Un recorrido por el nivel de cada uno de los 20 jugadores que empleó
Sabella en el Mundial. Muchos sobresalieron, algunos estuvieron por encima de
las expectativas y de otros se esperaba mucho más.
La barrera
de cuartos de final se rompió el 5 de julio. Aquel día, con el gol de Higuaín, el
combinado argentino puso fin a esa racha de 24 años sin conseguir siquiera
quedar entre los mejores cuatro de la Copa del Mundo. La victoria frente a
Bélgica sería el comienzo de una nueva etapa dentro del mismo certamen, un
período que esta selección tenía ya casi olvidado. Luego llegaría a la final y
se encontraría a ese monstruo que lo sacó de las últimas tres ediciones.
Pese a no
lograr hacerse con el título, habiendo estado tan cerca, el equipo dio una
verdadera lección de competitividad. Las decisiones de Alejandro Sabella fueron
fundamentales sobre la marcha, al contestar inmediatamente y de forma certera a
las evidencias que el Mundial le estaba enviando. Hizo los cambios correctos y
modificó el ideal de juego, para mejor, en el momento cumbre de la trayectoria
albiceleste en Brasil.
El conjunto
recién evidenció claramente a lo que jugaba en los tres últimos partidos.
Anulando a Hazard, a Robben, y quitando pulcritud con el balón a la escuadra
alemana. Ese plan de salidas rápidas y contras temibles, con una débil transición
ofensiva, mutó en uno que solidificó su última línea con gran colaboración de
los volantes. La baja forma física de sus hombres ofensivos no permitió que
Argentina hiciera más de un gol de octavos de final en adelante (contando los
90 minutos). Igualmente, ha habido futbolistas –de los 20 que empleó el
entrenador- de gran nivel, y otros que no estuvieron a la altura o simplemente
no encontraron como explotar sus virtudes. Aquí haremos un repaso.
Javier Mascherano (10): Ha sido sin
lugar a dudas el jugador más importante del equipo en Brasil 2014. Por
capacidad de liderazgo y su ascendencia en el equipo. Si bien su rendimiento
fue equitativo en todo el mes en tierras cariocas, fue creciendo con el paso de
los partidos (como todo el colectivo) y se hizo más fuerte en el círculo
central cuando ingresó Biglia.
Eje del equipo. Mascherano, capitán sin cinta |
Por
momentos llegó a dar clases en medio de los juegos de cómo recuperar el balón,
relevar y corregir cada falla de sus compañeros. En otros tramos, se hizo eje
de la salida de balón, metiéndose entre los centrales para generar
superioridad. En tanto, su corte a Robben en el área chica, sus palabras a
Romero antes de los penales frente a Holanda y cada arenga al grupo, son
imágenes que quedarán en el archivo grande.
Sergio Romero (8): Llegó a la concentración bajo mil
sospechas. La opinión pública lo miraba de reojo y muy pocos bancaban realmente
su titularidad. El ser suplente en Mónaco y casi no tener minutos, salvo en la
Copa francesa, hacía que muchos dudasen de su realidad. Pero terminó siendo un
sello distintivo y fundamental de este seleccionado, a fin de cuentas. Por sus
apariciones en momentos claves.
Frente a
Irán, tapó dos cabezazos que hubiesen significado la victoria asiática antes de
la aparición de Messi. Los penales frente a los neerlandeses lo consagraron,
cuando evitó los goles a Vlaar y Sneijder. Luego, entre otros encuentros,
también dijo presente en la final y no tuvo nada que hacer en el tanto de
Gotze. Fue uno de los estandartes del equipo. Pasó 485 minutos sin recibir
goles, récord en Mundiales para Argentina.
Ezequiel Garay (8): Tras una temporada estupenda
en Benfica, correspondió ese nivel con el que tuvo en el Mundial. Se consolidó
en el equipo argentino, ha ganado un lugar para perdurar dentro del grupo. Poco
a poco, ha crecido y se instaló como un zaguero de elite en Europa. Su nivel en
el torneo fue in crescendo, pero se afianzó y finalizó siendo uno de los
mejores centrales de la Copa.
Lo único
que se le puede achacar es flotar en el área cuando Gotze recibe y convierte, pero
la responsabilidad es compartida con su compañero de zaga, Demichelis.
Precisamente con su par del Manchester City, el Negro creció más de la cuenta. Además, se mostró siempre férreo en
la marca, con desplazamientos usualmente seguros.
