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España para siempre

La Furia marcó una época pero muchos la critican por rápida despedida en el Mundial de Brasil 2014. Muchos de estos jugadores ya no tendrán una oportunidad en una Copa del Mundo, aunque serán recordados por su gran juego.



Quedará para siempre en la memoria está España. Es una aseveración muy categórica, pero no está alejada de la realidad. Seis años en fútbol es mucho, mucho tiempo. Y seis años han pasado desde Austria y Suiza. Tanto desde Íker consolando a Dani Güiza mientras Buffon se alejaba del arco en instancia de penas máximas. Vimos a Casillas sabiéndose superior, mesiánico, como con el conocimiento de qué pasaría después.

Desde entonces ha ocurrido mucho. Por el camino vimos giros de Xavi, slaloms de Iniesta, rupturas de Cesc, golpeos preciosos de Alonso, cabalgadas de Navas, corridas inhumanas de Pedro, goles de Torres y Villa, machadas incesantes de Puyol, Piqué, Ramos, y milagros del Santo. Y pases. Tantos pases. Vimos camisetas rojas flotar sobre césped, auténticos futbolistas amándose con el cuero, con la mirada hacia adelante, el pecho caliente y las piernas firmes.

Hubo cambios, claro. Como en todo. De lo contrario, no hubiese sido posible alargar tanto el ciclo. El inmovilismo, al final, fue una de las razones que marcaron el fin de una era tan bonita. Pero antes, durante un lustro y poco más, sí se modificaron cosas. Aragonés plantó la semilla, los futbolistas se lo creyeron, y campeonaron en Europa divirtiendo a propios y extraños. En ese momento, Luis se marchó.

Luego en el Camp Nou hubo una revolución sin parangón que aportó cosas al fútbol de la Roja. Muchas cosas. Sin embargo, Vicente del Bosque nunca quiso que sus elegidos copiaran a rajatabla el modelo de azul y grana. Aún así, el grueso de las convocatorias sí tenía esos colores. Con las cosas muy claras, algo suerte de campeón, y un hambre anormal, España sorteó una Eliminatoria tras otra hasta tocar el cielo en Johannesburgo. Un conjunto de jugadores excepcionales con un notable gestor de grupo se quedó la Copa del Mundo.

La cumbre de la idea del Marqués llegó en Ucrania y Polonia. La seguridad sería el objetivo. Durante el torneo continental, España llegó a desafiar las raíces conceptuales de un ‘equipo de fútbol’. A otra cosa jugaban ellos. Egoísmo de pelota, siempre para los rojos, y mesura, calma. Expresión máxima de defensa con la pelota, amparada en la capacidad que muy pocos tienen que poder llevarla a cabo. Aburrido, decían muchos. Fascinante, clamaban otros. Cuestión de gustos. Lo cierto es que España rozó la perfección competitiva en la Eurocopa y cerró con el broche más precioso que cualquiera se pueda imaginar: 4-0 a Italia, ese rival contra el que todo de verdad empezó en 2008.

A partir de ahí, la bajada. Tras un triplete que no hallaba precedentes, España llegó a la Confederaciones con la etiqueta de favorita, como era de esperarse. Fue vapuleada en la final en Maracaná por Neymar, y ayer, en ese mismo mítico escenario, por Chile. Los rivales ya conocen perfectamente la idea y saben contrarrestarla, pero más que eso, es que la generación no da para más, física y mentalmente. Del Bosque fue a Brasil a luchar y morir con los suyos. No obstante, Xavi no jugó un minuto del encuentro.

Ahora todos buscan los por qués. En plural, porque algo de este calado no tiene nunca una sola explicación. Xabi dice que no hubo hambre, Iniesta que el problema no fue de barriga llena, unos analistas que el lío fue de táctica, cabeza, y así, desde los protagonistas hasta los más alejados de la situación intentan dar razones. Entre tantos discursos, excusas, y palabras necias, cabe mencionar que habrá que recordar a estos jugadores como uno de los grupos humanos más admirables que jamás hubo en una disciplina. Cambiaron la mentalidad del mundo entero sobre ellos mismos, giraron hacia la gloria su leyenda, y se grabaron a punta de oro en la historia. Esta España, con todo, es para siempre.

1 Comentarios..:

  1. muy buenoo! nunca nos vamos a olvidar de el juego de España

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