Rusia y Corea del Sur igualaron 1-1 en Cuiabá. Los asiáticos se pusieron en ventaja gracias a un error de Akinfeev pero lograron la paridad a través de Kerzhakov.
En Cuiabá, la Rusia se midió con su par de Corea del Sur. Los equipos cerraban la que fue una de las mejores primeras fechas de un Mundial, con un promedio de gol altisimo, varios partidos de gran calibre y buen fútbol en la mayoría de ellos. También se destacaba el debut del árbitro argentino, Néstor Pitana que terminaría cumpliendo con una buena labor.
En Cuiabá, la Rusia se midió con su par de Corea del Sur. Los equipos cerraban la que fue una de las mejores primeras fechas de un Mundial, con un promedio de gol altisimo, varios partidos de gran calibre y buen fútbol en la mayoría de ellos. También se destacaba el debut del árbitro argentino, Néstor Pitana que terminaría cumpliendo con una buena labor.
El equipo de Fabio Capello llegaba como posible sorpresa y sin dudas el candidato del partido ante sus colegas asiáticos. Pero nada de esto pasó. El calor atentó contra el físico de los jugadores de Rusia y el equipo se volvió monotono. Nunca un cambio de ritmo. Mientras que en Corea del Sur sobró el orden táctico. Nadie salía del molde ni en Rusia ni en Corea.
Recién llegando a la mitad del primer tiempo apareció la primera "ocasión" de gol. Sergey Ignashevich, el veterano central del CSKA Moscú, se hizo cargo de una pelota parada de larguísima distancia. Tomó la pelota y remató, forzando a Sung-Ryong Jung a dar rebote para el costado. Avisaba de esta manera Rusia.
Pareció que este remate de Ignashevich hizo reaccionar al equipo coreano que no tardó mucho en llegar con peligro al arco defendido por Igor Akinfeev. Fue Ja-Cheol Koo que en la medialuna del área remató, se desvió en un jugador ruso, descolocó a Akifeev y se fue besando el palo izquierdo del arquero.
Eso fue todo lo que dio el primer tiempo. Una llegada por lado y una falta de rebeldía absoluta de parte de los 22 jugadores.
Pero el segundo tiempo fue un cambio de 180 grados. El partido pasó a tener más vértigo. Una Corea que se soltó y empezó a probar desde media y larga distancia a Akinfeev que empezó a demostrar que hoy no era su día.
Rebotes largos, poca seguridad a la hora de atenazar la pelota, empezaron a dejarle en claro a los coreanos que ese era el camino para poder llevarse los tres puntos de Cuiabá. Y a los 68 llegó la apertura del marcador.
Un remate desde afuera del área de Keun-Ho Lee, que había ingresado hacía poco más de 10 minutos, que se le escapa tontamente de las manos al arquero ruso y decreta el 1-0. La alegría era de Corea del Sur, que vio el hueco a explotar y consiguió el resultado.
Este gol hizo reaccionar al equipo de Capello. Empezó a agarrar la pelota y a subir en confianza. El técnico italiano se dio cuenta quién faltaba en su equipo, Alexandr Kerzhakov. Ingresó a los 72 del partido y sólo dos minutos después encontró un rebote en el área chica y sólo tuvo que empujarla para poder sentenciar el empate.
Con el 1-1 el partido perdió toda la intensidad que había ganado. Recién en la última del partido, Alexander Kokorin que se metió en el área coreana y sin levantar la cabeza, quizás uno de los defectos de este potencial gran delantero ruso, disparó cruzado. Tan cruzado que la pelota atravesó toda el área e Igor Samedov del otro lado no pude salvar ese tiro.
Kerhzakov festeja el empate para Rusia |
De esta manera se cerró la primera fecha mundialista. Capello seguramente se estará lamentando del error de Akinfeev y de la quizás tardía entrada al juego de Alan Dzagoev que le dio un cambio al equipo junto al autor del gol, Kerhzakov. Lo cierto es que el único beneficiado en esto es Belgica que queda puntero sólo en el grupo.
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