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La encrucijada de Felipao

Brasil no ha dado la talla en sus dos primeros encuentros y Scolari se enfrenta a una decisión complicada. Modificar a fondo, hacer retoques o bien mantener la misma línea. Algunas variantes que pueden darse en el Scratch. 






No es lo único, pero ser entrenador de fútbol implica la toma constante de decisiones. Algunas más trascendentes que otras, claro está. No es lo mismo definir una planificación semanal, que el cambio durante un encuentro o el parado de un equipo. Además, los momentos también determinan y mucho la importancia de esa decisión del entrenador. 

Todo eso, que puede sonar a problema irresoluto, es la esencia del ser entrenador. La respuesta ante las diferentes alternativas que se presentan. En eso anda por estas horas Luis Felipe Scolari. El seleccionador brasilero se encuentra ante un panorama que no deseaba en la previa y debe tomar decisiones. 

La situación de Brasil

Más allá de los puntos, de los resultados y de lo que necesite en la última jornada ante Camerún, el Scratch presenta problemas claros. El plan original no está funcionando -en parte- y esa versión arrolladora que podía preverse antes del inicio de la Copa no existe. Aquel Brasil de las Copas Confederaciones (en especial en los juegos de primera fase y ante España, Uruguay ya había exhibido ciertas carencias de la Canarinha) parece demasiado alejado de ese del Mundial. 

El plan de presionar, correr y aprovechar las rápidas transiciones no ha sido efectivo en la faz ofensiva. Solo Neymar (y Oscar en el primer encuentro) ha estado a la altura, sin embargo, el problema es colectivo. Por empezar, se ha medido ante dos rivales como Croacia y México que manejan diversas alternativas para la construcción de juego en las primeras líneas. Una vez diluida esa opción de recuperación rápida, el principal problema que acarrea Brasil es de mitad de canda en adelante ya que no puede correr: el ataque estático le cuesta horrores al equipo. En defensa, el colosal Thiago Silva secundado por Luiz Gustavo en el medio y Julio César en el arco sostienen a un conjunto que casi no ha cedido opciones mano a mano ante su portero. 

En esa búsqueda en ataque, decíamos que hay un nombre propio superlativo: Neymar. El crack del Barcelona ha jugado libre y no solo es desequilibrante; es el único factor de riesgo de Brasil. Eso ha generado, que su posición en la izquierda quede algo huérfana y Marcelo, socio natural el año último en la Confederaciones, se vea más atado. Por el contrario, Alves que era un lateral más estático y guardaba la posición hoy está en plan de libertinaje. Por supuesto, sufre horrores en la vuelta, más allá de que a su lado en la zaga esté Superman Silva, que todo lo puede. 

Por último, para cerrar con el tema de los nombres propios, hablamos de otros dos casos. Paulinho, aquel que tuvo un nivel descomunal hace 12 meses, ha tenido actuaciones paupérrimas. Ni ataca los espacios, ni logra generar superioridades en la presión ni por supuesto es un prodigio en la distribución. Otro muy señalado es Fred, pero en este caso, el número 9 cuenta con un argumento en su defensa: Brasil genera muy poco peligro asociado. Además, su potencial reemplazo es Jo, un delantero que en su foja de servicios cuenta con muy pocos puntos positivos. 

La encrucijada

Brasil no arranca y Felipao tiene que tomar decisiones fuertes. Tocar poco y confiar en su plan madre o bien patear el tablero y buscar una reacción anímica, veamos cada opción. 

Los retoques

Sería la opción menos traumática. Recordemos, Felipao no hizo el ciclo mundialista completo, solo tuvo una competición oficial y le dio un sello particular tanto en cuanto al modelo de juego, como al sistema utilizado. Es por eso que la modificación de algunas piezas, lo que podría denominarse un nombre por nombre, podría ser la opción más fácil de tomar. 


Una apuesta menos riesgosa; expone a menos jugadores que saldrían del once inicial (hasta ahora el único que perdió su puesto es Hulk), y buscaría retomar aquella dinámica. Señalamos a Paulinho como un futbolista  especialmente bajo de nivel. En el banco, sin renunciar al juego de correcalles y vértigo tiene una opción inmejorable: Fernandinho. El volante del Manchester City podría complementarse con Luiz Gustavo y darle nuevamente esa fisonomía a ese medio. Maicon por Dani Alves y el regreso de Hulk, pero no ya como extremo, sino en lugar de Fred podrían ser otras variantes que no atenten contra el plan madre. 

¿Podría Felipao no tocar  nada y mantener la idea? Viendo que ya metió mano entre un juego y el otro no parece lo más lógico. En cualquier caso también sería otra decisión. 

La revolución

La opción más osada, pero si hay algo que Felipao tiene es carácter para patear el tablero si él cree que hace falta. ¿Se puede desarrollar un nuevo plan de juego durante la competición? Parece difícil, pero con un plantel tan amplio, Scolari podría intentarlo, incluso aunque no esté en su sentir futbolístico. 

¿Por dónde pasaría esta opción? Por armar un equipo mucho más asociativo que posea otras variantes a la hora de enfrentar a defensas con un bloque defensivo bajo o que tienen una buena transición ataque-defensa como México y Croacia. Como ya citamos, el ataque estático ha sido un déficit de Scolari y compañía. En este hipotético caso, quizás no se necesitarían tantos cambios de nombres, aunque uno sí se impondría: Hernanes. El volante del Inter aparece como uno de los más dotados para marcar el tempo de un partido y es capaz de ofrecerse como un socio más de Neymar y Oscar. Marcelo mucho más lanzado, Maicon yendo como lateral bien profundo por la otra banda, Luiz Gustavo de equilibrista. Es de creer que en este esquema, la presencia de Fred fuera mucho más positiva para el Scratch. 

Ahora bien, podría existir una revolución táctica pero manteniendo los grandes preceptos del equipo: un cambio de esquema profundo. Porque un cambio menor sería retirar un mediapunta y agregar otro interior, pero más fuerte sería pasar a un 5-2-1-2, como utilizara Felipao en Japón-Corea. 

La gran ventaja que le daría ese esquema es la liberación total de ambos aleros, Marcelo y Dani Alves (o Maicon) tendrían mucho para aportar en ofensiva. Además, Neymar se liberaría en ataque sin resentir la estructura. Como central podría aparecer Henrique antes que Dante ya que es más flexible en la reestructuración del equipo. Es cierto, se arriesgaría a poner en peligro el aceitado andar de la pareja de centrales, el arquero y el volante de mayor contención. La gran contra para esta propuesta parece ser la ausencia de un "10" como manija. Felipao en el 2002 lo resolvió con Rivaldo y un joven Ronaldinho. Oscar, Hernanes, incluso Fernandinho, no parecen dotar a Brasil de todo ese juego interior para este esquema. 

¿Qué hará Felipao? He ahí la gran incógnita. Estas y muchas otras cuestiones estarán en la cabeza de Scolari, que más allá de las diatribas contra la prensa, los árbitros y la mar en coche, debe tomar definiciones en torno al juego. Hay un punto, el próximo rival -Camerún- aparece un escalón por debajo en cuanto a nivel. Arma de doble filo: o es el punto de partida para una exhibición de Brasil que desate al equipo o bien puede ser un espejismo que no sea parámetro real de su presente. 

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