El Valencia fue pura efectividad y en 13 minutos ya ganaba
cómodamente 3-0. Pero el Atlético se levantó y estuvo muy cerca de empatarlo,
aunque con un pobre nivel de juego. Los de Nuno siguen invictos y se ilusionan
con pelear el campeonato.
Valencia empezó dominando el partido de a poco. La posesión
del Atlético era pobre y poco fluida. Cuando Thiago y Gabi tenían la pelota,
las opciones de pase se esfumaban en segundos, y si Koke o Arda intentaban usar
su talento para agitar el partido, terminaban enredados en la trampa que había
tejido Nuno Espirito. Con el tiempo, el Valencia iba apoderándose del balón, hasta
que llegó el minuto cuatro. De ahí en más, todo cambió.
Un centro en principio inofensivo de Mustafi llegó al área.
Moya salió a buscar el balón, pero Miranda llegó antes y peinó la pelota para
que entre mansamente en el arco. Cuando el Atlético todavía se reponía del golpe, André Gomes
le ganó a Miranda por arriba, Alcacer descargó para el portugués y este se sacó
de encima nuevamente al brasileño para definir por abajo del cuerpo de Moya. Los del Cholo quisieron darse un respiro, pero faltaba un
golpe más a la mandíbula de un manso Atlético. Un córner lanzado por derecha le llegó a Otamendi para que
le gane en la marca a Miranda y ponga el tercero.
En 13 minutos, el Atlético perdía 3-0. Pero, donde un
resultado tan adverso tiene como consecuencia
la resignación, los de Simeone se transformaron y fueron por el empate,
aunque más con corazón que con un nivel de juego consistente. Los Colchoneros tomaron la iniciativa, Thiago sacó corazón de
donde pudo y comenzó a comandar los ataques del Atleti. Aún con las
limitaciones que tiene el portugués al querer ser un creador de juego. Con su técnica privilegiada, Koke sacaba faltas laterales
por izquierda. El Atlético buscaba ser fuerte por arriba, pero la defensa
valencianista lo sacaba todo.
Del coraje de Thiago provino el primer gol. Una pared con
Griezmann dejó al luso frente al arco y probó desde afuera, Diego Alves dio
rebote y Mandzukic anotó. Con el descuento, el Atleti fue a por su presa y buscó
rápidamente el segundo. A pocos minutos del final de la primera parte, una mano
de Gayá en el área era la posibilidad de ponerse a uno. Siqueira fue el
elegido, pero un tibio disparo fue casi un regalo para Diego Alves que acertó
el lugar.
Después del tercer gol, los ataques del Colchonero eran por
el carril izquierdo en su mayoría. Allí Koke y Griezmann consiguieron
desbordar, aunque con suerte dispar. En el complemento, los de Simeone quisieron seguir atacando
por ese costado, pero Gaya y Parejo eran cada vez más implacables en la
recuperación. El Atlético no tenía ni fluidez ni rebeldía. Arda evidenció
la poca productividad en ataque y comenzó a bajar a la mitad para abrir el
juego, pero la pelota siempre caía para el equipo ché.
Los cambios de Simeone proponían una mentalidad en la ofensiva,
pero ante la poca claridad en la salida poco cambiaba la dinámica del partido. Faltando un minuto para el final del partido, Cerci tuvo el
descuento para los Colchoneros, pero su gol fue anulado y acabó expulsado por
haber controlado la pelota con la mano. No es de los mejores momentos para el Atlético. La venta de
grandes jugadores (el trinomio Courtois, Filipe Luis y Diego Costa se fueron a
Chelsea) y la poca respuesta de sus fichajes estrellas son cada vez más
alarmantes. Esa automatización que generó Simeone en el Atlético cada vez fluye
menos y la incorporación de nuevas piezas obliga a rearmar la ofensiva. El
Cholo está ante un gran dilema: volver a reinar Europa, pero con otros soldados.
Por el otro lado, los de Nuno demostraron ante el Atlético
que su equipo está preparado para grandes retos. Puede que en la mitad del
torneo se desinfle, como ha pasado con tantos otros, pero el cambio de
paradigma en un club donde, hasta no hace más de un año era todo caos, da un
halo de esperanza en Mestalla.
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