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Y en un mismo lodo, todos manoseaos

Argentina llega al partido de cuartos de final ante Bélgica con rendimientos disímiles tanto a nivel colectivo como individual. Un equipo de extremos que precisa que algunos futbolistas levanten sus prestaciones. 




Se insiste con que Argentina no arranca, que Argentina está mal, que Argentina está teniendo un pésimo Mundial. ¿Es tan así? ¿Algún rival ha sido superior? ¿No ha tenido ningún rendimiento destacado? 

El equipo de Alejandro Sabella hasta el momento ha jugado siempre a la altura de su rival o apenas por encima. Lejos ha estado de su pico de rendimiento (el cénit de este conjunto parece haber pasado hace más de un año), y ha registrado algunos niveles individuales más que interesantes con otros casi desconocidos. 

Sería mentira afirmar que no han habido actuaciones de futbolistas de buenas para arriba. El tema es que confrontan con otras más que preocupantes. Lionel Messi es el abanderado del equipo y ha conjugado prestaciones decisivas en los primeros dos encuentros con un andar global mucho más parejo en los últimos dos partidos. 

Pero a Leo lo secundan otros con actuacuones para resaltar. Javier Mascherano crece partido a partido y la ascendencia sobre el resto es admirable. Además, tiene que duplicar esfuerzos. Ezequiel Garay también ha ido mejorando en cada partido con un partido ante Suiza más que bueno. Marcos Rojo -ausente ante Bélgica por acumulación de amarillas- está en su mejor nivel desde que viste la camiseta argentina y Sergio Romero también tuvo apariciones trascendentales en tres de los cuatro partidos. 

El problema es que así como ha tenido estos puntos altos, existen opuestos. Sergio Agüero, que era una de las cartas ganadoras del equipo, se lesionó ante Nigeria y ya venía con un nivel de vuelo bajo. Fernando Gago confirmó que una cita de este calibre le queda enorme. Gonzalo Higuain llegó sin ritmo y hasta acá no logró arrancar, si bien va ganando minutos en cancha y el ensamble colectivo tampoco lo beneficia. Federico Fernández tampoco se afianza y por último Pablo Zabaleta y Ángel Di María alternan buenas y malas. Es particular el caso del Fideo: resuelve mla desde la toma de decisiones, como si le faltara frescura, pero físicamente es un prodigio y en el alargue ante Suiza lo demostró. 

El margen de error se achica. Los que andan bien tienen que seguir en ese nivel y arrastrar a los otros, el problema es que muchos de los que han tenido un buen Mundial eran a priori actores secundarios. Si Argentina quiere seguir avanzando precisa reducir esa brecha, necesita cohesión, necesita actuaciones menos dispares. 

Un Mundial de tintes discepolianos este de Brasil para la Albiceleste, en el lodo que por momentos experimenta el equipo, quedan todos manoseaos. Esperemos no terminar viendo llorar a la Biblia junto a un calefón. 

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