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Adaptabilidad de ideas

Con el correr de los partidos, el Marsella comienza a incorporar y esquematizar las formas de Bielsa en el andamiaje colectivo. De las fallas en retroceso a la base del ataque estático.





Cuatro partidos han transcurrido para poder observar un semblante de lo que Marcelo Bielsa puede llegar a imponer en su nueva experiencia en Marsella. Si en el segundo encuentro, ante el Montpellier en la reinauguración del Velodrome, había cosechado algunas dudas en el funcionamiento, esta vez pudo modificarlo de cierta forma. Aún está lejos en lo colectivo de encontrar la intensidad que la propia filosofía del entrenador argentino podría aportarle, aunque sí comienzan a observarse diferentes variantes en las formas.

Más allá de que el Olympique volvió a sufrir las mismas dificultades en transición defensiva que en los anteriores partidos, ante el Niza pudo matizarlo. El conjunto deberá encontrar una solución a corto plazo a las intenciones de Imbula en la posición de mediocentro. Pese a que es un jugador de marcada agresividad y ambición para descolgarse al ataque con balón dominado, deja una autopista por detrás, que origina una parcela muy amplia entre volantes y zagueros.

De todas maneras, si bien no arrancó de la mejor forma y en el primer tiempo había numerosos espacios a explotar por el rival, durante el complemento pudo corregirlo con mayores ayudas defensivas y coberturas de Dja Djedje y Mendy sobre las bandas.

Precisamente, en estos últimos dos nombres encuentra profundidad Bielsa. En un video en el que se pudo ver una de las sesiones de entrenamiento de pretemporada, el Loco hacía referencia una y otra vez a la influencia del carrilero derecho en el sistema que intentaría imponer. No obstante, durante el cotejo por la cuarta jornada de Ligue 1, quién más destacó sobre la línea de cal fue Mendy. El juvenil de origen senegalés (acaba de cumplir 20 años) fue el encargado de desequilibrar al desbordar casi siempre. En ese aspecto, Marsella mostró mucha capacidad para crear por una banda y finalizar con calidad por la otra.

En tanto, en ataque organizado, el Marsella ya exhibió una serie de movimientos muy marcados en la concepción de jugadas. De hecho, gran parte de las acciones de peligro provinieron de esa forma. Thauvin tiende a dar mucha amplitud sobre la izquierda, y Gignac suele caer a banda con frecuencia. Ante esos desplazamientos, el centro delantero logra no ser referencia para la zaga y origina el espacio interior. Dicho vacío fue aprovechado por Payet y Ayew en muchas ocasiones en el partido. Inclusive, ambos goles de Payet llegaron al atacar el espacio creado en el centro del área.

Por otro lado, el nuevo rol de Gignac desde que asumió el técnico rosarino es cuanto menos inesperado. No para de correr y hasta retrocede con el equipo. Relega destacarse en el marcador final para colaborar en la recuperación del balón y muchas veces recibe en tres cuartos de cancha para pivotear. Sin dudas que, además, los mecanismos colectivos deberán saber añadirle su importancia goleadora.

A pesar de que el adversario de turno otorgó muchas libertades y hasta por momentos ejecutó sin un concepto claro de juego, es notorio el crecimiento del Olympique en el incipiente certamen francés. Aún queda sincronizar de mejor modo las formas en juego posicional, como así también las coberturas al replegar y correr hacia atrás.

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