Argentina alcanzó las semifinales de una Copa del Mundo tras
24 años de la mano de un hombre que tomó como propios los principios del esfuerzo,
el trabajo y la unión del grupo que Estudiantes de La Plata ha vertido a su
gloriosa historia desde hace más de medio siglo.
El equipo visitante había dejado victorioso el mítico Old
Trafford de Manchester tras igualar en
un tanto el cotejo de vuelta de la Copa Intercontinental de 1968. En ese
vestuario, como prueba fiel de una serie tan pareja como reñida, una pizarra
contiene una frase que quedaría para la posteridad como base de una escuela
futbolística tan exitosa como discutida a lo largo de la historia, fundada por Osvaldo
Zubeldía, el entrenador de aquel Estudiantes de La Plata campeón del mundo.
La idea fundamental de aquel visionario, nacido el 24 de
junio de 1927 y criado futbolísticamente en Vélez Sarsfield con el oído abierto
a las enseñanzas de Don Victorio Spinetto, pregonaba el trabajo, la dedicación
y el espíritu de equipo como medios para conseguir el objetivo final del
resultado favorable. Así, tras debutar como entrenador en Atlanta, llegó a
Estudiantes a mediados de los años 60 para unificar a una camada de jóvenes surgidos
de las inferiores del club con otros valores arribados desde afuera para
conformar un equipo que se adelantó a las épocas y marcó una revolución táctica
en el fútbol argentino similar a la que su compatriota Helenio Herrera ya había
implementado en Europa desde la década del 50.
La lista de alumnos de aquel Estudiantes, que tomaron como
propios esos preceptos que Zubeldía utilizó más tarde para hacer escuela en el
fútbol colombiano, fue sin dudas encabezada por Carlos Salvador Bilardo, su sucesor en la enseñanza de aquella filosofía que se hacía carne en
el club platense y que era muy discutida desde las entrañas del propio fútbol
argentino por colocar el resultado como primer objetivo por encima de la
belleza en el juego. Iniciado como ayudante táctico de Zubeldía en 1970 y con
tres períodos y un título al frente de Estudiantes de la Plata, Bilardo llevó
aquella biblia ‘pincharrata’ a la Selección Nacional tras el alejamiento de
César Luis Menotti tras el mundial de España en 1982.
En las antípodas filosóficas del proceso anterior y con
una versión aggiornada a la época de las premisas de su profesor, el proceso de
Bilardo fue discutido y estuvo cerca de ser destituido tras la angustiosa
clasificación a México 86, en una época donde las Eliminatorias eran mucho más
complicadas y cortas que en la actualidad y Argentina llegaba de dos períodos
sin disputarlas, ya que organizó la Copa del Mundo de 1978 y clasificó
directamente a España 82 como campeón de la edición anterior. Pero Bilardo se
sobrepuso, confió en Diego Maradona como líder de un grupo que se fortaleció
puertas adentro y llevó al equipo al campeonato del mundo en 1986 y a un
subcampeonato de costosa factura en Italia 1990.
Más de dos décadas después y con siete procesos previos con
distintos nombres y perfiles, Argentina regresa a un lugar más acorde a lo que su
historia futbolística le reclama conducida por otro hombre que asimiló aquella cultura de grupo plasmada en el
esfuerzo y la dedicación, Alejandro Sabella. Tal vez, quienes hayan visitado el
vestuario que ocupó Argentina en el Estadio Nacional ‘Mané’ Garrincha de
Brasilia tras la victoria ante Bélgica que rubricó el esforzado regreso al
grupo de los cuatro mejores, hayan leído en la pizarra la frase de puño y letra
de Osvaldo Zubeldía encontrada en el vestuario ganador de Manchester, en aquel lejano 1968, que define un
nuevo resultado conseguido con dedicación y espíritu de equipo por sobre todas
las cosas: “A la gloria no se llega por un camino de rosas”.
solo una correccion/opinion. las eliminatorias antes eran mas cortas, pero asimismo en teoria debian resultar sencillas para los 3 grandes sudamericanos; ya que Brasil, Argentina y Uruguay eran cabezas de series y tenian que disputar 4-6 partidos a lo mucho, contra los otros paises que con su futbol menor quedaban rapidamente eliminados. ya cuando se comenzaron a igualar las cosas y hubo paises como Peru en los 70s, Chile 82, Colombia 90-94 y Bolivia 94 que clasificaron en pocos partidos, el cambio a eliminatorias todos contra todos facilito el tema para ambos grandes y pequenos: ya que ahora se tenia menos chances de hacer papelones (grandes), y mas chances de dar el campanazo y clasificar (pequenos, como Paraguay y Ecuador). eso si, tambien se hicieron las eliminatorias un proceso largo y competitivisimo de 3 anios, comparado a antes que solo tomaban un mes y por tanto no siempre llegaba un proceso consolidado... en fin, ambos formatos tienen sus pro y contra, pero parece que por el nivel creciente de competitividad y buen juego exhibido, el sistema de todos contra todos es mejor para Conmebol.
ResponderEliminarGracias por esto!
ResponderEliminarTan denostados hemos sido en la historia. Es momento de reivindicar. No digo compartir, pero reivindicar la escuela de Estudiantes de la Plata como una manera de jugar. No la única, no la mejor pero tampoco el apogeo del anti-futbol.
Gracias por aportar a ese proceso