Costa Rica sigue haciendo historia y ahora se cargó a Grecia. Por primera vez en la historia está en cuartos de final de un Mundial. En los 120 minutos fue 1-1 y la definición llegó en los penales. Clave Keylor Navas. Ahora se vendrá Holanda.
Tres campeones del Mundo y ahora un ex campeón de Europa. Costa Rica sigue sacándose de encima rivales y está en cuartos de final. En Recife, superó a Grecia sufriendo, con las piernas que quemaban de tanto esfuerzo, con el cuello al borde de la tortícolis de tanto mirar las pantallas para ver cuánto tiempo restaba, con el corazón haciendo horas extra luego de que los helénicos igualaran sobre la hora y mandaran el juego al alargue.
Se dieron dos partidos. El primero duró 65 minutos, y hasta allí jugaron en igualdad de condiciones, ambos con once. En esa disputa, el que propuso, el que siempre pensó en cómo poder abrir el juego fue Costa Rica. Sin la lucidez ni la precisión de juegos anteriores, los centroamericanos buscaron con ese juego asociado entre Borges, Tejada, Ruiz y Bolaños que busca terminar en Campbell.
Cierto es que del otro lado están los expertos en ensuciarte los caminos. Grecia fue fiel a su estilo, incluso ante un equipo que técnicamente no es superior. Más allá de un muy buen inicio tico, los griegos se movieron con relativa comodidad en esa primera mitad. Torosidis anuló a Bolaños, Cholevas obturaba a Ruiz y entre Manolas y Papastathopoulos le negaban opciones a Campbell. El austero plan griego, casi craneado por el FMI porque jamás derrocha absolutamente nada, se limitaba a buscar con envíos desde los costados con Lazaros o Salpingidis. El pequeño extremo derecho casi abre el marcador pero apareció allí el hombre clave del partido: Keylor Navas.
Cuando tu juego asociado no aparece, los que tienen que dar un paso al frente son tus hombres clave. Keylor Navas lo hizo. Bryan Ruiz también. El del PSV definió con categoría junto a un palo de Karnezis en el comienzo del complemento y pagaba esa búsqueda -sin claridad- de Costa Rica. Minutos más tarde Williams ignoró un claro penal en favor de los costarricenses.
Pero luego inició el otro partido y fue tras la expulsión de Duarte en una doble amarilla discutible, en especial teniendo en cuenta la vara con la que se mide en este Mundial. Desde allí Grecia fue y Costa Rica casi no logró responder en ataque.
Pese a alguna tapada de Navas, el partido se moría. Los de Fernando Santos expusieron que tenían con qué atacar pero solo lo hicieron en la necesidad. Sin embargo, en el 91 llegaron al empate a través de Papastathopoulos, cuando ya Keylor no podía hacer más.
Parecía que se le venía la historia encima a Costa Rica. Que al igual que a México unas horas antes, el tener a instantes la página más dorada de su fútbol, algo más fuerte que ellos mismos y que sus rivales los estaba doblegando. Pasó el chubasco, llegó el alargue y Grecia también exhibió que el papel protagónico no lo tiene aceitado.
El músculo no respondía pese a que la cabeza quería. Keylor Navas siguió teniendo tapadas claves -en especial una a Mitroglou en el final- y los penales le quedaban mejor a Costa Rica que sufría horrores esos minutos restantes. La seguridad de los pateadores ticos, la potencia de piernas y la confianza deKeylor para negarle a Gekas su penal y dejar a los centroamericanos donde muy pocos lo hubieran creído antes del inicio de esta Copa.
Y se vendrá Holanda. A esta altura, ya nadie puede subestimar a los de Pinto que tendrán seis días para recuperar piernas y mantener bien alta la autoconfianza.
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