Lionel Messi (7): Elemental en la fase de grupos con grandes apariciones,
luego disminuyó su rendimiento. Su golazo a Bosnia, con la clásica diagonal de
afuera hacia adentro, el latigazo de zurda ante Irán y el doblete ante Nigeria
constituyen sus mejores obras, contando también un perfecto giro para pasar el
balón a Di María en el centro del campo, previo al gol de Higuaín frente a los
belgas. Fue vital para atraer marcas y generar espacios, y en algunos partidos mostró sacrificio para la recuperación.
El gol a Irán, dentro de una buena fase de grupos de Lionel |
Se esperaba
más de él, pero es cierto que tampoco gozó de demasiada compañía. Los
compañeros de ataque no llegaron en su mejor momento, y se hizo evidente la
ausencia de un socio con el cual profundizar en velocidad para sacar la
diferencia en la final. Por momentos, pasó largos tramos de partidos sin tocar
el balón.
Lucas Biglia (7): Entró al equipo a partir del juego
ante Suiza, en octavos de final, y se hizo un bastión en el centro del terreno.
Resultó ser un auxilio vital para Mascherano, con el fin de cerrar el carril
central, uno de los aspectos fundamentales por los que el equipo solo recibió
un gol en duelos de eliminación directa (en el tiempo extra ante Alemania). Se
erigió como robador de balones y encargado de un primer pase limpio.
Ángel Di María (7): La lesión muscular sufrida
en cuartos de final abre una incógnita incomprobable. Qué hubiera sucedido si
el zurdo del Real Madrid hubiese estado presente en la final, si su velocidad
abría espacios y llegaba por la izquierda para ser receptor y definidor. Es
decir, si aprovechaba las espaldas de Lahm y daba aire a las transiciones
ofensivas. Pero hoy forma parte del “hubiese”. Su rendimiento, de todas
maneras, fue destacable de igual modo, incrementando su valía en el equipo con
el transcurso de los encuentros y marcando un gol vital frente a Suiza.
Enzo Pérez (7): Ante la lesión de Fideo, Enzo emergió para cumplir otro rol
pero igual de importante. Tener un gran año en Benfica jugando en el doble
pivote de mitad de cancha le fue muy valioso para actuar en la medular del
conjunto de Sabella. Se configuró como un futbolista importante en el 1x1
cuando salía a bandas, como así también en los momentos en que tomó la pelota y
rompió líneas de presión con sus conducciones.
Marcos Rojo (6): El lateral izquierdo es otro que
llegó a Brasil bajo las sospechas de más de la mitad del país. Poco a poco,
brindó seguridad por su banda. El cambio de Sabella, de pasar a defender con
dos líneas muy juntas, lo benefició y así tuvo buenos partidos. Su mejor
rendimiento lo exhibió en el complemento ante Suiza, saliendo extenuado en la
prórroga. Marco un gol, frente a Nigeria. Quizá le faltó mayor proyección ofensiva, más aún luego de la lesión
de Di María.
Rojo creció con el equipo e hizo un gol |
Ezequiel Lavezzi (6): El partido contra Nigeria
fue en el que comenzó un protagonismo que tuvo hasta el cotejo cumbre.
Posteriormente a la lesión de Agüero en aquel juego ante los africanos en Porto
Alegre, el Pocho ingresó y cumplió de
gran forma en una posición que lo obligaba a tener una gran disciplina táctica
por la banda derecha de la línea media. Era el mejor jugador para romper ante
los germanos, pero el DT lo sacó en el entretiempo. Si la idea era tener más
peso ofensivo, el atacante del PSG llegaba en mejor forma que el Kun.
Martín Demichelis (6): Su ingreso fortificó la
última línea. Fue primordial en el sustento de la defensa. Además, mejoró la
salida del balón. Hizo que Mascherano no deba bajar siempre a incrustarse en la
medialuna, y dotó de movimientos más veloces ese aspecto. No se negó a romper
con la bola dominada cuando los volantes estaban tomados, y fue gran
complemento de Garay. En el gol alemán, parece querer cerrar para evitar que
Schurrle desborde e ingrese al área, pero termina soltando a Gotze, que entra a
sus espaldas.
Gonzalo Higuaín (6): El
Pipa solo marcó un gol en todo el
certamen, pero fue en su mejor partido, contra Bélgica. No llegó en su mejor
forma física (de hecho, comenzó en el banco vs Bosnia) pero fue creciendo con
los minutos. En ese duelo que significó el quiebre de la racha negativa, el
atacante del Napoli hizo un golazo con una gran definición, aguantó cada pelota
y pudo haber anotado otro. Le quedó la pelota tras la equivocación de Kroos,
pero remató apurado y desviado frente a Neuer.
