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La crónica más triste

Alemania se quedó con el título del Mundo. Superó a Argentina en el suplementario. El conjunto de Sabella gozó de demasiadas opciones, pero no concretó. Götze, el goleador en la final. 





Tendrá poco para reprocharse Alejandro Sabella y su cuerpo técnico cuando apoye la cabeza en la almohada. Argentina no pudo, no fue campeón del Mundo, pero bien podría haberlo sido. Le faltó contundencia, le faltó pegada. Alemania esas cosas no las perdona y cuando tuvo su opción se agarró a ella para coronarse campeón del Mundo. 

El conjunto de Joachin Löw es un soberbio equipo y un justo campeón. Pero hoy el partido se desarrolló mucho más ajustado a lo que quiso Argentina que a lo que deseaban los europeos. Porque el dominio posicional y de campo fue para los teutones, como se sabía que iba a ser si del otro lado juegan futbolistas como Kroos, Müller, Ozil y Schweinsteiger. Pero a pesar de eso, Alemania no lastimaba. Le faltó profundidad ante una defensa muy bien comandada por Demichelis y Garay. 

Luego estaba la segunda parte del plan, tras un inicio en el cual tuvo dificultades para progresar en el campo, Argentina comenzó a lastimar. Los europeos defendían muy alto, pero cuando rompía algún volante (especialmente Lavezzi) los espacios comenzaban a aparecer. Higuaín debió facturar pero se perdió un tanto que lo perseguirá el resto de sus días. Luego las corridas del Pocho auguraban algún tanto en cualquier momento. No se dio. Höwedes pudo haber abierto el marcador con un cabezazo que dio en el palo en la única que pudo generar Alemania. 

Sabella sorprendió reemplazando a Lavezzi y poniendo a Agüero. Mejoró posicionalmente Argentina, de hecho ese inicio de la segunda mitad fue lo mejor del equipo, pero el Kun fue un testigo más de la Copa del Mundo. Su protagonismo fue nulo, físicamente nunca estuvo a la altura del campeonato. Un handicap que entregó todo el torneo la albiceleste y al que se le sumó la ausencia de Di María. 

Messi tuvo una opción clarísima en el inicio del complemento. A centímetros del palo de Neuer se fue; el rosarino, que lejos estuvo de su mejor estado atlético en los últimos juegos, quedó a nada de ser el héroe. 

Pero ese dominio argentino en el segundo tiempo fue menguando. El desdoble de Biglia y Enzo Pérez comenzó a facturar físicamente a un mediocampo que sostuvo a Mascherano 75 minutos y que luego se apoyó en el caudillo cuando las piernas se fundieron. Del otro Lahm tiraba del equipo alemán. Junto a Müller fueron el espíritu de un equipo que siempre tuvo claro cómo conseguir lo que quería. 

Rizzoli, el juez, tuvo su apartado. Se tragó un penal más grande que el Maracaná de Neuer sobre Higuain, el juego iba 0-0 y fue otro de los quiebres del partido. Höwedes también podría haber visto la roja en el primer tiempo. 

Pérez dejó la cancha y entró Gago, antes Palacio había ingresado por Higauin y con ese esquema Argentina se partió un poco. Porque ninguno de sus tres volantes ya se desplegaba en ataque. La apuesta era que los tres de arriba logren asociarse. Faltó finura, la que Messi fue dejando en el camino en el torneo, la que Agüero nunca tuvo en el certamen, la que Palacio jamás exhibió con la camiseta del Seleccionado. El delantero del Inter se perdió el gol de la Copa del Mundo a los seis minutos de iniciado el suplementario. 

Alemania no quiso llegar a los penales y echó su resto en esos 30 minutos decisivos, aprovechando una mengua física de los de Sabella. En los últimos 15 llegó el desnivel. Schurrle aprovechó la espalda siempre liberada de Gago y encaró hacia izquierda sobre Zabaleta. Mascherano no alcanzó a cruzar y Götze (cambio clave por Klose) le ganó la espalda a Demichelis y definió con toda la categoría del mundo. Gol que quedará en la historia grande del fútbol mundial. 

En el terrenos de los 'si hubiera' entran muchos factores. Si Di María hubiera podido ser titular, si los cuatro de adelante hubieran estado en óptimas condiciones físicas, si Rizzoli hubiera marcado el penal a Higuain...ya no importa y a la vez es contrafáctico. Hay que analizar lo que ocurrió. 

Argentina dejó todo lo que tenía para dar. Se repuso a las diferentes adversidades que se le presentaron y terminó haciendo el mejor Mundial de Argentina en las últimas dos décadas. Y el dolor que esta noche envuelve al fútbol argentino se mitigará con el tiempo y quedará la tranquilidad por el esfuerzo realizado.   

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