El método

Chile superó a España por 2-0 y eliminó al último campeón. Los de Sampaoli lograron llevar adelante su plan y consiguieron un pase a segunda ronda histórico. Con este resultado, Holanda también obtuvo su clasificación.

Costa do Sauipe, diciembre del 2013. Un día después del sorteo mundialista, Jorge Sampaoli no solo no se muestra derrotista tras el emparejamiento que ubica a su Chile junto al último campeón y subcampeón del mundo. No, el entrenador argentino habla de ganar el grupo para evitar el cruce ante Brasil en octavos. Habla también de mantener su idea, de presionar arriba, de ser protagonista, de que su equipo no tenía las características para plantear otro partido. 

A este no le dicen Loco, pero más de uno habrá pensado al escuchar las declaraciones que era delirante pensar en Chile como candidata a ganar su zona. Y en eso está la Roja, que no solo llega con opciones de hacerlo, no solo ya está clasificada a octavos de final, no solo le ganó por primera vez en su historia a España, sino que además eliminó en primera fase al último bicampeón europeo y campeón del mundo. 

A pesar de haber triunfado ante Australia, los trasandinos habían dejado algunas dudas. Luego hoy vimos que los oceánicos tenían argumentos para complicar a sus rivales. Pero las mayores incógnitas en la previa pasaban por saber cómo saldría España luego del durísimo 1-5 del debut ante Holanda. Un empate era una virtual eliminación, una derrota era salida rápida. A los de Del Bosque solo les valía ganar. 

Y Chile salió nomás a plantear su partido, a imponer su estilo, a plasmar el método Sampaoli. Si bien no fue superior en todos los pasajes del mismo, el juego se desarrolló más tiempo como quisieron los sudamericanos. Vidal, Aranguiz y Valdivia impedían las recepciones claras de Xabi Alonso y Busquets. Sin Xavi en campo, el armado natural de España no aparecía. 

Pero esa intercepción, presión, ruptura de juego no era simplemente defensiva. Era el primer paso de la faz ofensiva. Chile tenía muy claro cómo quería atacar, por donde podía herir. Sampaoli mandó al banco al Mago Valdivia y sumó un zaguero más. Esto derivó en que tanto Mena como Isla, los carrileros jugaron más liberados. Además, hacían anchísimo el ya muy ancho campo del Maracaná. Uno se paraba en Copacabana, el otro en Barra de Tijuca. España sufría y no podía jugar junto. Que Vargas lo haya tenido antes del minuto no fue mera casualidad. 

Pero pasaron esos primeros 10 minutos híper intensos y el juego se emparejó. La presión se mantenía, pero ya no tenía tantas opciones para jugar Chile. Sin embargo, Xabi Alonso entregó mal y Vidal lo deglutió. Tras taco delicioso, Alexis Sánchez habilitó a Aranguiz quien cedió a Vargas. Ahora sí el delantero resolvió bárbaro y puso adelante a los vestidos hoy de blanco.  

El partido se hacía híper cuesta arriba para España. El fantasma de la eliminación tempranera volvía más fuerte que nunca. Encima algunas actuaciones individuales no acompañaban. Ninguna como la de Casillas: Iker volvió a equivocarse y de un mal rebote suyo llegó el segundo, de Aranguiz, en el cierre de la primera parte. 

Por supuesto, muchas acciones puntuales terminan configurando el desarrollo global. España tuvo sus momentos para empatar en la primera parte como para descontar con Busquets en el comienzo del complemento. Aún deben lamentarse en la Península Ibérica por el mano a mano mal resuelto por Silva ante Holanda, el que hubiera cambiado toda la historia. 

Fue con todo luego España, tuvo opciones de contra Chile, terminó 2-0. Podrían haber jugado horas y horas que no iba a entrar jamás para los de Del Bosque. No estaban finos y tampoco ligaron nada. Llegarán ahora los que hablen de cambio de idea, de que se terminó un modelo y tantas otras cosas. Tiene que quedar claro que el único período en el que España se sentó en la mesa de las grandes potencias lo hizo con el estilo y el sello que acarreó en los últimos 8 años. No con otro. Paradojas de la vida, en un Mundial que ha premiado a los equipos comprometidos con el juego y el riesgo, España, fundamental en este cambio de paradigma se va eliminada en primera ronda.

Del otro lado, el mérito enorme de Jorge Sampaoli y su cuerpo técnico para llevar a su selección al tercer y cuatro triunfo de su historia en mundiales fuera de su país. Los dos anteriores habían sido en Sudáfrica de la mano de Marcelo Bielsa. Este ciclo ni siquiera fue íntegro, debió suceder al de Claudio Borghi quien tenía al equipo afuera de la zona de clasificación al Mundial.

Fueron claras las reglas del juego que impuso Sampaoli. Disciplina afuera del campo y compromiso dentro de él. Estudioso y obsesivo, dejó de lado el amiguismo y las frases altisonantes de charlas de café de su antecesor. Regresó el culto al trabajo y al sacrificio, esos que permiten explotar a una generación talentosa como la chilena. Se acabaron los escándalos en las concentraciones, se terminaron los futbolistas indolentes y solo se piensa en el próximo encuentro. Siempre queriendo ser protagonista, siempre siendo fieles a una idea. Allí radica el mayor triunfo de un seleccionado que al igual que hace cuatro años enamora a su gente.

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