando era pequeño estuvo en Varsovia el día que por fin la victoria se le dio a su equipo de toda su vida. Podrá decirles como Szczesny se agigantó en el peor momento de su equipo. Les contará de los mil trucos de Lewandowski para esconder la pelota ante toda una defensa. Les explicará que el primer gol empezó con un gran enganche del lateral Wawrzyniak, que rápidamente Krychowiak agilizó la maniobra y que una mala ubicación de Durm en el retroceso le sirvió el balón a Piszczek para que el que juega en Borussia Dortmund envíe un centro venenoso que dejó al asombroso Neuer a mitad de camino y a Milik enfilado rumbo a la gloria. Esa que selló Milla con el 2-0 final tras otra gran maniobra de Lewandowski.

En términos de justicia deportiva, probablemente el resultado debió ser otro. La mala puntería se Bellarabi, Müller, Götze y Podolski fue la causante de que Alemania no plasme la notoria superioridad que exhibía en el juego en el marcador. Polonia hacía lo que podía y el doble pivote se veía totalmente superado por un equipo que todo el tiempo genera líneas de pases internas, que presiona bien alto para recuperar rápido y que no teme jugar a 50 metros de su arquero. Pero he ahí la magia de este deporte, capaz de reciclarse con este tipo de batacazos a cada rato.

Primera derrota alemana en fases clasificatorias (Mundial y Euro) en 16 años. Segundo triunfo oficial de Polonia en su nuevo estadio desde su inauguración (el único previo había sido ante San Marino). Y podríamos seguir detallando números, pero a veces se quedan tan lejos de poder terminar de forjar la idea exacta de lo ocurrido.

La noche promete ser larga e intensa en Varsovia, para los futboleros polacos es una jornada que sublimaron durante toda su vida y finalmente llegó. A disfrutarla, es claro que no es algo que acontezca todos los días. 

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