La selección cafetera superó la primera fase con el pleno de puntos. Es la mejor participación de Colombia en una Copa del Mundo. Nunca había logrado más de una victoria en el certamen y sólo había alcanzado octavos de final en una ocasión. El equipo consiguió victorias ante rivales para nada sencillos. Marcó nueve goles y sólo encajó dos.
Tiene a uno de los hasta ahora jugadores más resolutivos del torneo. Y aún así, hay quienes no se la terminan de creer. El fútbol que han mostrado los dirigidos por Pékerman en Brasil no es el de las eliminatorias sudamericanas, elaborado, sosegado, paciente, divertido y seductor. La puesta en escena de la tricolor ha estado orientada hacia un fútbol de transiciones, veloz y contundente, adaptándose al rival, y castigando cada error contrario. Así goleó a Grecia en el debut, se batió hasta la extenuación con Costa de Marfil, y apabulló a Japón.
Antes del inicio de la Copa se hablaba de la competitividad que podía exhibir Colombia con más dudas que certezas al respecto. Pékerman recuperó en Eliminatorias la identidad del fútbol nacional, que se hacía más difusa con el tiempo. En la ardiente Barranquilla, los de amarillo salían a hacerse con la pelota, a organizarse alrededor de ella, y ir hacia la meta contraria siempre. Así se clasificó. Sin embargo, esa propuesta parecía débil en una competición en la que cualquier pequeño detalle te envía a casa. Ahora, ya en la cita, José Néstor vistió a los suyos con otro traje. Para ganar los seis primeros puntos, el argentino ordenó replegar incluso ante Grecia. Alineó a Víctor Ibarbo para trabajar por banda, liberó a James Rodríguez y pensó siempre en buscar el espacio de forma vertiginosa. No suena mal si se tiene a Juan Guillermo Cuadrado, un plus competitivo como pocos en esta Copa.
Cada decisión de Pékerman ha estado orientada a tener la ventaja táctica del encuentro. Contra Costa de Marfil dio una cátedra de planteamiento y dirección de campo. Contra Grecia igual. Contra Japón corrigió en la segunda parte y de un 1-1 pasó a un 4-1 aplastante. En cada encuentro propició que su rival mostrara las costuras para romper por ahí. La clave está siendo esa: Colombia está obteniendo réditos de situaciones que planea. Se le puede poner como pega que está mostrando una falta de capacidad para gestionar el resultado no vista antes, pero de momento va 9 de 9. Sólo tres selecciones más -Holanda , Argentina y Bélgica- han logrado lo mismo. Espera Maracaná, donde tendrá un encuentro a muerte contra una Uruguay golpeada por el incidente de Suárez con Chiellini, y la determinación que ha tomado la FIFA sobre el caso. Se puede afirmar antes del choque en Río de Janeiro que este es el mejor Mundial de largo que han hecho los cafeteros, con sus virtudes y sus defectos. Se habla de Jackson entrando por Ibarbo en el once titular. Con esta modificación, el regreso de Colombia a su versión "fascinante" puede ser mañana. Si Pékerman determina que es la mejor manera de competir contra los charrúas, así será. El sueño sigue.
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