Argentina le ganó a Holanda en la definición por penales y
es finalista de la Copa del Mundo Brasil 2014 tras un partido cerrado y de
tensión absoluta entre dos equipos que han demostrado estar a la altura de las
circunstancias.
Esfuerzo, orden, cuidado, estrategia, sufrimiento, dolor,
sudor, alegría y lágrimas. Todo esto tuvo una semifinal que sólo extraño la
estética consumida en el cuidado entre dos equipos serios, duros y aplicados
que disputaron en los penales el pasaje a la final del próximo domingo ante
Alemania. Dos atajadas de Sergio Romero inclinaron la balanza hacia el lado
argentino e hicieron delirar a la multitud de hinchas que viajaron a San Pablo
y gritaron, uno tras otro, los penales convertidos por Lionel Messi, Ezequiel
Garay, Sergio Agüero y Maximiliano Rodríguez que se convirtieron en el pasaje
hacia la ilusión de Río.
De los ciento veinte minutos de juego hay poco por hablar más
allá de lo expresado. Un partido de ajedrez entre dos equipos que jugaron con
los dientes apretados y que, ganando o perdiendo, deben ser reconocidos por
haber dejado el alma, el cuerpo y el cerebro dentro del campo.
Desde el timing de Ron Vlaar hasta el coraje y el esfuerzo
por encima de lo humano de Javier Mascherano, desde la categoría de Nigel De
Jong hasta la consagración de Enzo Pérez. Pasando por la seguridad de Ezequiel Garay
hasta las gambetas arriesgadas del arquero holandés Jasper Cillessen y desde la
seriedad y el respeto de Louis Van Gaal y Alejandro Sabella por el rival y
por la importancia del partido que dejó
poco espacio para la magia de Lionel Messi y Arjen Robben.
Todos y cada uno de los presentes en el campo de juego del
Arena Corinthians dejaron la vida por un lugar en la final, sin dejar lugar
para reclamos y armando un partido de extrema tensión dentro y fuera del
terreno que deja una cuota de injusticia
con el perdedor. Además de una dosis grande de fortuna para el ganador en un duelo que
tuvo momentos favorables para ambos dentro de una paridad casi absoluta.
Lotería o no, los penales dejaron a Holanda en el camino y
le dieron a Argentina la entrada a la final soñada. El objetivo del 13 de julio
ha sido cumplido y ahora falta el paso culmine hacia la gloria otra vez
ante Alemania, como en la derrota de
1990, como en la victoria de 1986. Argentina inicio en Rio de Janeiro un largo
y sinuoso camino a Rio de Janeiro. Lo que empezó en el Maracaná terminará en el
Maracaná. Argentina está otra vez a un paso de la gloria en el lugar más
soñado.
Alemania, nada más y nada menos que Alemania, espera a Messi
y compañía en la definición del domingo próximo y no deben sentirse del todo cómodos.
Esta vez se enfrentarán a un equipo ordenado y hambriento, que le tendrá sumo respeto,
pero no temor.
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