Pablo Zabaleta (6): A los 4 minutos del juego
ante las Águilas Verdes, queda en evidencia por el gol de Musa, que ataca su
espalda. En la segunda mitad, un nuevo tanto del delantero del CSKA Moscú
también es por su lado. Su nivel fue pobre en la fase de grupos, aunque después
se hizo fuerte cuando quedaron 16 equipos en competencia. Cierto es que no tuvo
mayores ayudas de parte de Gago y Fernández, como así también que corrigió
mucho cuando entró Biglia.
Ricardo Álvarez (6): Solo disputó parte del
segundo tiempo del último choque de fase de grupos. Logró tomar el balón y
conducir con su zurda para ocasionar ataques, ya sin Messi en el terreno de
juego (salió al cuarto de hora del complemento). Se movió por todo el ancho de
ataque. Extrañamente, el entrenador no lo utilizó nunca para remediar el lugar
que dejó vacante Di María.
José María Basanta (5): Jugó poco,
en el partido frente al conjunto de Marc Wilmots y a causa de la sanción que
pesaba sobre Marcos Rojo. Midió de gran forma los tiempos en ese partido de
Brasilia, para saber cuándo guardar su zona o en qué momento pasar para generar
superioridad numérica en la mitad del campo.
Rodrigo Palacio (5): El centro de Marcos Rojo lo
dejó de cara a Neuer, pero falló en la resolución y no pudo marcar el gol que
casi asegurara el éxito. No tuvo una gran Copa del Mundo, aunque es ponderable
que quitó el balón a Lichsteiner y así comenzó el gol frente a los helvéticos. Al
igual que Lavezzi, en varios partidos entró para sacrificarse por el equipo al
tiempo de ocupar un espacio en fase ofensiva. También falló en la definición
ante Holanda en un gol que hubiese evitado los penales. La contundencia fue un
gran problema de este equipo.
Un momento cumbre en la final. Palacio no definió bien |
Hugo Campagnaro (5): Sabella inició la Copa con
una línea de cinco defensores, y allí estuvo él, aunque no volvió a jugar
luego. Inició de stopper en el debut, con el fin de corregir y relevar cada
subida de Zabaleta. No sobresalió pero cumplió. Cuando el entrenador modificó
la defensa, con un efectivo menos, al siguiente juego, ya no tuvo más acción.
Maximiliano Rodríguez (5): También
empezó siendo titular, al costado de Mascherano, en funciones interiores.
Pareció nunca comprender ese rol y fue sustituido en el descanso. Lo mismo le
ocurrió en otros partidos, aunque frente a Holanda jugó en buen nivel cerca del
área contraria, su zona de influencia en esta etapa de su carrera. Convirtió el
penal que dio la clasificación a la final a Argentina.
Federico Fernández (4): Fue una de
las grandes apuestas del cuerpo técnico. Inclusive, no perdió nunca hasta estos
días formando la zaga con Garay. Pero su rendimiento no fue bueno, perdiendo en
duelos directos y a su espalda. Junto a eso, no lograba sacar la pelota bien
jugada con movimientos lentos. Sabella lo sacó cuando la Copa avanzaba y ya no
había margen, para reemplazarlo por Demichelis.
Sergio Agüero (4): Su baja forma física fue un
punto de inflexión muy negativo. Después de uno de sus peores años en Europa,
con continuas lesiones musculares, se resintió ante Nigeria. Cuando parecía que
su participación había llegado a la culminación, pudo estar en los últimos
encuentros, pero quedó de manifiesto que aún no tiene ese ritmo ni la velocidad
que tanto lo caracteriza. Quedó en deuda, se esperaba muchísimo más de él.
Aguero quedó en deuda. Sus lesiones musculares pesaron |
Fernando Gago (3): Le quedó muy grande la
competición. Si bien comenzó siendo suplente, rápidamente el técnico optó por
ese equipo con el cual jugó las Eliminatorias. Ingresó en el ST y fue parte del
cambio de rumbo del choque ante Bosnia. Pero luego fue de lo más flojo, a punto
tal que acabó perdiendo el puesto con Biglia. Nunca colaboró con Mascherano,
que debía realizar una doble labor, ni con Zabaleta para bascular hacia afuera.
Perdió casi siempre a sus espaldas (como en el gol de Gotze) y su manera de
retroceder fue desordenada.
Solo tres
jugadores no han tenido minutos, uno de ellos de campo: Augusto Fernández, Mariano
Andújar y Agustín Orión. A pesar de que hubo altos rendimientos individuales
puestos al servicio colectivo, y otros tantos de algunos jugadores de los que se
esperaba más, el equipo cumplió y el subcampeonato alcanzado hace soñar con un
mejor futuro.
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