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El Barcelona y un posible cambio

Es un enigma de qué manera jugará el equipo bajo la conducción de Luis Enrique, pero el club ha salido al mercado para mantener su competitividad. Suárez y Rakitic pueden darle más verticalidad.






La última temporada del Barcelona no se ha correspondido con cinco años previos de gloria y de reinar absolutamente a nivel general. Bajo la conducción de Gerardo Martino, no consiguió obtener ningún título, y su gestión se evaporó entre las pocas variantes y las desmedidas críticas de la prensa española. El Tata, desde su lugar, dio la sensación de no estar preparado para ese rol. No desde su capacidad futbolística y de dirección, sino sobre el ámbito que lo rodeaba y sus labores apartadas de los bancos.

De todas maneras, logró llegar hasta el final de la Liga con posibilidades de consagrarse. De hecho, lo estaba haciendo hasta que el Atlético de Madrid igualó en la segunda mitad en el Camp Nou. Cayó en la final de la Copa del Rey en el Derby ante el Real de Ancelotti, y los propios Colchoneros lo sacaron muy temprano de Europa. Finalmente, fue un año que no continuó con las costumbres (previamente, esas tradiciones ya habían comenzado a deshilacharse), y el DT argentino ya no sigue en el cargo.

Actualmente, la condición que se plantea es de qué manera jugará el equipo bajo la tutela de Luis Enrique. Es una incógnita, más allá de lo que se haya podido ver de sus ideales en el Barcelona B, en la Roma, y en Vigo con el Celta. El club vuelve a “los de la casa”, y el ex jugador intentará mantener vivo el gen competitivo a nivel colectivo. En base a eso, las incorporaciones que ha sumado el club en este período, hacen presagiar en un estilo que parta de diferentes matices.

Durante el mes de Mundial y una vez finalizado el mismo, Barcelona ha reforzado sus líneas con dos jugadores que pueden cambiar ciertas partituras del ideal de juego. Tal vez se vea un Barcelona diferente al que vimos en la última época. Como pocas veces en el último tiempo, la institución ha salido al mercado con desesperación. Cierto es que ha comprado dos figuras que han destacado en Europa en el último tiempo, pero también lo es que será un enigma a descifrar de qué manera se pararán en el conjunto blaugrana.

El croata Rakitic puede hacer que el mediocampo tenga más verticalidad. Partir de su zona y crear ataques rápidos en juego estático, sin una elaboración constante de jugadas. Jugando en Sevilla y formando parte del doble pivote con Modric en su selección, es un mediocentro agresivo, que se descuelga hacia el ataque. Por esas condiciones es que se augura un cambio en el sector central del juego culé. Inclusive, hasta no habría que descartar un cambio de dibujo táctico.

Una opción es que el balcánico actué junto a Busquets en la medular, rompiendo hacia fase ofensiva. Otra posibilidad circula en la razón de ser del 4-3-3, el esquema que ha dominado en el equipo desde la asunción de Pep Guardiola. Rakitic también podría formar parte de esa línea de tres mediocampistas, aunque Luis Enrique debería trabajar en el equilibrio de esa zona tras pérdida de balón.

Por otro lado, uno de los pases más impactantes fue el Luis Suárez. El Barcelona, tras años de desestimar la posición en su filosofía, parece encontrar una nueva realidad. Después de alternar, luego de que Pep eliminara las “vacas sagradas” (entre ellos, Eto’o y Ronaldinho) y del tiempo en que estuvo Ibrahimovic en el equipo, no ha habido otro centro delantero. Su ideal de la posesión como base del juego de posición ha descartado las funciones de una referencia de área por un falso 9. Villa rara vez ejerció ese rol. 

Entrar y salir, originar el espacio, nunca ser referencia para la defensa, hacer más fluida la circulación para trascender. Todas esas condiciones, el de Santpedor las encontró en Messi, posteriormente a mutar el lugar del crack argentino en la cancha. Vilanova y Martino eligieron seguir bajo el mismo paradigma (con diferentes cambios propios de cada uno), pero hoy parece haber una modificación con Luis Enrique.

Tanto es un misterio de qué modo sustentará el equipo el nuevo entrenador, como cuál será la manera del charrúa de insertarse en este conjunto y en un equipo que lo ha ganado todo sin un jugador de su semejanza. Al mismo tiempo, no hay otro futbolista como él en las filas de la escuadra catalán, por lo que habrá que observar las formas del DT en tres meses para luego darle lugar en el primer equipo. Es decir, cuál será el talante colectivo, sin Suárez, con el fin de darle participación una vez se acabe la sanción impuesta por la FIFA.

Si tomamos en consideración los sistemas de juego descriptos ante la opción de la titularidad de Rakitic, con el Pistolero en el once no se ve muy improbable el 4-2-3-1. El uruguayo como referencia de área, mientras Messi se ubique a sus espaldas por el centro de la línea de tres mediapuntas. Pueden hacer mucho daño en espacios (igualmente, la baja de Alexis suena vital, el chileno atraía marcas y generaba vacíos), con Neymar e Iniesta actuando por bandas o cerrándose al vértice del área. El 4-3-3 se torna poco factible con estos protagonistas desde un principio, dado que es improbable que Messi vuelva a sus funciones por fuera para comenzar desde ahí su desequilibrio. Además, al ‘10’ no se lo vio pisar tanto el área en tiempos recientes como antaño.

La gestión de Luis Enrique y estos refuerzos de categoría (junto a los arqueros ter Stegen y Bravo), dan las expectativas de un cambio en el ideal que prevalece desde hace tiempo. Lógicamente, esas permutaciones no derivarán de la profundidad de una variación sistemática, aunque ya hay algunos indicios de un Barcelona un tanto más agresivo y vertical.

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