Aún con bajas vitales, por decisión propia o motivos ajenos, como las
de Nasri o Ribery, Deschamps ha encontrado un modelo de juego que se amolda a
sus jugadores y hace brillar a Benzema.
El partido
de vuelta de la repesca mundialista significó un punto de inflexión para
Deschamps. También para sus dirigidos y las formas que venían implementando
desde el período de clasificación. El entrenador, aquel que consiguió ganar el
Mundial 1998 en su país con figuras como Zidane, Blanc, Petit o Henry, dispuso
otro esquema táctico desde ese encuentro ante Ucrania. Desde allí, jamás lo
modificó y hoy, pasadas las dos primeras jornadas de la fase de grupos, ya
tiene el boleto a cuartos de final en mano.
Había sido
un resultado de 0-2 en la ida. La adversidad obligaba a cambiar y jugarse la
última ficha. Arriesgar todo si era menester. El técnico lo hizo cambiando el
esquema táctico. Comenzó a parar a su equipo en un dibujo de 4-3-3 que le da
más estabilidad. Por lo demostrado en el repechaje y en el inicio de la Copa,
este modelo es el que mejor se ajusta a las condiciones de sus jugadores.
Frente a
los ucranianos, en el segundo juego, Samir Nasri había ido al banco y ni
siquiera ingresó, pese a que el 3-0 no fue de ninguna manera obtenido en un
partido holgado. La decisión de Didier fue todo un indicio. El jugador del
Manchester City no fue incluido en la lista de convocados para Brasil 2014,
aunque si nos fijamos en el sistema que emplea el entrenador y las
características de éste, no parece existir lugar para el talento del ex
Arsenal. Sí podría haber sido un revulsivo desde el banco.
Deschamps ha asentado un nuevo esquema táctico |
Por otro
lado, una pieza clave en el 4-3-3 era Franck Ribery, que no ha tenido una gran
temporada pero que aún se mantiene como uno de los mejores futbolistas de
Europa. El mediapunta/extremo del Bayern Munich tuvo una lesión en su espalda
que le impidió estar en el Mundial, más allá de que se especulaba con su presencia
a último momento. Igualmente, la baja de la máxima figura francesa no
resultaría perjudicial para el colectivo. Por lo menos, en lo exhibido hasta el
momento.
No desde lo
nominal, pero sí partiendo del trabajo conjunto de Les Bleus, sin Ribery el
equipo asentó algunos automatismos en su juego en los cuales, por ejemplo,
Benzema destaca sin ser solo una referencia o punta de lanza en ataque. Tal
vez, con Franck en el once inicial, Karim limitaría su juego a fijar centrales,
esperar una bola dentro del área o solo ser finalizador de lo creado por sus
compañeros. Pero con la ausencia del ‘7’, Benzema puede mostrar sus enormes
cualidades y su gran evolución en el último tiempo.
El año del
delantero del Real Madrid ha sido fantástico. Siempre aporta un elemento para
ser carne de cañón de sus detractores –el penal fallado ante Suiza-, aunque ha
mejorado notoriamente en aspectos que progresan su estilo y lo hacen ser un
atacante mucho más completo. Sus caídas a banda para generar espacios, la
calidad de sus recepciones y controles orientados, su inteligencia tanto dentro
como fuera del área para descargar y el marcado perfeccionamiento en los modos
de definir. Sin duda que Benzema ha crecido de lo que era como jugador hace dos
temporadas, un delantero que solo cerraba ataques y era limitado para salir del
área. Actualmente, entra y sale con comodidad y genera huecos. Junto a esto, ya
lleva tres goles en los partidos de la Copa.
Además,
Karim no es para nada un negado a jugar por fuera en la construcción de un
doble 9. El partido ante Suiza lo evidencia. Giroud ingresó por Griezmann (con
respecto al primer juego) y, entre él y Benzema, se entienden muy bien para
intercambiar sus posiciones, más allá de que el del Madrid sea más flexible
para ir por carriles exteriores.
Otro
aspecto en el que la modificación del sistema ha logrado un avance para el
desarrollo de la idea es el cambio en el mediocampo. Deschamps pasó del doble
pivote a un único mediocentro y dos interiores que hacen funciones de box to
box si es necesario. Para la posición de MC, al entrenador no podría haberle
caído mejor la figura de Cabaye, dada su prolijidad y precisión en el
pase y su capacidad para relevar a los costados. A sus lados, Pogba y Sissoko
compiten por un puesto y Matuidi ya se asentó. La presencia de Yohan permite a los interiores soltarse.
Cabaye aporta un primer pase de calidad |
Ambos
interiores, propios de un centro del campo que tiene muy buen trato de balón,
se juntan constantemente para crear con los delanteros. Los tres de la línea
más adelantada retrasan su posición frecuentemente para combinar y atraer
marcas con el objetivo de crear espacios. El que mejor lo hace es Benzema. No
obstante, Valbuena, moviéndose por todo el frente de ataque, es un arma
elemental para abrir defensas (símil Griezmann). Pogba y Matuidi generan
superioridades al ayudar defensivamente y se asocian para trascender. La influencia
de ambos es casi total en el modelo de Deschamps.
Hasta aquí,
Francia se ha caracterizado por ser un equipo directo, que logra combinar para
ocasionar una transición ofensiva rápida. Una gran virtud en este aspecto es
que no necesita de demasiados jugadores para llegar al área contraria, por lo
que puede quedar bien parado para una hipotética pérdida y el posterior
retroceso. La zaga posee asimismo una gran técnica para superar líneas de
presión con el pase.
La
capacidad física de sus jugadores es importantísima, sobre todo para provocar
el robo y generar ataques veloces o directamente cortos en campo adversario y
con el rival mal plantado. Lógicamente, las condiciones de Ribery y Nasri
podrían ser vitales en días en los cuales el ideal de juego no pueda ser
llevado a cabo. Aún así, mediante el cambio en las formas desde la repesca,
Deschamps ha dado un vuelco en su propio estilo francés.
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