Bélgica consiguió un trabajoso triunfo ante Argelia en el
debut de ambos en la Copa del Mundo Brasil 2014 en un encuentro que tuvo a la presión como gran protagonista.
En la apertura de la actividad del Grupo H, Bélgica le ganó
2-1 a Argelia y arrancó con el pie derecho
su tan anunciada actuación en la Copa del Mundo en un partido cuyo desarrollo estuvo altamente influenciado por distintos tipos de presiones que fueron
determinantes en el camino recorrido por
ambos equipos en los 90 minutos de juego.
De entrada, Bélgica sintió la presión de un favoritismo
demasiado anunciado en el ambiente
futbolístico que se puede atribuir más a las individualidades que
conforman el plantel que al funcionamiento colectivo demostrado en la era Wilmots
que, si bien le entregó una clasificación bastante tranquila a Brasil 2014,
nunca fue brillante aunque siempre haya contado con un tinte ofensivo
innegable.
A esa presión interna del equipo belga que se traducía en
imprecisión, se le agregó la presión de un equipo argelino que, agrupado en su
propio campo, conseguía superioridad numérica en todos los sectores e impedía
el contacto entre los jugadores de mejor pie del equipo europeo. Para colmo, Vertonghen, el polifacético defensor de
Tottenham Hotspur se encargó de complicar aún más la situación de los diablos
rojos con un infantil penal a Feghouli que el mismo número 10 argelino
transformó en diferencia en el
marcador y sacó a relucir aún más la
falta de ideas colectivas de una Bélgica reducida a un par de remates de Witsel
desde afuera del área.
Pero Argelia nunca
tuvo capacidad para convertir la exitosa presión defensiva en contraataques peligrosos que pudieran
preocupar a una defensa comandada por Kompany que cada vez se adelantaba más en
el campo y auguraba un futuro complicado para el equipo de Halilhodzic. Asi
llegó la presión final que cambiaría la suerte del resultado y lo adaptaría más
a las intenciones de uno y otro en el campo de juego. Wilmots introdujo a
Mertens desde el inicio del complemento y más tarde a Origi y Fellaini para meter
contra el arco de Rais a Argelia con mayor insistencia que juego asociado y
llegó primero al empate por medio de Fellaini, que alcanzó a cabecear un centro
de De Bruyne desde la izquierda ante la
inacción de Halliche. El del triunfo apareció tras un error de Feghouli en campo rival
que Hazard convirtió en contragolpe y Mertens en el gol de la victoria ingresando
por la derecha y fusilando al pobre de Rais.
Bélgica se fue con un triunfo más necesario que importante y
con la preocupación de un funcionamiento colectivo muy pobre que estuvo a punto de provocarle una pérdida
de puntos imperdonable para su futuro en la Copa. Lo de Argelia fue bastante
meritorio en el andamiaje defensivo pero una alarmante falta de posibilidades ofensivas hacen pensar
en una rápida eliminación de no mediar cambios relevantes.
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